Cada vez notamos más la subida de precios de los alimentos básicos en los supermercados españoles. Nuestro bolsillo nos está pidiendo a gritos que ahorremos en la cesta de la compra y una de las alternativas es saber cómo conservar correctamente todos los productos en nuestra casa para que nos duren más y podamos consumirlos de manera óptima. Si bien ya sabemos cuáles son los trucos infalibles para conservar las verduras o el aguacate durante más tiempo, ahora conoceremos las medidas a tener en cuenta para que las patatas y las cebollas se mantengan frescas y no se pongan malas en poco tiempo.
Estos dos alimentos son de los más consumidos en todas las casas porque no pueden faltar en nuestra dieta semanal. Sirven para acompañar y para elaborar multitud de recetas. Pero, ojo, nunca se pueden guardar juntos porque se pondrán malas en poco tiempo.
Las patatas sueltan un gas, el etileno, que las permite seguir su ciclo de maduración una vez arrancadas de la tierra. Esto está bien pero tiene un handikak: ese químico también hace que se acelere el proceso de maduración de las otras verduras que estén cerca y pueden afectar a las cebollas que desarrollarán tallos verdes. Eso significará que ya no se pueden comer.
Por eso, las patatas y las cebollas deben guardarse por separado en un lugar fresco, seco, oscuro y aireado y nunca con otros alimentos. Tampoco se deben meter nunca en un recipiente cerrado porque se pudrirán.
Pero, ¿qué pasa si has cocinado y te ha sobrado media cebolla? En este caso lo mejor que puedes hacer es guardar esta mitad en la nevera, siempre aislada del resto de alimentos en un tupper bien cerrado para que no contagie con su olor a otros alimentos. También, puedes congerlarla partida en cachitos y utilizarla para hacer recetas de sofritos. En cuanto a las patatas, es recomendable no congelarlas nunca porque pueden quedar blandas y terrosas.
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