Ofrecido por:
Brutal paliza en Nigrán: "Mi hijo lleva un año encerrado mientras ellos disfrutan la vida"
Lupe, la madre de la víctima, ha convocado una concentración en este municipio pontevedrés para pedir justicia por la paliza que ha dejado a su hijo importantes secuelas físicas y psicológicas
11 agosto, 2021 15:49Lupe ha convocado una concentración frente al Concello de Nigrán el próximo lunes 16 a las 21 horas para pedir que se haga justicia con los agresores de su hijo. "Estamos a la espera de juicio, pero solo hay imputadas dos personas y sabemos que fueron siete o nueve agresores", dice con la voz rota por los nervios.
Nacho salía de un evento en el Pazo de Urzáiz el pasado 16 de agosto de 2020 cuando una pandilla de chicos decidieron darle una paliza mortal. "Les faltó una patada para matarlo, pero a mi hijo no le tocaba morir ese día", dice Lupe. "Lo dejaron tirado entre unos matorrales porque lo dieron por muerto y a mí me llamaron a las tantas de la madrugada para decirme que mi hijo se estaba muriendo".
Desde entonces, Nacho acarrea importantes secuelas físicas, como la pérdida de un 30% de visión en un ojo y la imposibilidad de abrir la boca más de 3 centímetros. Pero las secuelas físicas no son lo peor, cuenta su madre, "lo peor es que mi hijo lleva un año encerrado en su habitación, durmiendo conmigo y teniendo pesadillas todas las noches, saliendo a la calle solo para ver a sus médicos y psiquiatras".
"Mi hijo se quedó en aquel monte"
La paliza, según cuenta Lupe, se la dieron entre siete o nueve "energúmenos", de los que Nacho logró identificar a dos. "Esos dos están investigados y estamos intentando que se investigue a un tercero, pero queremos que los demás también respondan por lo que hicieron". Por el momento, están a la espera del juicio, "pero me revuelve ver cómo a mi hijo lo han condenado en vida mientras ellos disfrutan de su libertad".
Nacho, dice su madre, no quiere hablar con nadie sobre la paliza y pedirá declarar en el juicio mediante videollamada o tras un biombo: "la idea de encontrarse con sus agresores lo pone muy nervioso, tiene crisis de ansiedad y psicológicamente está sufriendo mucho". Lupe asegura que lleva un año sin vivir, sin disfrutar tampoco ella porque a su hijo le arrebataron la vida sin necesidad de matarlo. "Tiene 25 años y no puede trabajar ni tiene vida social, cuando mi hijo era un chico muy sociable al que le encantaba estar con amigos: mi hijo se quedó en aquel monte".
Lo que quiere esta madre es que nadie más pase por lo que su familia está pasando, que no haya más palizas y que los agresores comprendan que no se puede salir impune de algo así. "Tengo una hija de 13 años que quiero que salga tranquila a la calle, quiero que todas las madres puedan dormir tranquilas sin el miedo a que las despierten de madrugada con una noticia así: no quiero que una broma con un móvil acabe en la muerte de nadie más, que no haya otro Samuel".