Una universidad itinerante para 140 jóvenes españoles en Senegal: "No ayudamos, vamos a aprender"
La expedición anual que organiza el programa España Rumbo al Sur tiene por objetivo convertir los viajes en una experiencia de aprendizaje vital.
11 septiembre, 2023 01:0019 de julio. 140 jóvenes de toda España de entre 16 y 18 años aguardan nerviosos en el aeropuerto de Madrid. Es el día que por fin van a despegar hacia un destino que llevaban todo el año esperando. Tras más de cuatro horas de vuelo, llegan al aeropuerto internacional Blaise Diagne de Dakar, la capital de Senegal. Ahí les espera la mayor aventura de sus vidas.
De la mano del programa juvenil España Rumbo al Sur, que apoya la Fundación Mutua Madrileña, estos jóvenes iniciaban un recorrido que les iba a llevar por todo Senegal. Cada dos o tres días se movían a un nuevo destino. “Fuimos rotando de pueblito a pueblito”, explica Telmo González, un joven grancanario de 17 años que participó en la expedición.
Entre tanto, dormían en macutos en el suelo de colegios salesianos o de monjas. El despertador sonaba todos los días a las 7 de la mañana para hacer ejercicio. Y después, tenían preparadas diferentes actividades dependiendo del lugar en el que se encontraban como visitar el mercado local o subir al poblado más aislado de la montaña.
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A Raquel Duce, una joven madrileña de 18 años que participó en la expedición, le sorprendió la gran cantidad de paisajes diferentes del país. “Después de haber estado en el África más desértica y haber tragado mucha arena, pasamos a una zona salvaje, con muchísimo verde”, explica.
Además de la aventura, el viaje incluye un completo 'programa académico'. Y es que tal y como recuerda Telmo Aldaz, fundador del programa, "no vamos a ayudar, vamos a aprender". Es, como él mismo define, una "universidad itinerante". Cada día, entre aventura y aventura, los expedicionarios aprendían la historia, la cultura y el idioma del país de la mano de profesores locales. Porque, como señala, "no es lo mismo aprender de la historia de Senegal en una clase en Madrid que verlo en primera persona".
Diez días después de comenzar el viaje, la expedición llegó a Diembering, una ciudad costera al sur del país. “Después de haber estado durmiendo en el suelo en clases pasando calor, la playa para nosotros era como un resort”, rememora Raquel. No obstante, las protestas que se produjeron en el país tras la detención del opositor y candidato a la presidencia Ousmane Sonko paralizó la expedición.
“Fue un momento de tensión. No sabíamos qué íbamos a hacer ni qué iba a pasar”, explica la joven madrileña. Aunque, por suerte, todo quedó en eso, en la incertidumbre. Unas pocas jornadas después, toda la expedición pudo volver sana y salva a casa. A pesar de que el viaje finalizó por una circunstancia inesperada, la aventura, para Telmo, fue “una experiencia única, la mejor que he tenido en mi vida”.
Una escuela de vida
España Rumbo al Sur es un programa pionero para formar a los jóvenes en la experiencia práctica que nació en 2006 con el objetivo de ser una “formación experiencial para introducir a los jóvenes en la cooperación, el voluntariado, la ayuda al desarrollo y la cultura de defensa”, explica Aldaz. Todo ello se mezcla con la aventura y el deporte, que están en todo momento presentes durante el viaje.
El proceso, señala el fundador, comienza en enero, cuando los jóvenes de entre 16 y 18 años presentan su candidatura. Cada aspirante envía un vídeo o una carta de motivación en la que deben exponer los motivos por los cuales deben ser escogidos para el programa. Todos los años reciben entre 1.000 y 5.000 solicitudes, de las que escogen 200.
Cada joven tiene su propia motivación para apuntarse. En el caso de Telmo, fue por el destino. “Me enteré de que era Senegal y me pareció muy interesante porque nunca había estado en un país africano”, explica. En el de Raquel, conoció el programa a través de una amiga. Y dos años después, fue su prima la que se apuntó. Había escuchado todas esas historias increíbles y tenía que vivirlo por sí misma. Por eso, 2023 era su año para hacerlo.
En una segunda fase, todos los candidatos pasan por una entrevista en la sede de la Fundación Mutua Madrileña en Madrid y finalmente se eligen a las 130-140 personas “más idóneas para el programa”, señala Aldaz. El entusiasmo, indica, es el principal factor para decantarse por uno u otro.
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“No pedimos los mejores expedientes académicos porque creemos que en esas épocas hay jóvenes estupendos que a lo mejor no tienen los mejores expedientes. Pero lo que sí que hemos descubierto en todo estos años es que todos los que pasan y muestran entusiasmo suelen tener expedientes académicos muy buenos”, puntualiza el fundador del programa.
Una vez aceptados, todos los jóvenes reciben un curso de emprendimiento para lograr la financiación del viaje. La Fundación Mutua Madrileña financia una parte del viaje a los participantes que son hijos/as de sus mutualistas. Y ellos mismos son los que tienen que buscarse la vida para conseguir el resto. “No cerramos la puerta a nadie por su capacidad económica, al revés. Es una forma para que aprecien el viaje. Lo que pedimos es una implicación”, señala Aldaz.
Entre otras formas para conseguir la financiación, señala el fundador, enseñan a los chicos a conseguir patrocinadores. Por ejemplo, una empresa podría financiar la parte de un joven a cambio de que este, cuando vuelva, les cuente su experiencia. “A lo mejor, a una empresa agropecuaria un joven les puede hacer un estudio de lo que ha visto en el cambio”, señala. “Nos dimos cuenta de que los chicos aprovechan mucho más el viaje”.
En todo caso, les enseñan a explicar qué es España Rumbo al Sur y cómo las empresas pueden obtener beneficios fiscales si les ayudan. "También te explican los pasos a seguir para organizar una rifa en condiciones”, cuenta Telmo, el joven grancanario. Otra de las opciones es vender merchandising del programa, como camisetas o sudaderas.
Una aventura que abre horizontes
Una vez vuelven del viaje, para Aldaz, los jóvenes que han participado “se vuelven más humanos, más organizados, más humildes, más agradecidos con lo que tienen”. También sirve, prosigue, para encontrar o consolidar vocaciones. “Mucha gente no sabe qué estudiar, cuál es su lugar en el mundo y gracias a esto descubren que quieren ser médicos, misioneros o investigadores”, señala.
En el caso de Raquel, la aventura sirvió para que se llevara unas amistades de por vida. Una vez llegaron a Madrid desde Dakar, muchos compañeros se quedaron en su casa, ya que sus padres no llegaban a la capital para buscarlos hasta días después, como fue el caso de Telmo.
La casa de Raquel se convirtió en una especie de casa de acogida de “huérfanos”, como lo llamaron. La fraternidad llegó hasta tal punto que unas semanas después, los 'huérfanos' volvieron a reencontrarse en Cádiz.