"Una persona afectada por un ictus puede recuperar su autonomía con la terapia adecuada"
Desde el Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra aseguran que es esencial un abordaje transdisciplinar para lograr mejorar la calidad de vida de los pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares
14 mayo, 2024 10:32Contenido patrocinado
Para recuperar la autonomía después de un accidente cerebrovascular y volver a caminar, vestirse o escribir, los programas de neurorrehabilitación deben ser individualizados, personalizados e intensivos. La Unidad de Neuro-Rehabilitación del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales que trabaja con el objetivo de alcanzar la mayor autonomía y funcionalidad de cada paciente, coordinados por una médica rehabilitadora, la doctora Beatriz Balsa.
¿Cuáles son las principales causas del daño cerebral sobrevenido?
La principal causa es el ictus (78 %), con una incidencia de 120 personas por cada 100.000 habitantes. Y va a seguir creciendo, en la medida que crezca la esperanza de vida.
Otras causas son traumatismos craneoencefálicos por accidente de tráfico o accidente laboral, así como encefalopatías anóxicas, infecciones y tumores (22%). En nuestra Unidad atendemos, principalmente, pacientes de ictus y lesionados de tráfico o laborales, ya que tenemos convenio con todas las compañías aseguradoras de tráfico y mutuas laborales.
¿Qué es lo más importante en el tratamiento?
Nuestra experiencia nos confirma que la clave del éxito se apoya en tres pilares fundamentales: el inicio precoz del tratamiento, la intensidad de la terapia y la atención por parte de un equipo multidisciplinar formado por fisioterapeutas neurológicos, terapeutas ocupacionales, logopedas y neuropsicólogos, que, bajo la coordinación de la médica rehabilitadora, asumen un abordaje terapéutico desde un enfoque transdisciplinar compartiendo un objetivo común: la recuperación del paciente.
Muchas personas aseguran que un ictus te cambia la vida, ¿qué opina?
Estoy de acuerdo. Cuando la enfermedad irrumpe en la vida del paciente, altera todo su entorno y dinámicas familiares. Inicialmente es una conmoción para toda la familia, por eso, contamos con una trabajadora social que les ayuda a adaptarse a la nueva situación y, desde el Departamento de Neuropsicología, se les da apoyo para sobrellevar los cambios.
No obstante, hay que transmitir un mensaje de esperanza, trabajamos con el objetivo de recuperar niveles de funcionalidad cada vez más elevados, obtener la mayor autonomía posible, potenciando las capacidades preservadas y adaptándose a las limitaciones derivadas del daño. Hemos conseguido que muchas personas puedan volver a su casa y recuperar su autonomía en la vida diaria, desde el aseo personal, salir a hacer la compra, e incluso en algún caso, reincorporarse a su actividad laboral.
¿Qué papel juega la familia en la recuperación?
Las familias juegan un papel decisivo, gran parte del éxito en el proceso de recuperación del paciente depende de la implicación y participación activa de sus familiares.
Por eso, dese nuestra Unidad, realizamos un seguimiento continuado con las familias de los pacientes, con el objetivo de que conozcan y compartan nuestras líneas de tratamiento, implicándoles en el proceso terapéutico.
¿Qué papel juega la tecnología en la neuro-rehabilitación?
La actualidad está marcada por los desarrollos de la ingeniería y la informática. En nuestra Unidad, las terapias se complementan con la rehabilitación robotizada con Lokomat, equipo que nos permite realizar movimientos sobre una cinta rodante y facilita un progreso más rápido con sesiones de entrenamiento más largas, intensivas y eficientes. Combinado con una interface audiovisual es una terapia motivadora, que permite un ajuste individual para un progreso más rápido. El software nos permite cuantificar las mejorías de forma objetiva y mejorar aspectos como las reacciones de enderezamiento, modulación del tono, simetría de la marcha y velocidad. Contamos con un módulo pediátrico, único en Galicia, lo que posibilita su uso en niños desde cuatro años con parálisis cerebral, traumatismo cráneo-encefálico grave u otras enfermedades neurológicas.