Pocas cosas unen más a los españoles que un extranjero metiéndose con España en las redes sociales. Lo hemos visto cuando reinterpretan la paella sin tener la mínima noción, pero también cuando una guiri nos llamó vagos y le llovieron encima todos los memes de Belén Esteban. También sufrió las consecuencias aquel estadounidense que nos dijo que teníamos "las manos manchadas de sangre" por el "genocidio" en América Latina.
Y es que a nuestro país y, por extensión a los nuestros ―como también sucedió con Rafa Nadal― solo podemos criticarlo nosotros, pero no los de fuera. Esta vez la furia española se ha desatado en el contexto Eurovisivo. Después del batacazo de Blanca Paloma, que hirió en el orgullo patrio aunque hayamos intentado disimular y buscar mil explicaciones a lo sucedido, lo que menos necesitábamos era a un tuitero francés diciéndonos que tiramos mucho de clichés.
El tuitero en cuestión, que ya avisaba en su biografía su inclinación hacia al humor, ha añadido ahora que es "el francés más odiado de España" y no le falta razón a juzgar por la cantidad de críticas que continúa recibiendo desde que el sábado 13 de mayo, coincidiendo con la celebración del festival, escribió que "España juega al máximo con sus clichés. Solo faltan las patatas bravas con la salsa rosa flúor":
El incauto no sabía dónde se estaba metiendo con sus dos frases, obviando que ofender a Twitter España es una de las mayores imprudencias que se pueden perpetrar. Y había ofendido al país, a sus clichés, a los Eurofans españoles, a los seguidores de Blanca Paloma y a los de las patatas bravas. Así que las reacciones no tardaron en sucederse y multiplicarse exponencialmente a medida que sus palabras iban cobrando más popularidad:
Además de cambiarse la biografía, el tuitero ha estado bromeando sobre las críticas recibidas, concluyendo que "los españoles son muy susceptibles" e incluso dándonos las gracias, con sarcasmo, por la visibilidad:
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