En el Londres más british, Savile Row oficia desde hace dos siglos como el referente de la elegancia para todo gentleman que se precie. Tras las fachadas de esta “milla de oro” de la sastrería masculina se esconden algunas de las agujas más cotizadas del globo. Pasando por no pocos James Bond, desde Churchill y un reguero de magnates y testas coronadas hasta personajes tan poco rancios como Jamie Foxx o Elton John han peregrinado hasta esta esquina del barrio de Mayfair para alimentar su armario.
Comprarse el primer traje sigue teniendo algo de ritual de transición a la vida adulta. Darse el capricho en Savile Row puede con suerte salir por “apenas” unos 700 €. Encargarlo a la medida son ya palabras mayores. Pero todavía hay un paso más allá: hacérselo bespoke, es decir, diseñado en exclusiva para su futuro dueño y señor. Para ello habrá que desembolsar como mínimo cinco veces más, muy probablemente toque pedir cita con el sastre, y desde que se entra en su taller hasta que se cuelga la prenda en casa puede haber pasado su buen par de meses.
¿Qué hace que un bespoke aquí alcance estas cifras astronómicas? Por supuesto la calidad de los tejidos, un trabajo a mano de principio a fin y la pericia de sus sastres, capaces de disimular casi cualquier defecto de quien pueda permitirse sus servicios. Para ellos será pan comido hacerte parecer más alto, más delgado o más cachas –según corresponda–, y hasta darte un aire más mundano o más de fiar.
Si bien la tradición viene de bastante más atrás, James Poole pasó a la historia en 1806 como el fundador de Savile Row. En esta calle diminuta mantienen sus cuarteles generales sus sucesores Henry Poole & Co, amén de otros popes de la confección de élite como Huntsman, Gieves & Hawkes o Norton & Sons. Si ellos forman parte de la vieja guardia de este icono del british style, Richard James y el diseñador de origen ghanés Ozwald Boateng supieron insuflar la bocanada de aire fresco que el negocio venía pidiendo a gritos para atraerse también a hombres más jóvenes que, pudiéndose costear un bespoke, no estaban por la labor de vestir igual que sus venerables abuelos.
Aunque la mayoría también despacha todo lo necesario para complementar un señor traje, cerca de Savile Row afloran otros negocios con pedigrí especializados en cada prenda. ¿Camisas? Pocas como las que, tras una concienzuda toma de medidas en la que se tiene en cuenta incluso la postura, confecciona Turnbull & Asser. De este atelier de Jermyn Street procedían todas y cada una de las camisas de la mítica escena del Gran Gatsby en la que Daisy/Mia Farrow/Carey Mulligan llora sobre las que le lanza el dandy desde el vestidor. También son un referente en corbatas de serie –sólo habrá 16 iguales– o bespoke. Y a un paseo, el 9 de St. James’s Street es el único lugar del planeta en el que calzarse unos John Lobb creados sólo para uno, a menos que se coincida con los viajes que sus maestros zapateros realizan para medirles los pies a clientes demasiado ocupados para desplazarse a Londres. Lo más asequible que sale de su taller son unas pantuflas de fieltro para el baño por la friolera de 1.400 €. Eso sí, ¡menudo fieltro!
Guía práctica
Cómo llegar
A través de portales como Skyscanner se pueden consultar las frecuencias y mejores tarifas de las numerosas compañías que operan vuelos directos entre Londres y una veintena de ciudades españolas. Desde algunas de ellas, el billete en ocasiones cuesta menos de 100 € ida y vuelta.
A medida y bespoke
Henry Poole & Co, 15 Savile Row.
Sastrería mítica donde se creó a mediados del XIX el smoking, diseñado para el entonces príncipe de Gales y futuro Eduardo VII como alternativa más cómoda e informal al frac.
Gieves & Hawkes, 1 Savile Row.
Unión de dos sastrerías de finales del XVIII. En ella confeccionaron el uniforme que lució el príncipe Carlos en su boda con Lady Di.
Ozwald Boateng, 30 Savile Row.
Asesor de moda masculina de Givenchy durante años, provocó la revolución al aterrizar en la meca del british style. Keanu Reeves o Jamie Foxx se encuentran entre los incondicionales de su corte clásico con uso atrevido del color.
Más información
Turismo de Londres y Savile Row Bespoke.