Las autoridades sanitarias de Nueva Zelanda han introducido los cigarrillos electrónicos en un nuevo marco normativo que continúa regulando su uso y consumo, con el objetivo doble de, por un lado ponerlos a disposición de quienes quieran dejar de fumar y, por otro lado, prohibir su venta dirigida a los no fumadores, especialmente a los jóvenes.
Para ello se ha revisado la antigua Ley de Ambientes Libres de Humo, datada en 1990, se ha revisado para articular esta estrategia. Además, la normativa deja en manos de los ayuntamientos y las empresas establecer sus propias políticas en torno a los nuevos productos que comprendan, por ejemplo, los espacios permitidos para vapear.
Siguiendo estas líneas, el Ministerio de Salud neozelandés, junto a la Agencia para la Promoción de la Salud (HPA), han puesto en marcha Vaping Facts, un portal en el que indica que el cigarrillo electrónico contribuye a la reducción del daño por tabaquismo.
Los programas publicados por el Ministerio de Salud y la HPA tienen como objetivo fomentar la deshabituación tabáquica y contribuir al Smokefree 2025, la iniciativa para reducir la prevalencia del tabaquismo y la disponibilidad del tabaco a niveles mínimos, lo que busca convertir a Nueva Zelanda en un país libre de humos en apenas cuatro años.
Las autoridades sanitarias de Nueva Zelanda afirmaron en 2017 que el vapeo tenía el potencial de ayudar a dejar de fumar.