Esfuerzo coordinado de los sectores público y privado para la recuperación económica post-pandemia
Un análisis por parte del presidente de la CEG de la situación económica que va a dejar el Covid en Galicia y de cómo las empresas y las administraciones deben aunar esfuerzos.
Si bien la COVID-19 va a tener un profundo impacto en nuestra economía y empresas, superar la pandemia exige un esfuerzo coordinado sin precedentes de los sectores público y privado.
Y es que afrontamos una situación que debemos enfocar a través de dos planos diferentes: por un lado, atender las necesidades generadas por sus consecuencias, y por otro, abordar la transformación del modelo productivo, y en consecuencia, los retos de la descarbonización, transición energética justa y economía circular, digitalización, envejecimiento de la población, captación de inversión y reindustrialización, así como incremento en I+D+i.
Desde mi elección como presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia en el pasado mes de enero he venido manteniendo reuniones periódicas con distintos representantes de las administraciones tanto a nivel nacional, como autonómico y provincial para tratar de conseguir el apoyo y el compromiso institucional en ambos sentidos.
A ellos les he pedido en primer lugar, y teniendo en cuenta la situación actual –más que inmersos en la tercera ola de la pandemia-, la adopción de todas las medidas necesarias en materia fiscal, económica, laboral o de cualquier otra naturaleza que garanticen la supervivencia del mayor número de empresas posible. Cada vez que se destruye una empresa, se destruye la ilusión de un empresario, además de los puestos de trabajo correspondientes.
Igualmente, y como palanca de recuperación de la crisis, es fundamental apoyar la internacionalización y la actividad exportadora. Para ello es imprescindible reforzar los mecanismos, sistemas y servicios de apoyo a las empresas para mejorar su capacidad exportadora y de llegar a nuevos mercados.
Los empresarios gallegos también estamos muy preocupados por la fiscalidad, por lo que hemos demandado armonización fiscal a nivel nacional y europeo que garantice una mayor competitividad de las pequeñas y medianas empresas a nivel general. Desde la CEG apostamos por un modelo fiscal simplificado, tanto en número de tributos como en presión, tanto a ciudadanos como para empresas, lo que permitirá un mayor margen para la inversión y el consumo, que a medio plazo generará mayor riqueza.
Y es que se deberían eliminar aquellas medidas fiscales que disuadan a particulares y empresas de realizar inversiones productivas en Galicia. Es más, nuestra comunidad debe ofrecer condiciones idóneas para la atracción de inversiones productivas y el desarrollo de nuevos proyectos empresariales e industriales. El tiempo preciso para la licencia de la actividad, el precio de la energía y la disponibilidad de suelo industrial son, además, otros factores a tener en cuenta.
Si a la aplicación de medidas fiscales se añade la actuación a favor de la agilización burocrática efectiva de la administración, objetivo que debe estar por encima de cualquier otro, se conseguirá el doble reto de que las empresas gallegas sean competitivas, así como la atracción de inversiones para Galicia.
Igualmente he dejado más que patente en los últimos dos meses la necesidad de una apuesta urgente por la reindustrialización de Galicia, modernizando la industria existente y apostando por la promoción de nuevas explotaciones a través de proyectos estratégicos y tractores, que permitan abordar todo el ciclo productivo, y en todo caso sin renunciar a liderar aquellas fases de mayor valor añadido. Me refiero a nuevas industrias sostenibles, competitivas, generadoras de empleo de calidad, que refuercen la capacidad industrial de nuestra comunidad autónoma como factor fundamental de tracción de la economía y generación de riqueza. En definitiva, Galicia precisa una planificación estratégica para su desarrollo industrial, que acerque el peso de la industria en el PIB al entorno del 20%.
En este sentido no debemos desaprovechar la oportunidad que nos brinda la puesta a disposición de los Estados miembros por parte de la Unión Europea del mayor volumen de recursos de su historia; alrededor de 2 billones de euros entre el Marco Financiero Plurianual para 2021-2027 y el Plan Europeo de Recuperación. Creo que los interlocutores económicos y sociales debemos ser llamados a participar durante todo el proceso que acompaña a cada fondo, desde su planificación inicial hasta el seguimiento de su ejecución, y así se lo hemos hecho saber a las distintas administraciones transmitiéndoles nuestra disposición para participar y acercar las necesidades que las empresas transmitan en relación con los fondos de los que la comunidad sea destinataria.
En línea con la transformación del modelo productivo, no me cabe duda de que la inversión de las empresas y la formación del personal a favor de la digitalización deben ser objeto de apoyo económico y financiero por parte de la administración, así como la promoción de un mayor nivel de inversión tanto pública como privada en I+D+i como base de un desarrollo sólido de nuestro tejido empresarial.
Los empresarios cumpliremos con nuestra parte; las administraciones públicas deben trabajar de forma coordinada y cohesionada para cumplir con la suya.