Los hospitales, desde que empezara la crisis del coronavirus, han ido lanzando, poco a poco, mensajes de socorro, aunque cada vez más precarios. En un primer momento, demandaron tan solo material de protección (guantes y mascarillas) –qué menos–; más tarde, hicieron un llamamiento para que les llegaran respiradores; y, por último, han pedido máscaras de buceo del Decathlon a vecinos, amigos y familiares –en realidad, a todo el que tenga una en casa y la pueda facilitar. ¿Para qué? Para fabricar, de aquella manera, 'respiradores'. Con resultados, de momento, esperanzadores: “En el Gregorio Marañón hicimos primero tres para ver su funcionamiento, vimos que los pacientes mejoraban y ahora hay 10 utilizándolas”, reconocen fuentes del hospital madrileño.
Las peticiones, en realidad, se han disparado en la última semana. Da igual el periódico regional que lean o la televisión autonómica que sintonicen. La noticia se repite, prácticamente invariable, con el mismo titular, en todos los diarios y cadenas. “El hospital de (pongan aquí la provincia o la ciudad que deseen) pide máscaras de buceo para fabricar respiradores”. Tanto es así que Decathlon ha bloqueado las ventas de su modelo Easybreath -que costaba poco más de 20 euros- para proveer a los sanitarios de todo el material necesario. “Desde hace días colaboramos con esta iniciativa promovida por ingenieros y médicos de varios hospitales con el fin de acelerar al máximo las pruebas necesarias para su uso en local”, reconoce, en un comunicado, la compañía francesa.
Y, por el momento, las pruebas están siendo satisfactorias. A día de hoy, ya hay varios hospitales que han empezado a utilizar estas máscaras de buceo de Decathlon como ‘respiradores’: el Gregorio Marañón, el Infanta Leonor y la Paz (todos en Madrid), el Hospital de Granollers, el Virgen de la Salud de Toledo, el General Universitario de Ciudad Real, el de Albacete, el de Talavera de la Reina, el de Valladolid y el Universitario HM Montepríncipe.
¿Cómo se utiliza?
La máscara de Decathlon no es exactamente un ‘respirador’. “Hace las funciones de una CPAP, que es una máquina que introduce oxígeno y genera una cierta presión. Es una alternativa que te permite mantener al paciente sin entubar siempre que mantenga cierta estabilidad”, cuentan desde el Hospital Gregorio Marañón. Es decir, ayudan al enfermo de coronavirus, pero ni son milagrosas ni hacen que el contagiado se recupere por sí solo.
En el propio Gregorio Marañón, las pruebas hechas hasta la fecha han sido satisfactorias, pasando de usar las máscaras con tres pacientes a hacerlo con 10. Así lo explicaban, cada uno a su manera, los doctores Rubén Pérez-Mañanes y Felipe Díez del Hoyo en sus respectivas cuentas de Twitter. Pero no han sido los únicos. La necesidad ha motivado que otros muchos profesionales se pongan manos a la obra para ayudar a los pacientes con estas máscaras.
El doctor Alberto Rubio, intensivista en UCI del Hospital Universitario HM Montepríncipe, también ha experimentado en la última semana, tratando de sumar material a la lucha contra el coronavirus. “Esto nos permite oxigenar al paciente y generar una presión positiva (…) No hay ningún refrendo científico, pero sí puede ser útil para determinados contagiados que estén comprometidos respiratoriamente o que estén un poco limitados”, reconoce, en un vídeo hecho público por parte de la cadena sanitaria.
Desde el Hospital HM Montepríncipe, en su petición, han conseguido que les lleguen 1.000 máscaras. Unas, por parte de Decathlon; y otras, por personas que las han donado voluntariamente. Que es lo que, grosso modo, está ocurriendo en todos los centros hospitalarios, como en el Infanta Leonor, donde el doctor Manuel Pérez ha adaptado estas máscaras satisfactoriamente. “Hemos hecho pruebas y las sensaciones y la mejoría existe”, reconocía el médico en una entrevista con TVE.
¿Cómo se fabrican?
El sistema es bastante “sencillo”, según reconoce el doctor Felipe Díaz del Hoyo. Por un lado, los sanitarios necesitan la máscara; y por otro, unas piezas impresas en 3D que se enganchan al material sanitario. ¿El problema? Muchos hospitales no tienen un laboratorio con impresoras 3D y han tenido que pedir ayuda a familiares, amigos y desconocidos para disponer del kit completo.
En el Hospital Gregorio Marañón han podido fabricar este kit por sí solos. “Tenemos un laboratorio 3D y en él trabajamos con diversas resinas y distintos materiales que se pueden acoplar a la máscara en cuestión. Sabes cuánto se tarda, qué material es el mejor… y lo llevamos a cabo. Y además, puedes reutilizar el material porque lo desinfectamos después”, cuentan fuentes del centro.
Pero el Gregorio Marañón es la excepción. En el Hospital La Mancha Centro (Alcázar de San Juan, Ciudad Real) pidieron ayuda el pasado fin de semana para que alguien les hiciera llegar el kit de piezas que necesitaban para convertir la máscara del Decathlon en un ‘respirador’. “Se pusieron en contacto con nosotros porque la situación era bastante crítica y nosotros nos pusimos a hacer piezas todo el fin de semana. Entregamos 20 lotes para que los acoplaran a las máscaras”, reconoce Chema, uno de los voluntarios, en conversación con EL ESPAÑOL.
Él, como otros muchos voluntarios, estuvieron durante tres días produciendo las tres piezas que necesitan en los hospitales para entregárselas. “Se tarda del orden de cinco o seis horas hacer cada una de ellas (…) Nos dijeron que estaban bien, pero desde el pasado fin de semana no hemos hecho más. Estamos a la espera y a disposición de los sanitarios para ayudar en lo que ellos quieran”, se ofrece.
¿Prohibición?
Chema y los voluntarios esperan nuevas órdenes para hacer más kits, pero entienden que será cuando se calmen los ánimos. La utilización de estas máscaras, en Castilla-La Mancha, ha sido polémica. El pasado sábado, algunos medios de la región se hacían eco de una posible prohibición por parte del SESCAM (Servicio Sanitario de la Autonomía) al no estar homologadas. ¿Verdad o mentira? Nadie sabe. Lo cierto es que, en menos de 24 horas, desde la consejería negaban cualquier hipótesis al respecto.
“Ante las informaciones aparecidas en algunos medios de comunicación y en redes sociales sobre el uso de máscaras de buceo adaptadas como sistema de ventilación asistida en pacientes con dificultades respiratorias, el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) quiere precisar que no ha prohibido a los profesionales de la región la utilización de este dispositivo”, explican. Pero, al mismo tiempo, señalan que son medios “heterodoxos, sin homologar y nacidos del ingenio y la solidaridad”.
De una u otra forma, sirven para ayudar a salvar vidas ante la ausencia de respiradores, que llegan a cuenta gotas, ya sean por parte del Gobierno, o por parte de movimientos solidarios, como lo es el puesto en marcha por la organización empresarial EO Madrid. Ellos, en las últimas semanas, gracias a un crowdfunding llamado #FightCovid-19, han conseguido comprar 57 respiradores de segunda mano: 38 ya están en funcionamiento en los hospitales Gregorio Marañón, La Paz, Hospital Mancha Centro de Alcázar (Ciudad Real), Infanta Sofía, Ifema, Puerta de Hierro, San Carlos y la Clínica Universitaria de Navarra. El resto llegarán esta misma semana.
Todo suma, con ingenio (o sin él), en una situación excepcional en la que lo único que vale, con respiradores o sin ellos, con máscaras de buceo o sin ellas, es salvar vidas.