No sabemos qué es lo que está haciendo Toni Cantó al frente de la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid, pero sí tenemos constancia casi diaria de las acciones promocionales que está realizando para vender su libro De joven fui de izquierdas, pero luego maduré, una obra que está siendo muy polémica desde su lanzamiento y objeto de burla por parte de las redes sociales. Sin embargo, en esta ocasión los memes se han disparado por la fotografía que le han sacado para una de sus entrevistas.
Carlos García, para El Mundo, retrató a Cantó como si fuese una suerte de Pablo de Tarso al que la luz divina había tirado del caballo para convertirlo al cristianismo. Un paralelismo de ese proceso que el político asegura haber completado en su madurez, después de haberse percatado de que sus años jóvenes fueron incoherentes: "La caída del caballo de Toni Cantó el rojo", reza el titular acompañando una imagen en la que aparece al lado de un imponente equino realizando una postura del todo antinatural y sobreactuada.
Así, como si fuera San Pablo dándose cuenta de que no podía ir a perseguir cristianos a Damasco, Toni Cantó se hizo de derechas primero en UPyD, después en Ciudadanos y ahora en el Partido Popular de Madrid firmando no una, sino tres conversiones. Ahí es nada. Con una imagen tan icónica, no es de extrañar que las coñas se hayan venido sucediendo desde su publicación, empezando por la del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que ha querido acordarse en este caso del caballo:
Pero la carnaza para los memes que supone el retrato y la propia postura de Cantó no iba a caer en saco roto y estas son algunas de las creaciones más aplaudidas en Twitter:
La mala noticia para Toni Cantó y para la cabecera que le ha entrevistado es que son varios los teólogos e historiadores que aseguran que Pablo no se cayó de ningún caballo y que, al contrario de lo que ha trascendido, se dirigía a pie a Damasco con toda probabilidad. De hecho, ninguno de los tres relatos de la conversión que recoge el Nuevo Testamento habla del equino, pero lo cierto es que las risas que nos han brindado los tuiteros han merecido la pena.