Pocas cosas más frustrantes que ver una multa de tráfico en el buzón de tu casa. Según los últimos datos que publicó la DGT, en 2019 se recaudaron en España 374,301.167 euros de este concepto, fruto de 4.684.286 denuncias en todo el país a excepción de Cataluña y País Vasco, con las competencias transferidas en esta materia. Madrid, Sevilla, Valencia, Cádiz y Málaga han sido las ciudades donde se han emitido más sanciones.
Dar positivo en alcoholemia, que acarrea entre 500 y 1.000 euros de multa, es la primera de la causas por las que nos multan a los españoles seguida de usar el móvil al volante (unos 200 euros), no utilizar el casco en la moto o usarlo de forma incorrecta (200 euros), no usar el cinturón de seguridad o el sistema de retención infantil (200 euros) y no parar en un STOP o en un semáforo, que también se penaliza con otros 200 euros, además de las retiradas de puntos correspondientes en cada una de ellas.
En nuestro país es difícil escaquearse de pagar una multa de tráfico, pero no en todo los lugares es así y eso es lo que ha despertado el ingenio de la policía de Nápoles. La anécdota la ha narrado en Twitter la periodista de origen napolitano que trabaja en El Periódico, Valentina Raffio, con su familia como protagonistas de una trama que bien podría ser la de una película, de Sorrentino, por supuesto. ¿El desencadenante? Recibir una carta desde el Vaticano con unos padres poco religiosos:
Las especulaciones se dispararon en la familia de la periodista, a cada cual más hilarante. Ella apostaba por una cita para un exorcismo, su madre por un recordatorio para volver por la iglesia y el interesado por una candidatura formal para darle el relevo al Papa Francisco. Sin embargo, las bromas se multiplicaron cuando se enteraron de que "varias personas de mi familia también habían recibido la misma carta":
Como buena familia a la que le va "el drama", como dice Valentina, pensaron que podía ser una herencia, un certificado de santidad o el pase directo para saltarse el purgatorio: "Todos los que recibieron estas cartas se enteraron, por separado, de qué había dentro de los sobres vaticanos y aun así no dijeron nada a los demás para que la sorpresa estuviera bien repartida", detalla.
Finalmente, resuelve que eran multas de tráfico que la policía napolitana enviaba conscientemente desde el servicio postal de Ciudad del Vaticano. "Se dieron cuenta de que si envía cartas certificadas desde la misma ciudad la gente no las va a buscar porque se imagina que son malas noticias", aclara, relatando una genialidad que, según ella, "es lo más napolitano que se me ocurre porque lo tiene todo: drama, misterio, traición...".
Si bien la periodista ya había adelantado que la historia tenía tintes cinematográficos, la reacción de los tuiteros ha confirmado que también valdría como argumento de una novela:
Aunque, para algunos, esta trama ya se había llevado a la pequeña pantalla —como ocurre casi siempre— gracias a Los Simpson:
En España lo tienen mucho más fácil porque si alguien no paga sus multas es la Agencia Tributaria la que se encarga del asunto e incluso puede llegar a embargar cuentas y propiedades para que el Estado cobre las deudas. Desde luego, tenemos que reconocer que la idea de la policía de Nápoles es mucho más entrañable.