La periodista y fotógrafa Olatz Vázquez saltó a la fama nacional el pasado mes de agosto. Nos gustaría contar que esto pasó en reconocimiento a su trabajo, pero realmente lo que hizo que su nombre llegase a las portadas fue el cáncer gástrico que padece porque tardaron en diagnosticárselo por culpa de la pandemia. Se enteró el 9 de junio de que tenía la enfermedad y esta le había provocado una metástasis abdominal.
Relató entonces en El Confidencial que llevaba un año y medio con molestias, teniendo digestiones pesadas que se fueron complicando a medida que pasaba el tiempo. Los médicos le quitaron importancia y le recetaron "mil pastillas" además de mandarle una prueba de aliento "para la que nunca me llamaron". Fue probando con cambios en la alimentación, pero el dolor no cesaba y "me encontraba cada vez más cansada, me fatigaba enseguida y lloraba mucho".
Pensó que quizás le estaba perjudicando ser desplazada en Madrid y en un viaje a Euskadi, su tierra natal, pidió una analítica que evidenció su anemia, pero solo le recetaron hierro para sobrellevarla sin intentar conocer la causa. En febrero pidió la baja y le mandaron una gastroscopia para el 22 de abril, dos meses después. Al decretarse el estado de alarma se la pospusieron hasta junio porque, dijeron, "no es nada grave".
La Leica de Rhodes
Para entonces Olatz ya había perdido cinco kilos y, con su diagnóstico y la quimioterapia, su cuerpo seguiría cambiando radicalmente. Ella, que desde que comenzó hace unos siete años en la fotografía solía hacerse retratos, no quiso perder esa costumbre aunque la cámara no le devolviese la imagen a la que estaba acostumbrada.
Su relato y sus fotos empezaron a ser un crudo y bello testimonio de esta parte de la vida de Olatz y sus seguidores en redes sociales se multiplicaron. No es de extrañar que el pianista británico James Rhodes la eligiese como ganadora del concurso que abrió hace algunas semanas para regalar una cámara Leica. Cuando ella la recibió, subió este par de fotos:
Rhodes la retuiteó y comenzó el aluvión de bochornosos comentarios que nos ha traído hasta aquí. El retuit del pianista, involuntariamente, la expuso a miles de personas que no conocían su historia y se aventuraron a juzgarla: "Un plato de potaje le vendría de cine a la pibita esa" o "¿eres anoréxica" son solo algunos de los comentarios que ella misma ha denunciado.
Es difícil de entender qué es lo que empuja a una persona a emitir juicios sobre otros, conozca o desconozca su contexto, pero Olatz quiso explicar una vez más por qué a pesar de los cambios que ha sufrido sigue amando su cuerpo:
Aunque continuaron las valoraciones negativas en las respuestas, lo cierto es que la inmensa mayoría de tuiteros se han volcado con ella haciéndole llegar un chute de ánimo para continuar haciendo frente a los envites de la enfermedad: