Un vozarrón se desgañitó en esos tendidos de dios pobladísimos de Las Ventas en un impás de la faena de Garrido. En aquella selva un señor tiró de potencia de garganta para gritar un "Viva el Rey" hondo, acompañado por su correspondiente "Viva España", cerrado. Las Ventas, repleta de banderas, aguantó un milésima antes de responder al unísono. Desde los lejanos palcos se pudo ver resbalar una lagrimilla al emérito acomodado en la meseta de toriles. También estaba la nieta de Franco en la plaza. Esta conjunción sólo se da en momentos demasiados concretos ahora. Un entierro, una corrida de toros. A veces los toros es una jungla de nostálgicos desatados. Vivimos en un waterworld patriota donde el único atolón en pie es el redondel.
Aquello distrajo la atención de la plaza. La gente no había parpadeado hasta entonces. Tremendo, encampanado, apoyado en las manos, tenía un inicio fulgurante de embestida, por abajo. Garrido se había abierto por estatuarios en la boca de riego. La faena se trasladó a terrenos más caídos. Tocaba fuerte Garrido, haciendo, imponiéndose al toro. La exigente embestida convertía el embroque en un acontecimiento, cantado por la gente antes de embarcar. Un susurro de expectación seguía a Tremendo en ese instante. Garrido acertó con la distancia. Sacó limpios los muletazos con ese muñecazo final, quieto, atalonado, pasándoselo muy cerca, salvando la revolución con la que se revolvía el fuenteymbro. Cruzado con la derecha, lo mejor fue al natural. Y de nuevo, al final, dos series sobre las rayas elevaron la faena, ya maciza. José Garrido se crece con este tipo de toros, casi nada: capacidad toda. Su toro perfecto no le vale a todos. Actitud de figura. Las bernadinas derritieron el termómetro. La oreja empezaba a pesar pero pinchó. Saludó una ovación rotunda.
Resultó mentiroso el sexto. No quería ir si veía muleta y andurreaba detrás del matador cuando no lo tenía encima. Sí pero no, como en esos amores juveniles fraguados en Tuenti o WhatsApp. Ya lo sé, esto es poco torero. Era muy soso, soltaba la cara con el pitón de fuera. Garrido lo intentó pero qué va.
A El Fandi el presidente no le dejó poner un cuarto par en el incio de la tarde. El segundo fue bueno, a la moviola, como se decía antes. Aguantó y aguantó corriendo de espaldas con los cuadríceps a propulsión. Falló el tercero, tan adelantada la suerte. Desde el palco se quiso cortar de raíz la apología del fandismo, un poco cacique el hombre. Pasó el matador bajo el palco con una mueca de leve desprecio. El brindis al rey cayó bombeado, limpio, "hizo chof". Tiene habilidad hasta para eso este torero. El toro, escurrido, terciado, con la mazorca tan fea de la casa, apuntó algo por el izquierdo. En realidad ni apuntó. Se defendió sin fuerza. El Fandi estuvo con la gorra.
Volvió a coger los palos Fandila. Otro zancudo de Fuente Ymbro y los que quedaban. Qué corrida más fea. Esta vez sí: cuatro banderillas como cuatro soles rematadas por dos pares a la vez, violín y rápidamente el cuarteo, ligados, ligados como los derechazos de rodillas. El Foro alucinaba. No le quedó ni un ápice de entrega a Fandi frente a un toro bueno, noble y con un buen pitón derecho por el que no terminó de humillar. Era tan alto. Aún así, para tocar pelo. Conté algún muletazo despacio. Los martinetes eran trallazos. Estrujado el matador en su repertorio se echó de rodillas para las manoletinas. La gente vibró de más a menos, resuelto el enigma. Desde el '7' se temían lo peor. Una estocada trasera reventó al toro y quizá hubo una ligera mayoría. Acústica seguro.
'Soplón', castañazo, levantaba tres o cuatro o cinco palmos del suelo. ¿Por qué son los toros tan altos? Quizás sea el efecto óptico de las barrigas recogías, de maratonianos de las dehesas. Pegajoso al principio, deslucido al final, Perera alargó demasiado. Otro toro feo, pero feo, fue el quinto. Las hechuras agalgadas. Montado en dos zancos. El tronco sobre cuatro pilares. Embistió como era. Escarbaba y se desplazaba a saltos. Una mierda. A tornillazos. Perera esquivó el vendaval. Bastante hizo que no se le subió a las barbas. En la pelea brilló un natural. El esfuerzo resultó inútil.
Ficha del festejo
Monumental de las Ventas. Miércoles, 17 de mayo de 2017. Séptima de abono. Tres cuartos de entrada. Toros de Fuente Ymbro, se defendió sin poder el 1º, deslucido el 2º, 3º exigente apoyado en las manos, el noble 4º no humilló, incierto el feo 5º, deslucido el 6º.
El Fandi, de azul noche y oro. Pinchazo arriba y pinchazo hondo. Un descabello (silencio). En el cuarto, estocada un punto trasera (petición y saludos).
Miguel Ángel Perera, de azul cielo y oro. Bajonazo (silencio). En el quinto, estocada entera (silencio).
José Garrido, de corinto y oro. Pinchazo hondo. Dos descabellos (saludos). En el sexto, dos pinchazos, pinchazo hondo. Aviso. (silencio).
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