Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz

Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz Enrique Touriño Marcen

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Emilia Pardo Bazán en el Balneario de Mondariz: un refugio de amor en Pontevedra

La escritora comenzó a ir al Balneario por una dolencia hepática y allí acabó viviendo uno de los romances más importantes de su vida

5 octubre, 2021 06:00

Emilia Pardo Bazán es un destacado referente de la literatura gallega y española, que se convierte en insignia del feminismo gracias a su enardecida lucha por los derechos de la mujer. La calidad de sus escritos, su asertividad y su destacada labor en las letras españolas la convirtieron en uno de los personajes más importantes del siglo XIX y parte del XX.

Lo que pocos saben, quizás, es que la condesa Pardo Bazán jugó también un importantísimo papel en la sociedad gallega de la época, en la que despuntaba por su librepensamiento y su capacidad dialéctica. En este sentido, cabe destacar la presencia de la condesa en el Balneario de Mondariz, lugar que acabó por convertirse en peregrinaje obligatorio para la alta sociedad de los años 20 del pasado siglo.

El edificio en el que hoy se encuentra el Balneario se construyó en 1880 y llegó a rivalizar con los famosos balnearios de Baden-Baden (Alemania) o Bath (Inglaterra). Emilia Pardo Bazán, junto a personalidades como Carlos Arniches, Isaac Peral o John Rockefeller III, pasó más de treinta veranos relajándose en la villa termal pontevedresa.

Del hígado al corazón

Una afección hepática, según algunos escritos de la época, sería lo que llevó a Pardo Bazán a "tomar las aguas", cuyas propiedades mineromedicinales mejoraban condiciones como la diabetes, problemas en la piel, anemia o incluso piedras en el riñón. Así, recomendada por un galeno, comenzó a asistir asiduamente al Balneario con el fin de mejorar los síntomas de la enfermedad que padecía.

Para la condesa, Mondariz era un espacio en el que curar su cuerpo y su alma, pues además de los beneficios medicinales del agua del Balneario, la capacidad de relacionarse con sus amistades y de desarrollar su carrera como periodista fue lo que realmente la encandiló. Allí colaboró con la revista Mondariz y el suplemento La Temporada, ambas publicaciones pertenecientes a los hermanos Peinador, en las que se incluían informaciones locales, de salud y artículos generalistas. El médico fundador del Balneario, Enrique Peinador, fue de hecho uno de sus amigos más allegados y llegó a acompañarla en varios de sus viajes durante sus estancias en la villa termal.

"Mondariz cura los estragos del pensamiento y los males de la civilización"

También es conocida la estancia en el Balneario de otros escritores españoles, como fue el caso de Echegaray, Valle Inclán, Azorín o Benito Pérez Galdós. Con este último, Pardo Bazán llegó a mantener una relación amorosa tras separarse de su marido en 1883. Aunque todo empezó como una amistad epistolar, acabó derivando en una intimidad que duró décadas.

Durante veinte años de relación, que vivían abierta y apasionadamente en Mondariz, Pérez Galdós y Pardo Bazán vivieron su amor libremente, aunque la historia no trascendió hasta el hallazgo de las cartas que ella le escribió. Bajo el título de ‘Miquiño mío. Cartas a Galdós’, contó su romance epistolar, que tuvo lugar entre 1883 y 1915. Literatura, pasión e incluso infidelidades se retratan en las misivas de la condesa al escritor canario, y viceversa. También él acabó plasmando en los diálogos de su ‘Fortunata y Jacinta’ varias de las frases que Pardo Bazán le dedicaba.

De hotel rural a gran lujo

Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz. Foto: Enrique Touriño Marcen

Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz. Foto: Enrique Touriño Marcen

La presencia de la condesa en el Balneario, además, fue una de las excusas de los hermanos Peinador, fundadores del Balneario, para reformarlo y darle aires de sofisticación a uno de los lugares favoritos de "la flor y nata de la sociedad", como decían los escritos de Pardo Bazán. La propia escritora reconocería diez años después de sus primeras visitas, el espacio había adquirido "unas funciones y un uso que lo diferencian netamente del pequeño establecimiento rural que había conocido". Poco a poco, fueron convirtiendo Mondariz en una referencia internacional.

Es en este contexto que el arquitecto Antonio Palacios, amigo de los fundadores del Balneario, toma parte activa en la ampliación y reconfiguración de la construcción. Tras perder su calidad de "edificio modesto", el Balneario de Mondariz se convierte en un espacio con un marcado carácter monumental, a la par que urbano. De la importancia y autonomía de la villa termal proviene la segregación del municipio de Mondariz-Balneario, que se constituyó como ente local en 1924.

Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz. Foto: Enrique Touriño Marcen

Emilia Pardo Bazán, con algunos de sus amigos en el Balneario de Mondariz. Foto: Enrique Touriño Marcen Enrique Tourino Marcen

Hoy, después de más de un siglo de historia, el Balneario de Mondariz sigue siendo una referencia por la calidad de sus aguas mineromedicinales, además de haberse constituido como uno de los lugares con más historia de Galicia.