El encontronazo entre Iván Espinosa de los Monteros y el periodista Antonio Papell en Los Desayunos de TVE sigue retumbando en las redes sociales. Sin embargo, ya no son ellos los protagonistas de su propia historia, sino que la polémica ha salpicado a otros personajes que han cobrado vida en la trama viral. En concreto, el foco se ha puesto en el conductor del espacio de Televisión Española, Xabier Fortes, y el cantante José Manuel Soto.
El periodista gallego, después de la situación que había vivido en el plató, escribió en Twitter que le había afeado el insulto a Espinosa de los Monteros "hasta en tres ocasiones y luego doy derecho de réplica al ofendido", lamentando que "tuiteros de derecha me critican por intervenir y de izquierda por no hacerlo. Así están las cosas".
Apuntaba además que "Vox es un partido legal y, gusten o no sus ideas, es la tercera fuerza del Parlamento. TVE está obligada por ley a entrevistas a sus líderes, pero aunque no fuese así también lo haría para cumplir con las leyes del periodismo". La explicación de Fortes, no obstante, tampoco ha convencido a todo el mundo y no tardaron en surgir nuevas voces críticas, como la del cantante sevillano que, citando su tuit, deslizó que el periodista no era "imparcial":
Fortes, al que la retranca gallega le sale por los poros, no dudó en contestar a Soto empleando sus mismas palabras y asestando un zasca de libro:
Abochornado por los aplausos al comentario del periodista, Soto decidió cambiar de táctica e instalarse en el victimismo para replicar diciendo que "no vivo de un cargo público del que han echado a otros compañeros por no plegarse a imposiciones ideológicas":
Y es aquí cuando Fortes optó por ponerse serio para zanjar la conversación:
Avalancha de críticas
En un lugar como Twitter, donde los zascas se aplauden y siempre que se puede se critica a Soto, el nombre del cantante ocupó el primer puesto del podio de tendencias durante buena parte del lunes por comentarios como estos:
Soto, acostumbrado ya a estos bretes, hizo mutis por el foro y siguió con sus tuiteos. Pero, lejos de bajar la marcha y pasar desapercibido, volvió a meterse en la boca del lobo:
Parece que todavía no entiende que, cuando en Twitter llueve de canto, es mejor refugiarse que salir a que nos llueva encima.