Si has tenido la suerte de viajar o vivir una temporada en algún país nórdico, lo que te vamos a contar a continuación no te sorprenderá porque está a la orden del día y forma parte de la cultura de la crianza en estos lugares. En cambio, si no has tenido mucho contacto con esta sociedad, saber que dejan los carritos con sus bebés solos en el exterior de las cafeterías o los restaurantes podría parecerte de película de sobremesa con final calamitoso.
Lo ha contado Paula, una joven española que está trabajando en Noruega y comparte detalles que chocan con nuestras costumbres, citando esta práctica como una de ellas. "Choques culturales que he tenido llevando dos meses viviendo así: que los padres y madres de familia, que tienen bebés pequeños, de cero a seis meses o algo así, los que van en cochecito, cuando entran a algún sitio a tomarse un café, dejan al bebé dentro del carrito fuera del establecimiento", ha narrado ante tus seguidores.
La práctica tiene incuso nombre: norwegian nap, algo así como siesta noruega, y suelen hacerlo en casi todas las épocas del año sin importarles realmente el clima ni la temperatura, y mucho menos que una persona extrañe se lleve a su bebé. "Ellos entran, dejan al bebé fuera, se toman el cafecito y luego lo cogen. Estando a menos 20 grados, lloviendo, nevando... Les da igual y esto es real porque toda la gente noruega que conozco lo ha hecho", afirma Paula.
Sin miedo a secuestros
Esta costumbre también está extendida en Dinamarca, Suecia, Islandia o Finlandia, pero las familias suelen sentarse cerca de las ventanas del local para tenerlos controlados o les instalan monitores para vigilar si se despiertan, puesto que no suele haber riesgos en cuanto a que alguien se los lleve. De hecho, en un país como Noruega la tasa de secuestros no llega al 0,02% cada millar de habitantes:
Además de Paula, han sido otros perfiles los que han compartido esta curiosidad sobre la que hay que aclarar que los niños van abrigados y con capotas cerradas en caso de lluvias y nieve. Lo hacen porque se aseguran así de que dormirán mejor la siesta allí que si estuvieran en un ambiente cerrado y con más ruidos.