Daniel Jesús López Vega.

Daniel Jesús López Vega. Cedida.

Salud

El psicólogo Daniel J. López, en Galicia: "Hay que hablar del suicidio, pero de manera responsable"

Papageno, la asociación nacional de profesionales para la prevención de la conducta suicida, desembarca en Galicia, una de las tres zonas de España más afectadas por esta cuestión

19 febrero, 2024 05:00

Papageno es la Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio, una entidad sin ánimo de lucro impulsada por un grupo de profesionales de la salud mental y presidida por el psicólogo sanitario Daniel J. López Vega (Jerez de La Frontera, 18 de junio de 1972) que, a través de un acto en el Centro Municipal de Teis -este lunes, a partir de las 19:30 horas-, desembarcará por primera vez en Galicia y, concretamente, en Vigo, como red de apoyo y grupo de ayuda mutua para personas que han perdido a un ser querido por suicidio.

Según datos que maneja la asociación, en 2022 un total de 4.227 personas murieron por suicidio en España -son las que están registradas, aunque podrían ser muchas más- y, de esta cifra, 328 muertes fueron en Galicia y, 99, en la provincia de Pontevedra. La conducta suicida ha aumentado desde la pandemia y el aislamiento y la dispersión son dos factores que la agravan especialmente.

Por otro lado,el sufrimiento y el duelo ante la muerte de un ser querido que se ha quitado la vida sigue estigmatizado y marcado por la vergüenza y la culpa. Daniel J. López Vega incide en la necesidad de hablar del suicidio, pero no de cualquier manera, sino con responsabilidad.

¿Qué es Papageno y cuándo se fundó?

Es una asociación a nivel nacional que se dedica a la prevención y a la posvención de la conducta suicida. Se creó en 2019. Entre tres compañeros lo hicimos.

¿Por qué la necesidad de crear esta asociación? ¿Existía ya alguna similar?

Había algunas asociaciones en Madrid, en el País Vasco y en Cataluña. Luego ya aparecimos nosotros a nivel nacional. Entonces no se hablaba nada de la conducta suicida. Lo que ocurría era que se ocultaba y nosotros nacimos con la idea de visibilizar el problema. Ahora se le da más visibilidad a los problemas de salud mental y éstos se han agravado por el aislamiento social, por ello, hemos crecido muy rápido. Nosotros no teníamos previsto dar servicio directo de atención, pero ahora sí tenemos entre nueve y diez grupos.

Además de dar visibilidad a la conducta suicida, ¿qué otras líneas de actuación tiene Papageno?

Tenemos formación de profesionales y un grupo de ayuda mutua de personas en riesgo por conducta suicida. En Andalucía tenemos entre ocho y nueve grupos de ayuda mutua de duelo por suicidio, de personas que hayan perdido a un ser querido por este motivo. También estamos intentando hacerlo ahora en Galicia, en Valencia y en Cantabria.

A nivel psicológico, ¿en qué se diferencia el duelo por suicidio de un duelo por una muerte natural o por enfermedad?

Es un duelo prohibido. Hasta 1964 estaba incluido dentro del Catecismo católico en el apartado de los homicidios o del aborto. Por lo tanto, si alguien moría por suicidio no lo enterraban en el Campo Santo. Esto provocaba un rechazo social y que de este tipo de muertes no se pudiese hablar libremente. De hecho, muchas familias lo ocultan. Dicen que entre el 80% y 90% de los duelos por suicidio, si no se tratan correctamente, se pueden cronificar.

"Los duelos por suicidio si no se tratan, pueden terminar cronificándose"

Si un duelo ya es difícil, a ello hay que sumar esa vergüenza y el silencio…

También es más difícil que alguien te escuche. Hay gente que pierde amistades porque, quizá, no son capaces de dar un pésame o de hablar de un tema que, hasta hace no mucho, era tabú. Además, como no es un problema de salud mental, ya que el duelo se considera algo natural, pues tampoco se encuentra ningún servicio público de salud mental en el que tratarse.

Las personas que acuden a los grupos de riesgo por conducta suicida, ¿lo hacen derivados o por iniciativa propia?

Son personas en riesgo leve o moderado, que tienen una ideación suicida y que necesitan un apoyo al margen del que ya se les da desde los servicios sanitarios. Suelen acudir por iniciativa propia. En el duelo por suicidio la mayoría de la gente viene derivada del sistema sanitario público, de Andalucía en este caso. En Galicia haremos un sistema mixto.

El equipo de Papageno.

El equipo de Papageno.

¿Son todos profesionales de la salud mental los que dirigen estos grupos?

En los nuestros tú te puedes encontrar tres tipos de grupos: Los que son solo de profesionales -que apoyan a las personas en riesgo por conducta suicida-, los que son dirigidos por aquellos que han perdido a un ser querido por suicidio y los mixtos, con un psicólogo o psicóloga y alguien que haya superado el duelo y ejerza un acompañamiento en la escucha y la validación.

¿De dónde viene, a nivel comunicación pública, esa censura a la hora de hablar de suicidio?

