La sesión de control al Gobierno que comenzaba este miércoles en el Congreso de los Diputados ha dejado dos momentazos para la posteridad al margen de los titulares más serios de la jornada. El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y la diputada de Vox, Macarena Olona, han sido los involuntarios protagonistas de sendas escenas más propias de una película de comedia que del Parlamento de un país.
El primer exceso de ego ha sido el de Sánchez y ocurría después de que el líder de la oposición, el popular Pablo Casado, le preguntara por las medidas que está aplicando su Ejecutivo para lograr aplanar la curva en esta segunda ola de la pandemia del coronavirus. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le pasaba el turno de réplica al socialista como es costumbre: "Señor presidente del Gobierno".
La sorpresa llegó cuando Sánchez contestaba lo siguiente: "Gracias, señora presidenta. Gracias, señor Sánchez".
Evidentemente, estaba confundiendo el apellido de Casado con el suyo propio o, en su defecto, tenía ganas de debatir consigo mismo. En todo caso, las mofas de Twitter no se hicieron esperar:
Una fórmula parecida a la de Sánchez parece haberle gustado a Macarena Olona, que también ha sacado a flote su narcisismo. La secretaria general del grupo parlamentario de Vox intervino con dureza en la sesión de control, preguntando al vicepresidente Pablo Iglesias qué opinaba sobre el manifiesto firmado por varios diputados contra los insultos "xenófobos, racistas y machistas" del partido de ultraderecha. Valoró la diputada que los firmantes pretenden "repartir carnés demócratas".
"Nos llaman fascistas porque somos la única oposición", aseguró Olona, concluyendo su intervención afirmando que "este es el Congreso de las focas, aplaudiendo como si nada. Nosotros actuaremos como dique de contención". Sus palabras no tendrían mayor relevancia que la política de no hacer lo que hizo después de sentarse entre la ovación de los suyos: aplaudirse a sí misma.
Iglesias, con ironía, apuntó después que "he visto cosas en mi vida, pero nunca había visto a una diputada aplaudiéndose a sí misma". No obstante, la del vicepresidente no ha sido, ni mucho menos, la única burla a Olona: