Qué tiempo el que nos ha tocado vivir, amigos. Quién nos iba a decir hace algunos años que los políticos se dedicarían a participar en peleas de gallos en la televisión. Pero ha ocurrido, y los púgiles han sido la popular Celia Villalobos y uno de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, ambos enfaenados en la honrosa tarea de insultar al contrario en el canal Comedy Central el pasado domingo 19 de diciembre.
Se han batido en duelo en la Roast Battle, una suerte de batalla de chistes en el que tienen que atacarse mutuamente. No era la primera vez para Villalobos, que ya había aparecido en este formarto que produce VIS y el El Terrat; pero sí era el bautizo de Monedero intercambiando zascas guionizados ante un público y una audiencia que se ha quedado perpleja y, por qué no decirlo, abochornada tras el espectáculo.
"Te he visto rapear y ¿sabes que te digo? Que no lo puedes hacer peor. Hubiera preferido que Valtònyc estuviera en la calle y tú condenado en la cárcel, por lo menos no te aguantábamos", empezaba fuerte Celia Villalobos. Al otro lado del ring su oponente contestaba dando donde más duele: "Estudiaste Derecho, pero no terminaste la carrera. Al contrario que Cifuentes y Casado, que esos no estudiaron pero sí la terminaron".
"De vergüenza ajena"
Tras mofarse de que la popular no acabara en una eléctrica como muchos de sus compañeros de filas, ella replicaba que "no me gustan las eléctricas, me daba como calambre". También sacaron a colación la famosa partida al Candy Crush de la popular en el Congreso y acabaron increpándose por sus respectivos apellidos: "Llamarte Monedero y formar parte, supuestamente, del partido más rojo", decía ella. "Pues anda que llamarte Villalobos y encargarte de las pensiones... ¿Qué pasa? ¿Dando sustitos a los abuelos?":
Finalizando incluso con una mano tendida, entre risas, para montar un proyecto con Yolanda Díaz, a ambos políticos se les veía disfrutando con la afrenta. Sin embargo, las reacciones en las redes sociales no han dejado lugar a dudas:
Siempre se agradece tener a alguien cerca que te diga cuándo parar y no acabar haciendo el ridículo de semejante forma.