En un nuevo capítulo surrealista de la simulación en la que vivimos inmersos desde 2020, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha decidido atrincherarse y no dimitir tras el escándalo del beso no consentido a Jenni Hermoso. Este jueves habría anunciado que sí lo haría a su círculo de confianza, pero Luis Rubiales llegó empoderado al atril y lejos de presentar su renuncia se ha venido arriba en una escena que a muchos les ha recordado la película de El lobo de Wall Street.
Rubiales ha sacado el argumentario machista para intentar convencer al mundo de lo contrario que hemos podido ver en los vídeos, una luz de gas en toda regla. En su relato, además de señalar a Hermoso, insinúa que es la jugadora la que lo coge en brazos y le incita a besarla. Insiste en que su mandato ha sido el más propicio para el fútbol español y por eso, anunció entre aplausos, "no voy a dimitir, no voy a dimitir, no voy a dimitir". Unas palabras que derivaron en la sorpresa absoluta de la Asamblea Extraordinaria celebrada este viernes en Las Rozas.
Basándose en las conclusiones del informe del delegado anti acoso de la propia Federación en la que se habla de un beso "anecdótico", Rubiales se reafirmó en su "piquito": "Esta jugadora falló un penalti y tuvimos momentos cariñosísimos en este Mundial. En el momento que apareció Jenni, me levantó del suelo, que casi nos caemos, y ella fue la que me acercó a su cuerpo y nos abrazamos. Le dije 'olvídate del penalti' y ella me contestó 'eres un crack', yo le dije '¿un pico?' y nos lo dimos", ha asegurado el presidente.
Entretanto, el país alucinaba con este giro de guion, habiendo dado por sentado que Rubiales se iría como se había anunciado. Sin embargo, la escena de su "no voy a dimitir" no tardaría en encontrar paralelismos gracias a los tuiteros más incisivos, que han recordado enseguida las palabras de Leonardo DiCaprio en la película que Scorsese dirigió en 2013. Un largometraje polémico y premiado, basado en la vida de Jordan Belfort, un corredor de bolsa neoyorquino que acabó amasando una fortuna al estafar a millones de inversores.
Una oda al hedonismo, a la juerga, al exceso, a las drogas, al machismo y al capitalismo de Jordan y su equipo cercano, que se hacen de oro y dilapidan después sus millones mientras la Comisión de Títulos y Bolsa y el FBI les pisan los talones. Creen entonces que Belfort tirará la toalla, se dará por vencido, y renunciará a sus cargos en la compañía. Pero, tal y como hizo Rubiales, arranca el aplauso del personal al exclamar, micrófono en mano y con toda la oficina pendiente, que no se irá:
"Lobo de Wall Street" lleva horas siendo tendencia en Twitter porque cientos de tuiteros han caído en la cuenta de las similitudes entre una y otra comparecencia:
Parece que Rubiales ve muchas películas. A ver cuál es la próxima que evoca, quizás La gran evasión.