El Gobierno de España y Esquerra Republicana de Catalunya han cerrado este miércoles un acuerdo para garantizar el catalán en la nueva Ley Audiovisual. Tras formalizar este entendimiento, los independentistas han anunciado que no serán un obstáculo para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022. El pacto contemplaría ayudas estatales a la producción y el doblaje en catalán, euskera y gallego.
Teniendo en cuenta que la directiva europea impide aplicar una cuota fija del 6% de producción audiovisual a las plataformas con sede fuera de España, como pedía ERC, a cambio de esa petición frustrada el Ejecutivo se ha comprometido a que el Estado financie anualmente con hasta 15 millones de euros la producción en catalán. Esta inyección ha provocado la retirada automática de las enmiendas de Esquerra a las cuentas estatales, que finalmente podrán ser aprobadas en el Senado el 21 de diciembre.
Una vez público el acuerdo, el diputado y portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha querido presumir de ello a través de sus redes sociales citando el tuit de la Academia del Cine Catalán: "Ha sido la negociación más dura y complicada que yo he vivido jamás. Muy orgulloso de formar parte de un partido que logra que las cosas pasen. Cueste lo que cueste y moleste a quien moleste", ha escrito en la red social.
Si en este primer tuit Rufián ya ha recibido una de las dosis de zascas a las que no ha tenido más remedio que acostumbrarse, el aluvión le ha llegado un día después al recuperar un vídeo de una de sus intervenciones en el Congreso en noviembre de 2020. Blindada la producción audiovisual en catalán con dinero del Estado, el diputado sigue erre que erre inmerso en esa "persecución" idiomática que supone un arma de doble filo.
Con el caso de Canet de Mar todavía candente, a Rufián se le ha ocurrido viralizar el experimento que realizó en la tribuna, cuando subió hablando catalán y Meritxell Batet, presidenta del Congreso, le tuvo que recordar que "ha sido uso tradicional en esta cámara el poder usar otras lenguas de manera acotada, pero la lengua común y compartida por todos los diputados es el castellano, por eso le voy a pedir que continúe en esa lengua común, que es el castellano".
Rufián hacía una nueva intentona por hablar catalán hasta ser de nuevo apercibido: "¿Ven? Luego dicen que es el castellano el que está perseguido".
Y esa coletilla habría sido suficiente para recibir críticas al instante:
Otro capítulo más de zascas para nuestra colección.