Dos visitantes inmortalizan el momento en el que uno se lanza al charco de tomate en Buñol (Valencia). Raquel Granell

Dos visitantes inmortalizan el momento en el que uno se lanza al charco de tomate en Buñol (Valencia). Raquel Granell

Ocio FIESTAS POPULARES

'Sold out' en la Tomatina: Buñol libra la 77a batalla del tomate con 22.000 personas y queda teñida de rojo

El evento reúne a vecinos y numerosas nacionalidades en pocos metros cuadrados. Al paso de los camiones, no cabe un alfiler. 

28 agosto, 2024 17:03
Buñol

Sold out en la Tomatina 2024. Más de 22.000 personas se han abarrotado en las calles principales de Buñol a la espera de vivir por primera vez o revivir esta celebración anual. Es una festividad que se conoce internacionalmente y que reúne a numerosas nacionalidades en pocos metros cuadrados.

Visitantes y vecinos han quedado embadurnados de arriba abajo. Las prendas han pasado de blanco al rojo-rosado tan característico que deja el tomate al instante. Y el olor también se ha esparcido en las calles conforme los siete camiones avanzaban a su paso.

En total, 120.000 kilogramos de tomate han inundado el recorrido, que ha acabado por formar grandes charcos rojos donde los visitantes han aprovechado para zambullirse en ellos e inmortalizar el momento.

A primera hora de la mañana en Buñol ya se sentía la emoción. Todo estaba listo para la gran celebración: los dispositivos policiales en sus localizaciones, algunos vecinos sacaban su almuerzo a la calle para cotillear el ambiente y los más atrevidos se acercaban al itinerario.

A las 11 horas ha dado inicio el tradicional Palo Jabón. Se trata de un gran mástil de madera que, colocado verticalmente, tiene en su extremo un jamón atado. Algunos intentan trepar hasta conseguir alcanzarlo, sin embargo, la tarea no es nada sencilla, pues hay personas encargadas de lanzar cubos con agua y jabón que le hacen resbalar.

Paso de uno de los siete camiones por las calles de Buñol mientras se libra la Tomatina 2024. Raquel Granell

Paso de uno de los siete camiones por las calles de Buñol mientras se libra la Tomatina 2024. Raquel Granell

Una hora más tarde aún nadie había conseguido llevárselo a casa. Pero el ambiente se caldeaba por momentos con aplausos y vítores. No cabía ni un alfiler. A penas quedaban minutos para escuchar la carcasa que avisaba del paso de los camiones y la hora de inicio del lanzamiento de tomates.

Hay residentes de Buñol que consideran la fiesta como su "Año Nuevo". Es el caso de Óscar Fernández: "Es un momento ideal, para mí la mejor fiesta de toda España. Te quitas el estrés y el agobio de todo el año, y a empezar uno nuevo", ha expresado a EL ESPAÑOL.

La edad tampoco importa. Un matrimonio americano de 75 años ha querido acercarse hasta el pueblo para vivir la Tomatina. Estaban de paso por Valencia en sus vacaciones y no se han arrepentido. Además, iban preparados con gafas de buceo. "Ha sido muy divertido, aunque nos ha agobiado la multitud", han manifestado.

Asistentes a la Tomatina de Buñol 2024 celebran la experiencia. Raquel Granell

Asistentes a la Tomatina de Buñol 2024 celebran la experiencia. Raquel Granell

A la festividad acuden personas de todo el mundo. A dos japonesasKana y Koz, les ha resultado "muy emocionante". "Pensábamos que era muy peligroso y estábamos algo alejadas, pero no ha sido nada doloroso", han confirmado. Aseveran que en su país, Japón, la Tomatina la conoce, por lo menos, el 50% de la población.

Hasta el president de la Generalitat, Carlos Mazón, se ha acercado a la localidad para repetir la batalla por segunda vez consecutiva encima del camión que transporta los tomates. 

"Vais a alucinar", aseguraba en sus redes sociales el jefe del Consell antes de empezar a tirar los tomates. "Ya estoy listo", mostraba ilusionado.

Historia de la fiesta

La Tomatina fue declarada fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2002 por la Secretaría General de Turismo. La historia se remonta al último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la plaza del pueblo para presenciar un desfile de gigantes y cabezudos.

Los chicos decidieron hacerse un hueco en la cabalgata, pero su ímpetu provocó que cayera un participante. Este, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso.

Casualmente allí había un puesto de verduras que fue utilizado por la multitud enfurecida para arrojarse tomates, hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a tan particular batalla.

Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria, y hasta llevaron los tomates de su casa. Lejos de aceptar como habitual este suceso, la policía prohibió que se repitiera e intentó evitar este suceso como tradición.

Por esta razón, la Tomatina fue prohibida a principios de los años 50, aunque esta decisión no disuadió a sus participantes y alguno de ellos fue detenido. El pueblo habló y la fiesta volvió a autorizarse, y cada año fue sumando más participantes.

Finalmente, se permitió la festividad y se institucionalizó como fiesta local. Con el paso del tiempo, esta celebración comenzó a popularizarse en el resto de España. Desde entonces, ha crecido en número de participantes y el entusiasmo por la misma. Y es el máximo reclamo turístico de Buñol.