Hay una cosa que se denomina "Efecto Werther" sobre una novela que se escribió a finales del Siglo XVIII y en la que el protagonista se suicidaba. Se vio que hubo un incremento de suicidios, no solo con el mismo método que usaba el personaje, sino que hasta se empleaba su manera de vestir. En el XX se descubrió que, cuando se trataba de una manera alarmista el suicidio de una persona famosa, luego había también un incremento en el número de suicidios. Lo que pasó fue que los periódicos decretaron en sus libros de estilo que no se podía hablar de suicidio. Esto se habrá cambiado últimamente. Nosotros damos todos los años premios a los periodistas que mejor tratan este tema. Es el efecto contrario, el efecto Papageno -nombrado así por la OMS en honor al nombre de un personaje de la Flauta Mágica que salva su vida porque otros tres le convencieron de que no lo hiciera-.

¿Tenemos que hablar de suicidio?

Tenemos claro que hay que hablar, pero lo que no vale es nombrar el método, el lugar, poner una foto de la persona que ha fallecido o ser alarmista. Tampoco repetir 500 veces la misma noticia de que alguien se ha suicidado. Por ejemplo, cada vez que se conmemora el aniversario de la muerte de Kurt Cobain sale la nota del suicidio, la forma en la que murió… Ahora porque ha perdido un poco de popularidad, pero en su época, que era un ídolo de masas, provocaba que gente vulnerable lo pudiera imitar. Se debe hablar de suicidio pero de forma responsable para evitar un efecto imitación.

"A la hora de comunicar un suicidio lo que no vale es nombrar el método, el lugar, poner una foto de la persona que ha fallecido o ser alarmista"

¿Por qué decidieron seguir la expansión de Papageno por Galicia?

Las tasas más altas de suicidio están en tres zonas: Galicia, la Cuenca Minera de Asturias, y la zona central de Andalucía. Por desgracia, a esta última zona le tienen un nombre puesto que es el "triángulo suicida", pero no es triángulo ni es nada. Además, es estigmatizante. Son cinco o seis pueblos que padecen la despoblación, la falta de oportunidades, la soledad no deseada, la lejanía de los recursos… En Galicia ocurre lo mismo, hay muchísima dispersión geográfica. Lo que ocurre es que hay muchísimo menos apoyo social… Si vives a 60 kilómetros de un hospital y tienes 80 años, no tienes las mismas posibilidades que alguien que vive en Santiago de Compostela a diez metros.

La cifra de suicidios, ¿va en aumento, se mantiene o ha decrecido?

Desde la pandemia se ha dado un incremento. Han afectado los efectos negativos del aislamiento, gente ha perdido su trabajo, la crisis económica…

¿Qué pasa por la cabeza de una persona que se quiere quitar la vida?

Es un proceso que se denomina también de ambivalencia. La gente que se suicida lo que quiere es dejar de sufrir. Por una parte quiere morir, pero también quiere seguir viviendo: Si tú le dices a esa persona que le vas a quitar ese sufrimiento de otra manera no va a optar por suicidarse.

"La gente que piensa en suicidarse quiere morir para dejar de sufrir, pero también quiere seguir viviendo"

¿Las familias se quedan con un sentimiento de culpa o remordimiento ante un suicidio?

Sí… Ellos piensan: "Si hubiera hecho esto" o "si hubiera hecho lo otro". Se quedan muchísimo tiempo con la sensación de que ha sido responsabilidad suya por no haber hecho caso a la persona, por no llevarla a un profesional…

¿Y cómo se pueden redimir?

Es uno de los talleres que vamos a dar en Galicia. Es una culpa muchas veces irracional. Y porque, aunque sea real que haya una parte de responsabilidad, la culpa, cuando es sana, lo que te mueve es a resarcir el daño, sino es una culpa desadaptativa. La rumiación, el decir "yo tengo la culpa", en verdad no tiene ningún sentido. Pero es complejo.

Hoy en día se habla mucho de salud mental, pero, entiendo, debe hacerse también de manera responsable y por parte de profesionales.

Hoy en día vas a cualquier librería y hay no sé cuántos libros de famosos que hablan sobre ello y no todos ayudan realmente a vencer el estigma. Muchas veces se valora en redes sociales que alguien hable de ello cuando, muchas veces, no deja de ser, incluso, una estrategia comercial. Como es lo que está de moda pues todo el mundo decimos que tenemos depresión, cuando la depresión es inhabilitante. Creo que esas cosas no son efectivas porque realmente no han repercutido en unos mejores servicios.

Hace falta una inversión real en salud mental.

Aquí en España la salud mental sigue siendo deficitaria. Si tú no tienes dinero la posibilidad de ir al psicólogo es minúscula. No ha habido un incremento de tratamientos, hasta hace poco no había ni un teléfono y no hay plan nacional de prevención del suicidio. Las ONG estamos dando un servicio gratuito que debería dar la sanidad pública. Nosotros no recibimos dinero público.