De todos es sabido que sumar fuerzas contribuye a afrontar los retos con mayor posibilidad de éxito. Así lo hemos pensado las patronales del Noroeste peninsular a la hora de unirnos para reivindicar nuestra reactivación en lo que a la solución de desafíos económicos comunes se refiere.

Así, el próximo día 11 de noviembre, Compostela albergará un nuevo encuentro del Noroeste en el que participarán tanto representantes empresariales de este ámbito territorial como de las administraciones autonómica y estatal, del que saldrá una declaración para que los correspondientes Ejecutivos tengan en cuenta las particularidades de nuestras regiones a la hora de desarrollar sus políticas; financien programas que apoyen la inversión regional; y promuevan actuaciones que hagan de este ámbito un territorio atractivo para el mantenimiento y crecimiento de la actividad económica.

No nos podemos permitir que seamos la marcha lenta de una España que circula a dos velocidades. Nuestra lucha comienza por la marginación sufrida por el noroeste de los Ejes ferroviarios europeos. El plan “Mercancías 30” ha definido un mapa de nodos principales de España para su conexión a los ejes prioritarios europeos de transporte de mercancías ferroviario del que no forman parte Asturias, León ni Galicia – una región económica que representa el 9% del PIB nacional, el 9,3% del empleo y el 9,7% del tejido empresarial-, y pese a que si estaban inicialmente en el Corredor Atlántico. La exclusión de ese plan de intermodalidad estatal supone que nuestras regiones quedan lejos de ser consideradas prioritarias para recibir financiación europea. Así que reivindicamos al Gobierno central que rectifique su decisión y que nos dispense igualdad de trato con el Corredor Mediterráneo.

Continúa por otro desafío compartido cuya solución contribuirá a la cohesión territorial como es el llamado “reto demográfico”. En este sentido demandamos del Ejecutivo la efectividad de acciones encaminadas a una transformación estructural del medio rural en los ámbitos de conectividad y movilidad, prestación de servicios, diversificación económica y creación de empleo, y vivienda y transformación urbana.

E igualmente por una financiación autonómica en base a un sistema que responda al coste efectivo de los servicios públicos, siendo necesario incidir en los factores de edad y dispersión de la población a la hora de calcular el coste de la sanidad, educación y servicios sociales.

También, y cómo no, por la premura en que las administraciones contribuyan a la transición hacia las energías renovables, apurando la aprobación de proyectos y planes que permitan la instalación de sostenibles para reducir nuestra huella de carbono; en una apuesta firme por la transición energética, aunque siempre y cuando se asegure el suministro y la competitividad -la cobertura de las necesidades de las familias y empresas-, porque solo de esta forma será justa y sostenible.

Nuestra hoja de ruta está clara. No nos resignaremos a ser un enclave de segunda. No cejaremos en nuestro empeño hasta subirnos al tren del futuro.