La pequeña Isla de Medal: el enclave de raíces ilustres que se esconde en Pontevedra
Ubicado en el desembocadura del río Verdugo, el islote perteneció en el siglo XX a Antonio Medal, un reconocido pintor y ceramista que solía organizar tertulias y recitales con figuras de la talla de Castelao, Asorey o Valle-Inclán
12 febrero, 2023 06:00En el punto exacto donde el río Verdugo se encuentra con la ría de Vigo en su camino hacia el océano Atlántico, la pequeña isla de Medal ―también conocida como Insuíña― emerge frente la silueta del puente medieval de Ponte Sampaio. El islote perteneció en el siglo XX al reconocido pintor y ceramista Antonio Medal Carrera (1902- 1985), un empresario bohemio y diligente que cosechó una gran fortuna gracias a su actividad comercial en las minas de feldespato y arcilla. Fue entonces cuando Medal convirtió su pequeño reducto de paz en un lugar de encuentro para artistas e intelectuales.
Según destacan las fuentes históricas, durante la época se llegaron a organizar en el lugar varias tertulias y recitales que contaron con la presencia de figuras ilustres de la talla de Castelao, Asorey, Laxeiro, Ramón Cabanillas, Valle-Inclán o Manuel Quiroga entre otros. Tras la muerte del artista ponteareano, el enclave se mantuvo en manos de la familia Medal hasta que en el año 2007 la propiedad fue adquirida por el Ministerio de Medio Ambiente, que llevó a cabo la recuperación de las construcciones históricas, el acondicionamiento de las zonas verdes así como la habilitación de senderos para acceder a la ínsula.
En las entrañas del islote de Medal
Con una superficie de apenas 3.810 metros cuadrados, la isla de Medal se encuentra unida a la costa por un pequeño puente levadizo de piedra que se abre paso ante un singular portalón con pináculos en su parte más alta. "Pequeniña, pero miña", reza una inscripción sobre el pórtico de entrada con las palabras que un día regaló el pintor a la que sin duda fue una de sus posesiones más preciadas. El perímetro de la isla se encuentra cercado por un muro y en su conjunto puede presumir de una armonía que casi parece inherente al lugar, si bien la realidad es que fue su anterior propietario el encargado de confeccionar una composición paisajística y arquitectónica repleta de encanto.
En el interior del islote de Insuíña sus visitantes podrán encontrar algunas edificaciones tradicionales y muy singulares, tales como un hórreo típico gallego de seis pies y tornarratos o un palomar de estructura cilíndrica, dos de los elementos más característicos de las casas solariegas en Galicia. En otro de los extremos de la zona ajardinada, cobijado por un reducido grupo de árboles, se emplaza entre columnas un cenador-mirador con suelos de mosaico y en cuyo centro se mantiene incólume una mesa diseñada por el propio Antonio Medal.
Desde este punto las vistas conforman una panorámica perfecta que se extiende desde la pasarela medieval de Ponte Sampaio hasta la desembocadura del Verdugo, con el puente de Arcade al frente, el Monte de A Peneda en el horizonte y la ensenada de San Simón abriéndose camino a su derecha. Es importante señalar que las mareas tienen un gran efecto en ese punto del río, provocando unas condiciones de inundación del terreno muy variables. De hecho, el lugar en el que se localiza el islote del pintor gallego es además zona de humedales para aves, lo que supone todo un valor añadido para los amantes de la ornitología.
El pintor de las escenas costumbristas y los retratos
Antonio Medial Carrera nació en la villa de San Miguel de Ponteareas un 11 de abril de 1902. Su vocación por el mundo de las artes le llevó a estudiar pintura en la Escuela de Artes y Oficios de A Coruña, convirtiéndose muy pronto en el pupilo del destacado pintor y director del centro Luis Mosquera Gómez. En 1918 se traslada a Madrid con el apoyo del político Gabino Bugallal. Su estancia en la capital le permitió seguir formándose de la mano del profesor y director del Museo del Prado, Fernando de Álvarez de Sotomayor y Zaragoza, cuyo estilo terminaría por marcar la trayectoria artística de Medal, fijando sus trazos en las escenas costumbristas y los retratos.
Sus pinceles le abrieron las puertas a ampliar sus estudios en ciudades de Europa como Italia, Alemania o París, su última parada en el año 1927 antes de regresar a su villa natal. Es justo en esta época cuando pinta algunas de sus obras más reconocidas, entre ellas un retrato del obispo Eijo Garay o de los prelados tudenses Manuel Lago y Manuel María Vidal Boullón, así como de José Calvo Sotelo, Ministro de Haciendo durante la dictadura de Primo de Rivera. Antonio Medal también residió en Londres un breve período tiempo hasta el estallido de la Guerra Civil española, momento en el que se traslada con su hermana Maruja a Salvaterra y se introduce en el comercio de la cerámica.
Ya entre la década de los setenta y los ochenta, Medal realiza frecuentes escapadas a lugares como Tenerife o la costa de Alicante para introducirse en el mundo de los negocios turísticos. Estos viajes le impulsaron asimismo a realizar una inusual serie de paisajes, género apenas explotado en el grueso de su producción artística. De hecho, aquellos serían algunos de sus últimos lienzos antes de morir en una clínica de Vigo en el año 1985.