Herederos de un príncipe polaco reclaman cuadros del Museo de Pontevedra robados por nazis
La familia heredera del príncipe Czartoryski exige la devolución de dos cuadros expoliados durante la Segunda Guerra Mundial
29 diciembre, 2020 19:05PONTEVEDRA, 29 Dic. (EUROPA PRESS) –
La familia heredera del príncipe polaco Wladislaw Czartoryski ha reclamado al Museo de Pontevedra la devolución de los cuadros de la Virgen ‘Dolorosa’ y un ‘Ecce homo’, unas pinturas que fueron expoliadas por el régimen nazi y, posteriormente, localizadas en la institución museística.
Además del Gobierno polaco, ahora también reclaman estas piezas los descendientes de su primer propietario, el príncipe dueño del Castillo de Goluchów, donde se produjo originalmente el saqueo alemán.
El vicepresidente de la Diputación de Pontevedra, César Mosquera, ha informado este martes en rueda de prensa de que el Museo de Pontevedra continúa con los planes anunciados y devolverá ambas piezas a quién indique el Ministerio de Cultura, entidad que tiene la competencia para gestionar este tipo de asuntos a nivel estatal.
Las dos piezas, atribuidas al pintor holandés Dieric Bouts, habían llegado al Museo a través de la colección Fernández López, pero la división de rastreo de bienes expoliados del Ministerio de Cultura polaco las identificó como parte de las obras robadas.
Según ha revelado César Mosquera, el Museo recibió la semana pasada una carta de los representantes de la familia heredera, actuando en nombre de cuatro personas, el príncipe Adam Karol Czartoryski, la condesa Maria Helena Zamoyska, el conde Zdzislaw Zamoyski y el conde Adam Zamoyski, que aseguran ser legítimos propietarios.
En la carta explican que la colección recuperada del Castillo de Goluchów pasó en su momento al Estado polaco, pero las dos piezas encontradas en el Museo no estaban incluidas en la relación de venta por lo que, a su entender, deben serles entregadas directamente a los herederos directos.
Una vez recibida la carta, Mosquera ha explicado que el asunto se derivó a los servicios jurídicos de la Diputación y también al Ministerio de Cultura. Según ha indicado, este "es un recurso que parece difícil de prosperar" ya que, atendiendo a los convenios internacionales sobre arte expoliado en la II Guerra Mundial, "las piezas se van a devolver muy probablemente al Gobierno polaco para que este, después, se arregle con la familia", ha apuntado el responsable político del Museo.
Identificados durante el confinamiento
El vicepresidente ha subrayado que la noticia de la identificación de este díptico religioso como bien espoliado surgió durante el confinamiento por la pandemia, cuando Mariusz Wisniewski, del Departamento de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia, contactó con el Museo de Pontevedra.
Según la documentación que aportaba, las dos piezas pertenecían a la Colección de la Princesa Czartoryski en Goluchów que había sido robada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Ambas pinturas, tras salir de Varsovia en 1944, reaparecieron en el comercio de arte de Madrid en 1973.
Después, ingresaron en el Museo como depósito del coleccionista José Fernández López y, desde 1994, son propiedad, después de la compra de su colección (313 pinturas de autores y cronología diversas), gracias a la colaboración de la Diputación de Pontevedra, la Xunta de Galicia y el Concello de Pontevedra.
Se desconoce dónde y en qué momento fueron adquiridas por Fernández López, pero todo parece indicar que pudo haberlo hecho en uno de los establecimientos de la familia Maragall, la Sala Parés de Barcelona o la Galería El Cisne de Madrid, de las que era cliente habitual.
El díptico está atribuido al pintor holandés Dieric Bouts (Ca. 1420- 1475), principal representante de la Escuela de Lovaina, y constituye un buen ejemplo de una tipología de la que se conservan numerosos ejemplares en museos y colecciones particulares, realizados por el artista, o bien por su taller e imitadores. En el caso de las piezas del Museo de Pontevedra, su valoración ronda los 23.000 euros cada una, al hacer una estimación en base al precio pagado por toda la colección Fernández López (600 millones de pesetas).
Ambos cuadros estaban actualmente en la sala de reserva, pero formaban parte de las muestras permanentes de los edificios centrales del Museo, ahora clausurados. Son dos obras significativas, que serán objeto de exposición antes de su devolución.