De Remache a la Sala A!: las discotecas light que causaron furor en Vigo

Los jóvenes vigueses que ahora rondan la treintena recordarán, con nostalgia y quizás algo de vergüenza, que antes de cumplir la mayoría de edad solían salir de fiesta a las seis de la tarde. Se empezaba en el Castro, en Escalera o en la Plaza de la Estrella, pero el denominador común de toda una generación era dónde se acababa: una discoteca light.

Año tras año, iban proliferando las sesiones denominadas light, que no eran más que salas abiertas en sesión de tarde en las que no se servía alcohol (en teoría). Entre los 90 y bien entrados los 2000, cientos de jóvenes de entre 14 y 18 años poblaban la ciudad para hacer botellón en la calle a plena luz del día y terminar bailando a Daddy Yankee o los últimos éxitos del bakalao.

La polémica que rodeaba estas sesiones hizo que las salas cambiasen en multitud de ocasiones el formato de las fiestas, llegando a dejar de celebrar estos eventos por las múltiples denuncias que recibían por servir alcohol a menores, aunque en muchas ocasiones los jóvenes ya habían hecho botellón antes de ir a cualquiera de las discotecas.

El formato, que se ha recuperado en algunos de los clubes de Vigo, aunque en el imaginario popular siempre reinarán cinco que se convirtieron en los reyes de, en este caso, la tarde viguesa.

Sol

A los pies de la Puerta del Sol, en la calle Carral, se puso de moda en los años 90 un enorme local en el que sus dos plantas diferenciaban estilos musicales. Allí, en sesión de tarde, decenas de vigueses ponían de moda un estilo de fiesta que todavía no se había extendido y que acabaría por ser el rey casi una década después.

Con pop en una planta y rock en la otra, Sol logró llegar a todo tipo de públicos y a varias generaciones, que hoy recuerdan con cariño uno de los lugares más míticos de la noche viguesa.

Remache

Un callejón que animaba muy poco a la fiesta fue, en realidad, el gran protagonista de la tarde y la noche para toda una generación, que vivió hasta el 2010 el esplendor de una sala que aparentaba tener pocas posibilidades. Lo que no era más que un pasillo resultó convertirse en la gran estrella de las sesiones light, conquistando desde Urzáiz a toda la juventud.

Con la Farola recién recolocada de nuevo al inicio de Príncipe, los adolescentes quedaban en el centro para disfrutar de seis a diez de las sesiones de tarde en el pequeño callejón, donde los éxitos del reggaeton sonaban todos los sábados.

Cool

La discoteca Embassi (antes Oliver) tenía también una sesión de tarde, denominada Cool. Allí iban jóvenes que buscaban música electrónica, en una sala que se alejaba de los ritmos latinos e incluía en sus fiestas a conocidos DJ y hasta gogós.

La sala, que fue perdiendo fuelle con el tiempo, llegó a cambiar de denominación y probar suerte con la sesión Sweet, que buscaba al mismo tipo de público, pero acabó eliminando su sesión de tarde por la poca afluencia de público.

Sala A!

En Bouzas y promovida por el Concello, esta sala quiso convertirse en un espacio de ocio "seguro y saludable", alejado del alcohol, del botellón y de todo lo que aquello conllevaba. Cada sábado, impulsadas por la Concejalía de Juventud, había fiestas temáticas que se postulaban como una alternativa a los espacios en los que, según se rumoreaba, sí que se vendía alcohol a menores.

Ramallosa 2000

Para los jóvenes de varias parroquias de las afueras de Vigo, esta discoteca, muy alejada de la ciudad, se convirtió en lugar de peregrinación. Rodeada siempre de polémica por los altercados que se producían por las noches, por las tardes la sala tenía un ambiente más tranquilo en el que cientos de jóvenes podían disfrutar de la música y el baile.