'Hurón' salió huyendo desde los medios, donde lo citó Talavante. Parecía como si la oportunidad de cerrar su programado intenso paso por San Isidro -tres tardes en menos de siete días- como lo empezó se esfumara. Detrás de 'Hurón' se fue. Ya se había soltado de los capotes, no se sujetaba en los burladeros y derribó al caballo lanzándose al cuello libre de peto.
Se hizo Talavante con él pasando desde los terrenos del '6' a los del '2'. Toreando. La
mano izquierda se liberó en dos tandas de naturales con ritmo, dejando la muleta delante y tirando hasta el final. Para dentro la perseguía 'Hurón'. Para fuera se apoyaba en las manos. Cerrados ambos al hilo de las tablas surgió la mejor serie en el momento idóneo. Naturales como postales de su gran momento, desde abajo, templados. Hubo gusto y relajación. La espaldina fue el resorte. Y el cambio de mano, arrebatado, inspirado. El pase de pecho abrochó lo anterior. Ejecutó la suerte suprema despacio, y aunque el toro tardó en rodar, los pañuelos asaltaron el palco. Nueva oreja en el último minuto. Dos, como tres, en el esportón. Y el recuerdo de la afición ganado a pulso tras redondear una feria importante.
El tercero embistió descoordinado desde el inicio. Las manos por delante y el escorzo. Alguna lesión lo atenazaba. Llegó a la muleta con el brinco sostenido pero soltando la cara. Había apuntado cosas buenas. Talavante lo esperó con la izquierda asentado. Soltó la cara en un gañafón el fuenteymbro y le envolvió el muslo con el pitón. No caló. En el suelo no encontró torero. AT desplegó estatuarios en el inicio. No le importó el aire ni la descomposición de la embestida. Después de la voltereta consiguió tres derechazos monumentales, a pies juntos, todo cintura, encajada la barbilla, que conectaron con el público. Las manoletinas echaron el cierre antes del espadazo. La petición se consideró insuficiente, la ovación fue atronadora.
Diego Urdiales se encontró de primeras con el sobrero de Buenavista. El fuenteymbro titular se desplomó en el encuentro con el caballo y todo volvió a empezar. Los rezagados de la oficina se acomodaron, los vomitorios se descongestionaron y se vació la barra del bar, el patio de arrastre y los baños: por fin en un primer toro estaban todos en su sitio.
Diego Urdiales, decía, se encontró con el buen 'Desastre'. Un toro que humilló, tuvo recorrido y sacó fondo. El riojano trató de cuidarlo. Con la muleta dio tiempo y suavidad. La personalidad en la naturalidad y el ajuste, en el embroque encajado. De inicio emergió un derechazo. Después una trinchera. Al otro un natural por el mejor pitón. Qué buena arrancada para coger la izquierda. Ahí no se acostaba en la cuarta arrancada. Urdiales recolectó perlas sin terminar de redondear. No llegó al collar. Las rachas de viento se colaban por debajo de los flecos. Hubo tandas con continuidad, otras de uno en uno. Después de coger la espada lo volvió a intentar cerrado en el tercio, pero 'Desastre' ya había entregado su calidad. Escuchó un aviso toreando y mató a la primera. La ovación confirmó las medias tintas.
El cuarto blandeó y no apoyaba bien con sus pezuñas de cristal. Comenzó enseguida a torear por la derecha Urdiales, encajado. El toro terminó parado. Soltaba la cara. Tropezó alguna vez la muleta. Tampoco en el medio muletazo, con el que porfió el riojano sin reloj.
A Miguel Ángel Perera, cuyo inicio de año ha sido más leve que en temporadas anteriores, le llegaba San Isidro como primer compromiso fuerte de 2016. Sus dos toros mansearon y aunque hubo sensaciones buenas, puntuales, todo supo a poco.
Tiró de la embestida del segundo por abajo, poderoso, en dos tandas. El toro parecía que iba a aguantar, pero eso fue suficiente para agotar la casta cogida con pinzas. Al natural hubo señales de demolición. El viento importunó. El toro miró a tablas y Perera tuvo la virtud de sujetarlo sin alcanzar las cotas anteriores.
Algo parecido ocurrió con el quinto. Brindó al público después de que saludara Curro Javier por un segundo par de poder a poder. El cambiado por detrás en el centro del ruedo fue lo único con intensidad junto a una primera tanda de derechazos. El toro respondió por abajo antes de desentenderse. Perera no quiso aburrir y se fue a por la de verdad. Le queda otra tarde.
FUENTE YMBRO/ Diego Urdiales, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante
Monumental de las Ventas. Miércoles, 18 de mayo de 2016. Decimotercera de abono. No hay billetes. Toros de Fuente Ymbro, el rajados 2º y 6º, un descoordinado 3º, se paró el 4º, a menos el 5º y un sobrero (1º bis) de Buenavista repetidor, pronto y con fondo.
Diego Urdiales, azul pavo y oro. Estocada atravesada. Aviso (ovación). En el cuarto, estocada algo trasera.
Miguel Ángel Perera, de verde hoja y oro. Estocada trasero y algo caída (silencio). En el quinto, pinchazo y espadazo trasero y caido. Aviso (silencio).
Alejandro Talavante, de azul pavo toro. Estocada entera (ovación). En el sexto, estocada atravesada (oreja).