Noelia Otero, periodista viguesa.

Noelia Otero, periodista viguesa. Cedidas

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Noelia Otero, periodista gallega: "El periodismo es duro, pero más necesario que nunca"

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Noelia Otero Lago (Vigo, 1980) es, en esencia, periodista. A ello se ha dedicado desde que finalizó sus estudios y se puso por primera vez delante de los micrófonos de Onda Cero Vigo. De esta emisora pasó a la Cadena SER para, posteriormente, trazar otro salto que la llevaría a situarse frente a las cámaras: Las de la Televisión de Galicia, primero, y las de Telecinco, a continuación.

Como ocurre en casi cualquier profesión, esta viguesa atravesó una etapa de disconformidad con la suya. Admite que se sintió desencantada con cómo era habitual tratar, desde los medios de comunicación, cuestiones tan sensibles como la violencia machista. Lo anterior, sumado a un momento familiar delicado, la llevó a querer pelear por unos servicios públicos -de comunicación y sanitarios- de mayor calidad. Para ello, volvió a ponerse delante de un micrófono, aunque distinto de los que había conocido hasta el momento: El del Parlamento de Galicia. 

Su periplo político -como independiente con el equipo del socialista Gonzalo Caballero- duró algo menos de una legislatura, eso sí, un tiempo más que suficiente para que Noelia se percatase de que el arte de gobernar y de elaborar políticas públicas no estaba en su mejor momento. Eso sí, es de justicia reconocer que cada una de sus intervenciones en la institución autonómica gallega estuvo a la altura de lo que se puede y quiere esperar de un representante público: Por calidad e implicación. Era habitual verla ensayar con una gran concentración antes de defender sus argumentos desde el atril parlamentario.

Un arte, el de la comunicación, que sí que goza de buena salud gracias a profesionales del periodismo como esta viguesa enamorada de Galicia, que, por ser fiel a su vocación, tuvo que poner tierra de por medio y trasladarse a Madrid. Allí se puso al frente de programas de actualidad -en este caso, de investigación y sucesos- como "Código 10", en donde trabaja actualmente. La viguesa, directora adjunta del formato de Cuatro, acaba de alzarse, como miembro del equipo, con una Antena de Oro, distintivo que otorga la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España. 

"Código 10" es un programa relativamente nuevo en la parrilla televisiva, ¿qué cree usted que lo ha hecho merecedor de esta Antena de Oro?

Pienso que el rigor con el que se tratan temas delicados. Es un programa que nació para investigar sucesos y crímenes, pero ha demostrado que se encuentra al lado de la actualidad. El pasado 29 de octubre, cuando empezaban a notarse las consecuencias de la DANA, tiramos el programa abajo y fuimos el único medio que, en directo, estuvo funcionando como altavoz de personas que estaban atrapadas en camiones, en sus casas... Nos convertimos en información de servicio. También creo que somos un programa referente en lo que tiene que ver con la investigación. Contamos con fuentes muy acreditadas dentro de la Guardia Civil, de la Policía... Por ejemplo, en el crimen de Barbate, el de las narcolanchas, fuimos el primer programa que desmontó que la persona que estaba encarcelada no era la responsable. Del mismo modo, el año comenzaba con una exclusiva muy importante, que fue la de Cerro Muriano, en la que murieron dos militares durante unas maniobras. Nosotros accedimos a los audios que había de ese día y a las negligencias que se cometieron en la preparación de esas obras. Ayudamos a denunciar y a arrojar luz a las familias. Somos un programa de prime time que no se queda en el testimonio lacrimógeno, sino que va más allá. 

La periodista Noelia Otero, en su puesto de trabajo.

La periodista Noelia Otero, en su puesto de trabajo. Cedida

Mencionaba la DANA, que ha supuesto una grave crisis medioambiental y humanitaria en España. Pero también una crisis informativa debido a los bulos que han circulado y que no dejan de circular en torno a ella y a su gestión, ¿cree que la responsabilidad es de quien los vierte, o de quien no tiene la capacidad crítica para contrastarlos?

