La psicóloga María Esclapez, en Galicia: "Todos tenemos heridas emocionales"
¿De qué manera determina el tipo de apego el carácter de un adulto? ¿Es natural la independencia afectiva? La profesional alicantina visitó Vigo para hablar de todas estas cuestiones con motivo de la presentación de su último libro
5 octubre, 2023 05:00María Esclapez Cartagena (Elche, 16 de julio de 1990) es psicóloga especializada en relaciones de pareja y clínica, y, además, cuenta con 447.000 seguidores en su perfil de Instagram. Visitó Galicia y, concretamente, la ciudad olívica, para presentar su cuarto libro: "Tú eres tu lugar seguro". Antes publicó "Inteligencia sexual", "Ama tu sexo" y "Me quiero, te quiero". Los dos primeros atraviesan los vínculos relacionados con la sexualidad, mientras que los dos últimos se centran en las relaciones de tipo afectivo. Esta profesional mantiene que, para tener relaciones sanas, es necesario, en primer lugar, estar bien con uno mismo. De lo contrario, se reflejarán los problemas en los demás.
Con el listado que usted publica en su libro para determinar si una persona tiene o no heridas emocionales, resulta difícil pensar que alguien no pueda tenerlas.
(Se ríe) Claro, ahí está. El tema es que todos tenemos heridas emocionales. Nadie se libra. Todos hemos pasado por episodios complicados en la vida y hemos atravesado una infancia. Aunque se quiera hacer todo bien, siguen pasando cosas. Hemos tenido padres, la mayoría, que han querido hacer lo correcto en este sentido y han sido buenos, pero a veces, como digo, te pasan cosas: si no es en la infancia, es en la adolescencia, y, si no, en la edad adulta. Eso que pasa se va grabando en nuestro cerebro de una manera diferente al resto de información y es donde surgen esas heridas emocionales.
Habla en los capítulos de partida sobre el apego, un término que ya se maneja mucho en la psicología popular. ¿De qué manera determina el carácter adulto?
Influye mucho, pero, es verdad que no es determinante siempre y cuando trabajes aquellas cosas que consideras que te están influyendo en el presente. Hay gente que piensa que ya no se puede hacer nada -se refiere si el apego no ha sido seguro- y sí, tú puedes trabajarlo: puedes ir al psicólogo, hacer un trabajo de consciencia sobre lo que has aprendido, cuál es tu historia… Pero es verdad que las cosas que pasan cuando somos pequeños son las que más peso tienen, especialmente, las que ocurren en el núcleo familiar. También es importante la parte más biológica del ser humano, la genética. ¿Todo esto determina? Sí, pero podemos cambiar muchas cosas. Por esto existe la Psicología.
¿Y en qué tipo de relaciones es más determinante el tipo de apego que has establecido?
En todas y en todo. Influye hasta en el trabajo. El tipo de apego que tú tengas no solo tiene que ver con las relaciones afectivas. En el trabajo, como comentaba, las personas evasivas se evaden, terminan obsesionándose con él.
El tipo de vida que se lleva a cabo hoy en día, ¿permite a los padres construir un apego seguro con sus hijos?
Es verdad que hay que hacer malabares en este sentido. Yo siempre digo que intentar ser lo suficientemente bueno, ya es ser suficientemente bueno. Pensamos que, para ser buenos padres, hay que dedicar a los hijos todo el día y todo el tiempo, pero hay trabajo y cosas que hacer. Con todo ello hay que hacer un equilibrio, pero todo lo bien que lo quieras hacer ya va a ser suficiente. Lo importante es estar ahí emocionalmente. Más, incluso, que físicamente.
¿Nuestros miedos irracionales vienen de situaciones que hemos vivido de pequeños y no hemos sabido identificar de adultos?
Todas las respuestas están en nosotros y, en algunos casos, no hemos sabido encontrarlas. Pero las tenemos. En ocasiones me ha ocurrido con algún paciente el tener una sesión y, a los dos o tres días, que me escriba y me diga "me ha venido una escena de cuando era pequeña…". Eso es que se están desbloqueando recuerdos que igual estaban apartados y afloran porque estamos hurgando en la herida. Gracias a esto somos capaces de atar cabos. Es un trabajo difícil porque se trata de cosas dolorosas que el cerebro ha guardado, precisamente, por eso.
Habla también en su libro de la ansiedad que genera el no poder tener las cosas bajo control. Pero, ¿realmente estamos diseñados para vivir en la incertidumbre?
