Los alumnos españoles repiten mucho de curso. No sólo lo dice la comunidad educativa, que pide un cambio legislativo para no abusar de esta práctica pedagógica que tachan de “ineficaz”, sino que también lo ratifican las cifras: uno de cada tres alumnos ha repetido al menos un año antes de finalizar la ESO. “Es un fracaso colectivo”, afirma el presidente de la Confederación de asociaciones de padres y madres de alumnos (Ceapa), José Luis Pazos.
Si la media de la OCDE de estudiantes de 15 años que han repetido en la educación obligatoria (Primaria y Secundaria) se sitúa en el 13%, en España esta cifra se fija en el 33%. A la cola del ránking: sólo superados por Bélgica, Luxemburgo y Portugal. Por comparar; en países como Islandia, Finlandia o Noruega los alumnos cuya edad no corresponde a su curso académico no llega al 5%.
El último estudio sobre el asunto, de los profesores Álvaro Choi (UB), María Gil (UAM), Mauro Mediavilla (UV) y Javier Valbuena (UdG) y financiado por la Fundación Ramón Areces, ha analizado la efectividad de la repetición en la mejora del rendimiento educativo. Para ello se han basado en los datos que ofrece puntualmente el Ministerio de Educación y los resultados de los programas PIRLS y PISA, que incluyen información sobre el rendimiento académico. Es decir, es la primera vez que se tienen en cuenta el rendimiento de los mismos alumnos en distintas etapas y no de forma aislada sólo en Secundaria.
“Los alumnos repetidores muestran ya peores resultados académicos que los no repetidores en la etapa de Primaria, y la brecha entre ambos grupos se incrementa sustancialmente al final de Secundaria”, se recoge en el estudio. Además, “se observa un porcentaje mayor de repetidores entre estudiantes que viven en familias monoparentales, hogares de bajo nivel socioeconómico e inmigrantes de primera y segunda generación, grupos todos ellos asociados a niveles más elevados de riesgo de fracaso escolar”.
En el siguiente gráfico realizado por los profesores se evidencia aquello que la comunidad educativa tacha de “fracaso colectivo”: los estudiantes matriculados en el curso que les corresponde según su edad en Primaria y Secundaria. Mientras que en las edades tempranas el porcentaje es alto en los últimos años la curva se pronuncia de manera considerable a partir del punto de inflexión de los 12 años, cuando los estudiantes pasan del colegio al instituto.
“La repetición de curso es una práctica pedagógica ineficaz en términos de alcanzar los objetivos que se propone. Es más la evidencia sugiere que en el corto plazo podría tener efectos negativos en el rendimiento académico, afectando de manera heterogénea a los alumnos”, concluye el informe.
Las recetas de la comunidad educativa
“Hay un escalón muy grande entre Primaria y Secundaria. El alumno pasa de un curso a otro, pero significa en muchos casos cambiar de centro -a veces de localidad- y cambiar al tutor que imparte diversas asignaturas a tener seis o siete profesores. Ahí empieza el desajuste”, explica a EL ESPAÑOL, el presidente del sindicato de profesores ANPE, Nicolás Fernández.
Para Fernández, el estudio evidencia que en España “se repite demasiado” y la repetición, a su vez, demuestra “el fracaso académico de un alumno”. Según analiza, la clave de estas nefastas cifras radican en la “poca flexibilidad” del sistema educativo actual”: “Se recurre a la repetición de forma sistemática sin poner programas de refuerzo previos para no desembocar en el fracaso”.
El responsable de ANPE apuesta por una reforma del sistema que pueda recuperar al alumno en edades tempranas gracias a adaptaciones curriculares y que se prolongue tanto en Primaria como Secundaria. Un modelo que apueste por la evaluación continua y que incluya pruebas a finales de las etapas educativas o ciclos para tomar el pulso de los alumnos. “Nunca para establecer ránking de centros ni que tenga carácter de reválida”, aclara.
En la misma línea se muestra a este diario José Luis Pazos, el recién electo presidente de la Ceapa, quien afirma que los resultados del estudio ponen sobre la mesa que es necesario “pasar de un modelo del examen constante y la repetición reiterada” a otro donde se analice el progreso académico y detecte las carencias en competencias y contenidos para “poner en marcha el refuerzo escolar temprano” e “impedir que el sistema haga fracasar a los alumnos”.
“Repetir es muy costoso, ese dinero se debería invertir en refuerzo para no dejar a tantos alumnos en la cuneta como se está haciendo”, explica Pazos, quien considera “urgente” cambiar el marco legislativo cuando se ponga en marcha el nuevo Gobierno. “Un pacto o acuerdo que cuente con las fuerzas políticas y toda la comunidad educativa y que no vuelva a tiempos pasados como la Lomce”, sentencia.