Desde luego, los medios de comunicación tenemos responsabilidad. Sin embargo, pienso que como sociedad debemos hacer autocrítica, porque buscamos consumir la información que nos interesa para posicionarnos en absolutamente todo. Me ha dado mucho coraje ver cómo hemos retuiteado o reamplificado en nuestras redes sociales lo que nos ha interesado: Si la información incidía en la mala actuación de Mazón y eso nos interesaba para culpabilizarle, la retuiteábamos, y lo mismo hacíamos para con el Gobierno Central. Falta mucho espíritu crítico. La responsabilidad es absolutamente transversal. Volviendo al tema de los medios de comunicación, somos democráticos y plurales para dar voz a todo lo que hay en la calle y esto hace que a veces te encuentres con personas que se creen bulos y vienen y los amplifican. Es muy difícil, a veces, cortar y parar eso, porque no sabes de dónde te va a venir.  

El periodismo del futuro, ¿tendrá que centrarse más en desmentir bulos que en buscar información?

Se está avanzando mucho en legislación, pero es verdad que la realidad nos aplasta. Creo que la base está en la educación. Ya en las escuelas se debería hablar de todo esto: Analizar quién publica, quién difunde y quién amplifica. Los más jóvenes deben adquirir pensamiento crítico y no consumir ni amplificar este tipo de informaciones -se refiere a los bulos o informaciones malintencionadas-. También deben denunciar los bulos. 

Volviendo a su perfil profesional, tras pasar por diferentes medios y volcarse en el tratamiento de distintos géneros periodísticos, ¿es en la información de sucesos donde más cómoda se siente?

A mí lo que más me gusta es la información. Me gusta salir a la calle, me gusta entrevistar, escuchar y que el periodismo sea un servicio público. Las televisiones privadas también tenemos que serlo en cuanto a trasladar información veraz y estar al lado de las personas. Esa ha sido mi vocación toda la vida y lo seguirá siendo. Como a los políticos, también a los periodistas nos dicen que somos todos iguales y no es así. Esta es una profesión muy sacrificada y muy vocacional, y no siempre hay un buen reconocimiento para ella. Hoy en día ni siquiera estamos bien vistos, pero el trabajo es más necesario que nunca. 

Noelia Otero, junto a sus compañeros de Código 10

Noelia Otero, junto a sus compañeros de "Código 10" Cedida

¿Siempre tuvo claro que su paso por la política sería temporal?

Sí, siempre. Se me ofreció la oportunidad de entrar en política, como independiente, cuando se hablaba de incorporar en las listas a profesionales de distintos ámbitos. Yo hacía poco que había perdido a mi madre en una época en la que padecimos la precariedad de la sanidad pública, y me había mudado a Madrid por la falta de oportunidades laborales de calidad en Galicia. También en aquel momento, las periodistas nos estábamos organizando desde el punto de vista de la perspectiva de género. Era un poco activista periodista. Cuando entré en política, siempre fui bastante independiente y entiendo que eso no gustaba. No obstante, me encontré mucho cariño dentro del PSOE, pero también dentro del PP y del BNG. Afortunadamente, quienes tenemos una trayectoria podemos ir y volver, porque no estamos por un sueldo. Ha sido una oportunidad y algo precioso, pero queda mucho por hacer para que la gente se sienta representada de verdad en la clase política. 

¿Qué supone, a nivel personal y profesional, estar al frente de un formato como "Código 10"?

Pues, era un programa que ya estaba en marcha y yo llegué como subdirectora. Con Nacho Abad no había tenido oportunidad de trabajar, aunque sí que habíamos coincidido. Da absoluto gusto, tanto trabajar con Nacho Abad que es codirector y presentador, con unas fuentes y una dicción y un rigor que, para mí, son un completo aprendizaje; como con David Alemán, que es el presentador que todo director querría tener. Carlos Ribé, el director, es un auténtico genio, y la productora, Mandarina, trata y cuida muy bien a su gente. Estoy encantada y no podría estar más feliz de haberme decantado por este proyecto. El único "pero" es no poder estar en Galicia, a la que jamás pienso renunciar, pero todos los fines de semana me vuelvo a Vigo y la semana me vuela porque estoy muy bien rodeada.