Plantación de Acuña en Lalín.

Plantación de Acuña en Lalín. Cedida

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El éxito del trigo gallego: el "pan kilómetro cero" de Acuña que conquista Pontevedra

Las semillas de variedad caaveiro son plantadas en Lalín, molidas en Melide y amasadas en Pontevedra para crear bollas que son un auténtico manjar para los amantes del buen pan

11 marzo, 2024 05:00

Con setenta años de amasado de buen pan en sus genes, Andrés y Jacobo Acuña han conseguido revolucionar el sector panadero pontevedrés gracias a sus "panes de kilómetro cero": después de una primera cosecha que tuvo un rendimiento de 7.300 kilos reeditarán su éxito aumentando una hectárea su plantación. "Vimos que el rendimiento era óptimo y decidimos plantar más, así que ahora en vez de tres tendremos cuatro hectáreas de trigo propio", explica de manera muy sencilla Andrés, uno de los herederos del negocio familiar.

Estos jóvenes pontevedreses, cuarta generación de una de las familias panaderas más conocidas de la capital, presumía el pasado verano de haber creado deliciosos panes sin haberse movido de la provincia de Pontevedra. "Plantamos trigo gallego de variedad caaveiro en Lalín y sacamos 7.300 kilos de harina que nos dieron para algo más de dos meses de producción", explican.

Su "pan de kilómetro cero" no solo ha sido un éxito de ventas, sino que ha logrado un rendimiento empresarial que los herederos de Acuña no esperaban cuando empezaron esta aventura. "Íbamos a ciegas porque nunca habíamos hecho nada así", reconoce Andrés; "tenemos una pequeña finca familiar en Vilaboa que había tenido resultados irregulares, además de que al no usar pesticidas estamos mucho más expuestos a las plagas".

Estado actual del trigo de los Acuña en Lalín. Foto: Cedida

Estado actual del trigo de los Acuña en Lalín. Foto: Cedida

Así, con el conocimiento que tenían de haber plantado poco más de 3.000 metros en su finca familiar, se lanzaron a la aventura con una gran plantación de la mano de Miguel y Laura, una pareja de lalinenses que se encarga de que el trigo de los Acuña crezca en condiciones inmejorables. "Hicimos bollas de kilómetro cero con nuestra harina hasta donde nos dio, que fue algo más de dos meses, y ahora con una hectárea más esperamos llegar a los 10.000 kilos, que igual dan para tres o cuatro meses", explica Andrés.

"Seguimos yendo a ciegas, así que la producción es variable porque no sabemos a qué nos exponemos, ni si tendremos alguna plaga o la climatología nos estropeará la plantación", insiste. "La primera vez fuimos completamente a ciegas porque Miguel y Laura nunca habían plantado cereal y logramos un rendimiento de 7.300 kilos (2.500 kilos por hectárea), cuando lo normal habría sido rondar los 3.000 kilos por hectárea: estamos encantados con este rendimiento excepcional".

Por ello, con estas increíbles cifras, se han lanzado a una segunda vuelta en la que aumentarán el espacio en el que cultivarán trigo 100% gallego, que se molerá "como siempre" en Melide y que volverá a Pontevedra para hacer las bollas que los habitantes de la capital disfrutan cada fin de semana. "Nuestro pan gallego es dorado, aunque a la barra artesana le metemos un poco de centeno para darle más color, pero tiene un sabor que se valora mucho", explicaba ya sobre los primeros panes que salieron de este proyecto pionero. "Son panes más gourmet, para disfrutar con la familia, con buenos vinos y con buenos quesos: hace años que el pan ha perdido importancia en la mesa y queremos aprovechar que ahora está remontando y la gente demanda cada vez más esa calidad y ese sabor".