La actualidad de esta semana ha pasado en gran parte por la información judicial. El miércoles, sin ir más lejos, conocíamos que el instructor del caso Tándem ha pedido a la Sala Penal del Tribunal Supremo la apertura de una causa contra el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, por tres delitos. El magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, aseguraba en su escrito que existen indicios de criminalidad contra el líder de Podemos.
Solo un día más tarde, los jueces volvían a estar en el candelero por rechazar la orden del ministro de Sanidad, Salvador Illa, que limitaba la entrada y la salida en diez ciudades madrileñas, incluida la capital. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid acordaba el jueves no ratificar la orden de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid del pasado 1 de octubre por la que se prohibió la movilidad.
Sería poco tiempo después cuando el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, escribiría un tuit por el que todavía a estas horas le están lloviendo las críticas. Antes, conviene apuntarlo, ya había publicado otro cuestionando las diligencias de García-Castellón dirigidas al Supremo para que investigase a Iglesias:
Rufián no ha tenido ningún problema en señalar al magistrado y cuestionar su labor por citar al medio digital, pero al día siguiente dio un paso más en su camino hacia desprestigiar la labor judicial poco después de conocer que los jueces habían tumbado la medida contra el cierre de Madrid:
Les acusa directamente de prevaricación, como un chascarrillo más, sin aportar ningún tipo de dato a mayores que valga para contextualizar su denuncia, que tampoco está haciendo en sede formal. Las críticas por ello no se han hecho esperar. Fueron miles de reacciones las que ha suscitado su tuit, empezando por aquellos tuiteros que preguntan a Rufián más detalles sobre su acusación, los que le echan en cara que los políticos "no trabajen" o los que le llaman "demagogo", pasando por los que llegan a calificarlo de "zampabollos":
Como es habitual en él, Rufián no ha hecho oídos sordos a las críticas e incluso ha retuiteado algunas de las que le han parecido dignas de formar parte de su cuenta de Twitter.