Dos pueblos de Pontevedra, entre los 100 más bonitos de España según National Geographic

Como cada verano, la prestigiosa revista National Geographic hace una selección de los pueblos más bonitos de España e incluye cinco municipios gallegos. Que Galicia es hermosa es indiscutible y que sus pueblos marineros son parte de su identidad es también algo que ha quedado patente gracias a los miles de visitantes que abarrotan cada verano las Rías Baixas. Este año han sido dos municipios costeros los que se han colado en el top 100 de los pueblos más hermosos de España, que se suman a tres joyas de interior que también merecen estar en la conocida lista.

En la provincia de Pontevedra los elegidos han sido Cambados y Combarro, dos de los cascos urbanos más admirados y amados de las Rías Baixas. No sorprende que repitan en la lista estival los dos municipios elegidos por la misma revista en su selección de invierno, puesto que en los meses de verano es cuando más esplendor muestran estas dos maravillas rurales.

"Las miradas en Cambados se concentran en la Torre de San Sadurniño y en Santa Mariña de Dozo", asegura la revista, haciendo alusión a los dos monumentos más visitados de la localidad, cuyos "vestigios" tienen un encanto "evocador". "De igual forma ocurre con los vinos albariños de la región, que más que mostrar, evocan tierra y paisaje". En la lista se destaca también el impresionante mirador del Monte da Pastora, en la ría de Arousa, desde el que se ve la desembocadura del río Ulla, la isla de A Toxa y el puerto de O Grove.

"Destaca la calidad de su arquitectura y un considerable número de pazos, como el de Torrado, uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil del siglo XVIII, o el Pazo de Bazán, que perteneció a los antepasados de la escritora Emilia Pardo Bazán y que desde 1966 es el Parador de Cambados. Otro de los platos fuertes lo sirve la Plaza de Fefiñáns, dicen que la segunda más bella de Galicia, después de la compostelana", constata la revista.

De Combarro destaca su "piedra gris del granito con toques de líquenes, las maderas pintadas, el olor a mar, a campo, a pulpo á feira y a crema de orujo", que hacen que el conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, se convierta en "una suma de sensaciones". Los impresionantes hórreos a pie de mar tienen la singularidad e estar casi bajo el agua, de modo que "sus pilares llegan a cubrirse con la marea alta, casi como si fueran a zarpar en cualquier momento".