El arte y la torería de Morante y Aguado se imponen ante una monarquía popular
Cortaron una oreja cada uno en el Puerto de Santa María ante una corrida de Juan Pedro Domecq noble pero desrazada. Ponce resultó cogido sin consecuencias.
7 agosto, 2020 00:57La corrida en la plaza de toros del Puerto de Santa María reunía todos los alicientes para ser la tarde de la temporada, esta temporada tan extraña marcada por la Covid-19. Una tarde en la que se impusieron el arte y la torería de Morante de la Puebla y de Pablo Aguado frente a la línea más clásica y aparente naturalidad de Enrique Ponce.
Con el cartel de 'No hay billetes', 5.300 almas (la mitad del aforo permitido por la pandemia) rompieron a aplaudir en el arranque del paseíllo, que no pudo ser más patriótico. Por megafonía destacaron la realeza del coso entre gritos de ¡Viva el Rey! y ¡Viva España! ante una auténtica monarquía popular. Más de uno se emocionó con el himno nacional y con el toque a los caídos por el coronavirus durante el minuto de silencio.
Nada más empezar le tiraron al ruedo a Morante un gallo de pelea, de los que le gustan a él, y echado en su capote en las tablas parecía que Joselito 'El Gallo' había resucitado en la plaza de sus amores. "Quien no ha visto toros en el Puerto no sabe lo que es un día de toros", dijo el torero de Gelves en una conferencia en San Sebastián tras sentir el toreo en ella en 1916.
El poso de Morante
La faena de Morante al segundo de la tarde fue de mucho mérito frente al toro de peor condición. Nunca se entregó y siempre acudió a sus engaños con la cara por la nubes. Muy bien estuvo Trujillo con los palos. La gente tenía ganas de verlo y con la capa dejó algún lance de calidad que supo a poco, la verdad.
Lo mejor llegó con la muleta. Muy dispuesto, con firmeza y temple, le extrajo muletazos de enorme recorrido y limpios, a pesar de las dificultades. Saco agua fresca de un pozo sin fondo. Culminó el trasteo con unos ayudados por alto de pellizco. Se tiró a matar y paseó el primer trofeo de la tarde. Con el quinto no tuvo ninguna opción ante una absoluta falta de raza. No obstante, una voz fuerte del tendido exclamó: "¡Te quiero, Morante!".
Aguado, la esperanza
El sevillano Pablo Aguado es la esperanza de muchos en estos tiempos difíciles para la tauromaquia y es un pedazo de torero. Hace poco dijo en una entrevista que la mejor forma de defender la Fiesta es toreando y eso hizo al tercer toro, el de más calidad de la tarde. En los lances de recibo estuvo algo acelerado pero se fue templando a medida que avanzaba el trasteo. Con cadencias y compás fueron sus chicuelinas. Estuvo soberbio Iván García en banderillas.
Ya con la muleta lo mejor lo logró en una serie de naturales que pararon el tiempo, como lo hicieron los preciosos cambios de mano a cámara lenta y las trincherillas. Si entra la espada a la primera hubieran caído las dos orejas, pero quizás también faltó un muletazo más en cada tanda para llegar al tendido con más rotundidad. El sexto, al igual que el quinto, no tuvo nada dentro y Aguado no tuvo más remedio que abreviar.
El Concierto de Aranjuez
El viento de levante molestó en la primera parte de la corrida y condicionó especialmente la faena de Enrique Ponce, un toro noble que lo pedía y exigía todo por abajo. Intentó aplicar su toreo clásico pero no consiguió templar sus embestidas en una faena marcada por continuos enganchones. Por el izquierdo ni lo quiso ver. Tras un pinchazo, intentó entrar a matar en la suerte natural, el toro le apretó y salió prendido, aunque sin mayores consecuencias.
Con el cuarto estuvo más relajado, un jabonero sucio manejable que transmitió aunque con escaso celo que consiguió enganchar a su muleta en dos correctas tandas. Lo hizo bajo los sones de la banda --maravillosa por cierto-- que interpretó el 'Concierto de Aranjuez' sin que aquello terminara de explotar. Su musicalidad captó más la atención de la parroquia. Su concepto es el clásico, pero se impusieron la torería y el arte.
Joselito 'El Gallo' esta noche va a dormir tranquilo en el 140 aniversario de su plaza porque el esfuerzo del empresario José María Garzón ha valido la pena. Hemos visto una plaza llena y con mucha gente joven y a la mejor versión de Morante. También le ha dado oxígeno a Aguado para continuar en el duro camino de la exigencia que se está abriendo por delante y ha permitido a Ponce seguir bebiendo del elixir de su juventud tras 30 años de alternativa.
No sé como le habrá sentando al maestro de Chiva que un grupo de jóvenes haya formado la peña taurina 'Ana Soria', su nueva pareja, con el lema '¡Viva Morante!. La pancarta, al menos, se la llevaron al Puerto. Ella también lo vio porque estaba en una barrera.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros del Puerto de Santa María. Jueves, 6 de agosto de 2020. 'Cartel de no hay billetes'. Se llenó la plaza a medio aforo por las medidas sanitarias aplicadas por la Covid-19. Toros de Juan Pedro Domecq, de buenas hechuras pero de juego muy desrazado en su conjunto. El mejor fue el tercero, bravo y con más duración.
Enrique Ponce, de rosa palo y oro. Pinchazo y estocada desprendida, siendo cogido (ovación) y estocada trasera (oreja).
Morante de la Puebla, de caña y azabache. Estocada algo caída atravesada (oreja); y estocada atravesada (palmas).
Pablo Aguado, de azul petróleo y oro. Pinchazo y estocada desprendida (oreja); estocada tendida (silencio).