La intención de la campaña del Ministerio de Igualdad para normalizar la diversidad corporal es del todo loable, sobre todo en una época especialmente difícil para las personas que no tiene cuerpos normativos y se ven obligadas a exponerse a violencias. Sin embargo, la trastienda que estamos conociendo sobre la ejecución del polémico cartel no puede ser más chusca. Después del aluvión inicial de críticas en redes y tras el éxito de la iniciativa fuera de España, hemos sabido que dos de las cinco mujeres que aparecen en la ilustración son reales y no han dado su consentimiento.
Una de ellas es Nyome Nicholas-Williams, modelo curvy británica de 30 años, que ha hablado con EL ESPAÑOL sobre lo sucedido. "Es horrible, deberían haberme pedido usar mi imagen y deberían haberme pagado", ha lamentado, añadiendo que "el consentimiento es importante y no preguntarme es no darme opción a decidir si quiero que se use mi imagen". La otra es Raissa Galvão, una influencer brasileña a la que siguen más de 300.000 personas en Instagram. Con ambas ha contactado la diseñadora del cartel, ArteMapache, para tratar deshacer el embrollo.
Detrás de la marca comercial de ArteMapache, que surgió en 2016 en Cataluña, está la ilustradora y activista por la diversidad corporal, Gisela Escat, a la que no le ha quedado más remedio que dar la cara y entonar el mea culpa. El encargo para la campaña se lo hicieron desde el Instituto de la Mujer, organismo dependiente del Ministerio de Igualdad, y ha cobrado por ello 4.490 euros que ahora, ha asegurado, repartirá con las dos modelos en las que se ha "inspirado".
"Activismo antigordofobia"
Escat ha compartido este jueves sus explicaciones en redes sociales, confesando también que había "utilizado una tipografía sin licencia pensando que era libre" y pidiendo "disculpas a las modelos por haberme inspirado en sus fotografías". Asegura que repartirá los beneficios con ellas y que su intención nunca fue la de "hacer abuso de su imagen", ahondando en que intentará subsanar los errores con las partes implicadas:
Las explicaciones de la ilustradora dejan entrever poca profesionalidad por su parte, al fallar en aspectos muy básicos a tener en cuenta para cualquier persona que se dedica a estos trabajos de ilustración, y ha recibido por ello un sinfín de críticas a pesar de haber capado las respuestas a su tuit. Desde el Instituto de la Mujer, no obstante, le han dado las gracias por "tu activismo antigordofobia" y también "por reconocer el error respecto a la ilustración y estar abierta a escuchar a las mujeres implicadas":
La diseñadora ha aclarado que ya ha pagado por la tipografía y que sus honorarios los ha pagado directamente el Instituto de la Mujer, puesto que nada tienen que ver con el contrato adjudicado a una empresa por 85.000 euros para ejecutar la iniciativa. "No me ha subcontratado The Tab Gang", ha confirmado, mientras que la mencionada agencia también se ha querido desvincular del tema confirmando que no tienen "nada que ver" con el cartel ni su diseño, puesto que "la campaña adjudicada por concurso público (TV, gráfica, radio) aun no se ha lanzado".