Pazo da Cruz en Covelo: una cápsula del tiempo única en forma de casa-museo etnográfico
Instalado en el interior de una casona del siglo XVI, este espacio museístico e interactivo acoge más de 6.000 piezas de valor histórico recopiladas por el escritor, empresario e inventor Maximino Fernández Sendín
5 noviembre, 2023 05:00Enmarcada en el corazón de la comarca de Paradanta, el valle del río Tea y las sierras de O Suído y O Faro de Avión marcan los compases naturales y paisajísticos de esta joya casi desconocida del interior de la provincia de Pontevedra. La localidad de Covelo esconde entre sus límites una enorme riqueza natural y patrimonial a la que merece la pena prestar mucha atención. De hecho, es en este municipio gallego donde se erige un curioso proyecto de museo vivo e interactivo que conforma una de las colecciones privadas más grandes e interesantes del sur de Galicia: la Casa-Museo Etnográfico Pazo da Cruz en Covelo.
Este singular espacio museístico se encuentra dispuesto en el interior de una vieja casona datada del siglo XVI, cuya exhibición permanente alberga más de 6.000 piezas de enorme valor histórico y etnográfico. Lo más curioso de este museo es que en él no conviven ni las vitrinas ni los rincones prohibidos, sino que absolutamente todo está dispuesto para ser tocado y explorado por aquellos que lo visitan. Una auténtica cápsula del tiempo interactiva creada gracias a la recopilación personal del escritor, empresario, inventor y Presidente del Centro de Estudios de A Paradanta y O Condando, Maximino Fernández Sendín (Oviedo, 1950). "He destinado los últimos 40 años a la adquisición pieza a pieza, alguna de las cuales, hoy sería muy difícil lograr, no solo por su alto coste, sino por su rareza y originalidad, además de lo que conlleva su almacenamiento, clasificación, logística, etc… Todo lo cual requiere, disponibilidad económica, fuerza física y psíquica para no desfallecer , después de tantos años”, manifiesta el impulsor del museo en el portal online del mismo.
Un museo vivo en el rural de Covelo
En el lugar de A Hermida, una antigua casa gallega vive una segunda vida en forma de museo. La vivienda ya resulta ser una pieza expositiva en sí misma, pues su estructura todavía conserva los elementos propios del siglo en el que fue construida, entre ellos un portón y cruz, pináculos, un patio empedrado, hórreo, lareira e incluso varias viñas rodeando a la propiedad. De puertas para dentro, su voluntad museística se ensancha gracias a la ingente y singular colección de piezas que acoge en su interior. Un catálogo con más 4.000 utensilios y más de 3.000 documentos gráficos y audiovisuales fruto del arduo trabajo de investigación y recopilación de su fundador.
La Casa-Museo Pazo da Cruz conforma una parada obligatoria para todos aquellos amantes de la historia y las tradiciones, pues el concepto museístico tan particular del espacio permite a sus visitantes viajar en el tiempo a través de las costumbres y la cultura popular de este pueblo del rural gallego. De hecho, el objetivo del Pazo da Cruz no es sólo reunir y conservar dichos elementos, sino ayudar a la investigación y difusión de un patrimonio histórico y etnográfico de valor incalculable para Galicia. Además, esta propiedad en Covelo también acoge la sede del Centro de Estudios de A Paradanta y O Condado así como la de los Premios Cumbres del Suido. Como curiosidad, cabe destacar que tanto la casa como el propio material etnográfico se encuentran disponibles para ser alquilados para rodajes de películas, cortometrajes, spots o exposiciones, entre otros. En cuanto al horario de visitas, el espacio museístico en Covelo abre sus puertas todos los días (excepto los lunes), incluidos los festivos, entre las 16:00 y las 19:00 horas.
Qué más ver y hacer en Covelo
Más allá del interesante espacio museístico que constituye el Pazo da Cruz en Covelo, la localidad pontevedresa puede presumir de otros rincones de gran riqueza natural y patrimonial. Sin ir más lejos, la parroquia de Barcia de Mera alberga entre sus límites una de las casas rectorales más espectaculares del rural gallego. Situada en una de las laderas del valle del río Alén y muy cerca de la playa fluvial sobre el Caraño, este singular conjunto barroco es también conocido como el Pazo Abacial y la iglesia de San Martiño, cuyos orígenes se remontan hasta el siglo XVIII. Por otra parte, pero dentro de esta línea de patrimonio religiosa y arquitectura popular, en la plaza de Covelo destaca la silueta de un curioso y llamativo cruceiro creado por el maestro Cerviño, el mismo autor del cruceiro de O Hío, considerado uno de los más importantes y significativos de toda Galicia.
Los ríos, los molinos de agua y los puentes medievales ―también los pasos centenarios― conforman otro de los trindentes más destacados dentro de la oferta turística del municipio de Covelo y de hecho, son varias las rutas que avanzan por los márgenes de ríos como el Tea, el Caraño o el Alén. Uno de los más conocidos y transitados es el denominado Sendero dos Carranos, una ruta a través de más de 100 años de historia que se extiende desde la casa rectoral de Fofe hasta la playa fluvial de Maceira. Los molinos recuperados y el puente de Portafurada, o la pasarela de Ponte Abuiá y la fervenza de Parrelos son también algunos de los enclaves naturales con más encanto de Covelo.
Por último, uno de los rincones más bonitos y visitados de Covelo nos traslada hasta el punto más alto de la provincia de Pontevedra. Situado a más de 1.150 metros de altitud sobre el nivel del mar, el monte y mirador del Faro de Avión conforman uno de los balcones naturales más increíbles en el límite entre las provincias de Ourense y Pontevedra. Desde este punto la panorámica alcanza lugares tan emblemáticos como las islas Cíes, el estuario del Miño y el Monte de Santa Trega así como las serras do Suído y Galiñeiro entre otras. Cabe destacar que a principios del año 2020 se instaló en el Alto do Faro de Avión un mirador astronómico que resulta ideal para la observación de estrellas y astros durante la noche. El lugar fue dotado entonces de asientos, baldosas para apoyar los instrumentos ópticos, un pie de metal para telescopios e incluso un planisferio celeste de metacrilato.