El 14 de marzo de 2020, pocas horas antes de que se decretara el Estado de Alarma, llegaba a Galicia el venezolano Jhonatan Reiley, solicitante de protección internacional.

Este curso ha comenzado el máster de Dirección Integrada de Proyectos en la UVigo y, junto a otra persona que prefiere no desvelar su identidad, es uno de los seleccionados de las ayudas que concede la Vicerreitoría de Responsabilidad Social, Internacionalización y Cooperación a estudiantes refugiados.

"Las becas dirigidas a la personas refugiadas son una muy buena iniciativa de integración y pluralidad de oportunidades", reconoce Reiley, quien recuerda que, aparte de la situación sanitaria provocada por la covid-19, los últimos años han estado marcados "por una crisis social", en la que "muchos vimos" en la migración "una posible solución".

Este curso 2021-2022 es el primero en el que se convocan estas ayudas. Están dotadas con una cuantía máxima de 3000 euros, que englobaba los gastos de matrícula, una dotación económica en concepto de ayuda de mantenimiento y residencia y la realización en la Universidad "de un curso de gallego o castellano que facilite su integración".

Henar Quintas, directora del Área de Responsabilidade Social e Cooperación, explica que se recibieron "seis solicitudes válidas" y se otorgaron dos becas, siguiendo criterios como "la nota media del expediente y el currículum, así como la presentación de una carta de aval por parte de una ONG".

La experiencia de Reiley

Esta convocatoria ayudó a que Jhonatan Reiley se convirtiera en alumno del máster interuniversitario en Dirección Integrada de Proyectos, que se imparte en la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte del campus de Pontevedra.

Reiley es titulado en Ingeniería Civil por la Universidad Central de Venezuela. El máster de la UVigo le permitirá "crecer profesionalmente" y reconoce que le está permitiendo tanto ampliar sus conocimientos “como mejorar las habilidades par a gestión de proyectos, mediante la integración de buenas prácticas profesionales en diferentes entornos”.

Residente en Vigo con su familia, Reiley llegó a Galicia el mismo día que la covid-19 obligaba a iniciar un confinamiento de casi cuatro meses. Una situación en la que hubo que "empatizar con tantos temores y trámites", pero en la que también destaca haberse encontrado "grupos de apoyo y organizaciones en las que fueron maravillosos a nivel de comprensión y apoyo".

Cerca de dos años después, reconoce que "Galicia es hermosa" y que sus hijas "están encantadas" aquí, al mismo tiempo que afirma que "no puedo decir que había Dejado Venezuela como tal". Señala que "para mí Venezuela es lo que hago y lo que represento en cada cosa", de tal manera que, "desde que sellaron mi pasaporte en el aeropuerto de Maiquetía, no dejé de estar en modo Venezuela".