No. (Ríe). El otro día hablé con mi psiquiatra por un tema personal y le comenté que no sabía lo que iba a pasar… Él, sin decirle nada más, me dijo que la incertidumbre es una de las peores emociones que podemos sentir. El ser humano necesita tenerlo todo más o menos controlado y un entorno estable. Una cosa es una incertidumbre que tiene que ver con algo de buenas vibes, por decirlo así. Esto es más fácil. Pero si es algo malo… Es muy difícil. Pero como tip podemos usar las distracciones. Cuando algo nos obsesiona demasiado y hemos comprobado que ese pensamiento no tiene ninguna utilidad lo que nos queda es apartarlo y centrarnos en otras cosas hasta que la incertidumbre se vaya aclarando. Hablo de hacer deporte, meditar, o hacer cosas que nos hagan sentir bien.
Las rumiaciones representan el caballo de batalla de muchas personas. Se habla de transitarlas, abrazarlas… Pero, ¿es mejor esto o apartarlas? ¿Cuándo hay que decir "hasta aquí"?
En el momento en el que te está haciendo daño eso y sientes que ya no lo controlas, es decir, viene a tu mente sin que tú quieras. Se está automatizando esa rumiación. Hay que intentar decir: "no voy a entrar aquí" y, si viene, "voy a intentar cambiar de tema", hasta que se pueda resolver. Ese tema al que estoy cambiando también me tiene que atrapar.
Estamos en un momento en el que se habla mucho de salud mental y priorizamos el cuidado de nuestra mente, ¿hasta qué punto el luchar por nuestro bienestar emocional puede acrecentar nuestro egoísmo?
Yo hablo sobre la independencia afectiva y sobre que ésta no existe. Precisamente, se está poniendo de moda el pensar solo en uno mismo y sentirse independiente y que se puede estar bien solo. Esto no es así. No es sano ni natural. El ser humano está hecho para tener relaciones afectivas con el resto de personas. Somos seres sociables y necesitamos ser interdependientes. Es cierto que nos hemos centrado mucho en el "tienes que estar bien tú", pero para estar bien con los demás. Si tú estas mal es cuando empiezas a reflejar tus problemas en los demás y cuando tus relaciones empiezan a ir mal y hay cosas que te bloquean a la hora de tener relaciones sanas. Si estás bien, sabes lo que quieres, lo que no; sabes establecer tus límites… Al final esas relaciones con los demás van a ser más sanas. El enfoque es, en definitiva, estar bien tú y los que te rodean.
¿Acudir al psicólogo se está convirtiendo en un bien de consumo? Es decir, hoy en día es frecuente que casi todo el mundo lo haga o lo haya hecho, ¿hay algo malo detras de acudir a terapia "por que sí" o sin un problema, llamémosle, "real"?
Podemos extrapolarlo a ir al médico. Todo el mundo va al médico. Conozco gente que acude, incluso, dos veces por semana. No me planteo que eso sea un problema, porque si lo necesita… Yo no voy a cuestionar esa necesidad. Lo mismo pasa con la salud mental, que no deja de ser salud. Una "rallada", aunque no la veas, está ahí y quizá te está provocando malestar. Cerebro tenemos todos, problemas tenemos todos y "ralladas", también. Otra cosa es que acudas al psicólogo porque cualquier cosa que te pase no sepas manejarla a pesar de que ya hayas ido anteriormente y tengas las herramientas para ello. Ahí hay otro problema que es cuestionar la intervención, bien porque no está siendo útil o porque está generando una dependencia.
Siguiendo al filo del bum de la Psicología y sobre la figura del psicoinfluencer: ¿Estamos ante una sobresaturación de dicho perfil y de este ámbito, en general, que puede llevar a las fake news psicológicas?
En redes sociales al final el filtro lo pones tú. La Psicología está de moda. Lo bueno es que mucha gente se ha dado cuenta de la importancia de la salud mental, pero, por otra parte, estamos también ante algunos perfiles que no son muy de fiar, que se copian unos a otros, que la información la van tergiversando cada vez más… Hay que pasar un filtro a todas esas informaciones. Para mí una cosa muy importante es, por ejemplo, que todos los libros tengan bibliografía. Un punto importante también, en este caso para redes, es recordar que los psicólogos no podemos hacer publicidad de nada. Tenemos un código deontológico que nos lo impide. Tú, como psicólogo, puedes ir a espacios patrocinados como divulgador a hablar sobre un tema, pero no puedes decir a tus seguidores "tienes un código de descuento" para adquirir un servicio. ¡No veas las ofertas que me llegan y a las que tengo que decir que no!