La cronología del motín podría ser la siguiente. La exvicepresidenta de la Generalitat Valenciana Mónica Oltra envió un inesperado mensaje de WhatsApp al expresidente Ximo Puig. "Pots parlar?". Era la primera comunicación entre ambos después de que el PSOE la forzara a dimitir por su imputación. La ocasión merecía el deshielo.
Puig justo se encontraba leyendo, ojiplático, el interminable listado de cesiones del PSOE a ERC para la investidura de Pedro Sánchez. La llamó de inmediato. Se encontró al otro lado del teléfono a la Oltra más reivindicativa, la que tanto ha echado de menos Compromís en el último año y medio.
La coalición valencianista, le dijo, no puede tolerar que el PSOE se entregue de esta manera al independentismo, perdonando a Cataluña 15.000 millones de deuda, sin acabar con la infrafinanciación valenciana. "Ni el PSPV tampoco, esperamos contar con vosotros", le advirtió.
"Té raó", comentó el expresidente entre dientes. Venía pensando en el asunto. Sánchez le había ignorado desde 2018, y de pronto concedía su máxima reivindicación a una autonomía bien financiada, no como la valenciana. Dio un fuerte golpe en la mesa. Orilló sus remotas opciones de ser ministro en pro de un objetivo mayor: el de lograr también, como había dicho Puigdemont, "un acuerdo histórico" para los valencianos.
Alentados por Oltra, los tres diputados valencianos de Compromís -integrados en Sumar- trasladaron a Yolanda Díaz que ya no les valía el acuerdo irrisorio que habían pactado días antes con el PSOE.
"El pacto con ERC lo cambia todo. No nos sirve otra promesa vacía de que acabará con la infrafinanciación valenciana mientras el PSOE se está comprometiendo a cifras concretas y plazos con los catalanes, que ni siquiera están infrafinanciados. Si aceptamos eso será el principio del fin de nuestro partido. No volem les molles, volem el pa sencer", proclamaron.
Díaz intentó impedir la rueda de prensa de Águeda Micó, Alberto Ibáñez, Nahuel López. No lo consiguió.
El impacto inicial fue relativo. Nadie se creía el órdago de los tres de Compromís ¿De verdad estaban dispuestos a pasar a la historia como el partido progresista que tumbó un nuevo Gobierno de Sánchez con Sumar? Los nervios, sin embargo, aumentaban en Moncloa: "Yolanda dice que ni contestan, que han apagado el teléfono".
Y fue entonces cuando el diputado socialista José Luis Ábalos hizo estallar la bomba con un escueto tuit. "Las peticiones de Compromís son legítimas y asumibles en la negociación ya iniciada con ERC sobre financiación autonómica. Como valenciano, no puedo respaldar esta investidura si son rechazadas".
Lo más aterrador para Sánchez fue que compartieron la publicación, sin excepción, el resto de los 11 socialistas valencianos. Su ministra, Diana Morant, fue la más comedida, pero le dio like al tuit de Ábalos. Los 3 de Compromís jalearon la rebelión. A ellos se unió Txema Guijarro, diputado de Sumar por Alicante.
Por primera vez en la historia de la democracia española se oyó en Madrid la expresión "poder valenciano". Todas las portadas fueron para "la venganza de Ábalos".
Los medios progresistas fueron durísimos contra "la extorsión de los 15 diputados valencianos que pone en riesgo el Gobierno progresista". La prensa nacional ofrecía reportajes divulgativos para explicar a los españoles el trasfondo: "Las razones del motín valenciano contra Sánchez: la Comunitat lleva 20 años infrafinanciada por parte del Estado".
José Muñoz, secretario de organización del PSPV, se puso de perfil ante Ferraz. Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunitat, hacía lo propio con Moncloa. Y el escenario se complicó todavía más para Sánchez cuando los socialistas de Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha, autonomías también infrafinanciadas, se alinearon con los socialistas valencianos.
Apenas restaban tres días para la investidura, y Sánchez cedió sin dudar. Su posición de debilidad era extrema. Su entreguismo había quedado de sobra acreditado en los acuerdos con los catalanes.
El presidente tuvo incluso el arrojo de anunciar personalmente "un acuerdo con las federaciones socialistas y Sumar para acometer en 2024 una reforma del sistema de financiación autonómica, caducado desde 2014, que acabe con la infrafinanciación de comunidades como la valenciana y reparta los fondos con suficiencia y equidad".
"Además, se habilitará un fondo de compensación para proporcionar de inmediato los fondos que no están percibiendo estos territorios y se tendrá en cuenta el endeudamiento extraordinario que han sufrido por su infrafinanciación en el proceso de condonación de deuda autonómica acordado con ERC", agregó Sánchez.
"Será un Gobierno socialista el que acabe una década después con esta injusticia", presumió.