El Dinoseto, preparado para abandonar la Alameda.

El Dinoseto, preparado para abandonar la Alameda. Treintayseis

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Hasta luego, Dinoseto: así fue el complicado traslado del accidental símbolo de Vigo

La operación, en la que participaron hasta cuatro operarios, se prolongó durante más de una hora y hubo problemas de espacio en el transporte por el Dinosetiño

2 octubre, 2024 17:08

Como una estrella de Hollywood decadente, Dinoseto abandonó este miércoles la Alameda, su hogar durante los últimos cuatro años, para someterse a una reparación en el vivero municipal de O Castro.

Ya avanzaba el alcalde, Abel Caballero, que sería una tarea laboriosa. Durante más de una hora y bajo una abundante lluvia, cuatro operarios de Parques y Jardines ejecutaron las maniobras ante la atenta mirada del regidor y su equipo de Gobierno, además de los curiosos que pasaban por la Plaza de Compostela. Una mujer, incluso, se introdujo en la zona vallada por equivocación y tuvo que hacer malabarismos para poder salir de los jardines.

Abel Caballero y varios concejales asisten al traslado del Dinoseto.

Abel Caballero y varios concejales asisten al traslado del Dinoseto. Treintayseis

El Dinoseto ya había dado señales de agotamiento, casi sin hojas y con el esqueleto de metal al aire, desnudo por el paso del tiempo, el escaso cuidado y la poca luz que recibía ene la Alameda. Todos los que estaban presentes veían un simulacro de entierro del que, casi por accidente, se convirtió en símbolo de Vigo. 

El primer movimiento fue para el Dinosetiño; la cría, con mejor aspecto que su antecesor, fue la primera en elevarse al cielo de Vigo para quedarse esperando en la grúa que los trasladaría a los dos setos. El Dinoseto costó más, con varios intentos, rectificaciones y añadidos a las cuatro cadenas que lo tenían que suspender en el aire hasta tocar suelo firme.

Maniobra con el Dinosetiño.

Maniobra con el Dinosetiño. Treintayseis

Una vez elevado sobre el vehículo, y tras varias mediciones de uno de los trabajadores, metro amarillo en mano, apareció un gran problema: no cabían los dos setos en el remolque. Por lo tanto, hubo que sacar al pequeño dinosaurio de la grúa con un elevador, que lo cargó durante el resto del proceso.

El Dinosetiño, dejando hueco para el Dinoseto.

El Dinosetiño, dejando hueco para el Dinoseto. Treintayseis

Por fin, volteado y encajado en el vehículo, Dinoseto puso rumbo a O Castro con todo un séquito de coches de policía y personal municipal que le abría paso en sentido contrario por la Plaza de Compostela. Dinosetiño, por su parte, se quedó esperando su turno bajo la lluvia.

Se sabe que no es un "adiós", sino un "hasta luego", porque la previsión es que el seto jurásico regrese a algún lugar de la ciudad para volver a disfrutar de los selfies, las fotos y las miradas de turistas, aunque se desconoce cuál será su futura ubicación.