La Costa da Morte está situada en la zona atlántica noroeste de la Península Ibérica, en la provincia gallega de A Coruña. Su segmento abarca decenas de kilómetros que se extienden entre los municipios de Malpica de Bergantiños y Cabo Fisterra. Su nombre no está puesto en vano, ya que ha sido testigo de numerosos naufragios, como el Prestige, que también han contribuido a ser los protagonistas de los muchos mitos creados alrededor de esta zona. Se trata de una de las rutas más conocidas de Galicia, no solo por sus faros y pueblos pesqueros, sino también por sus altos acantilados y sus playas de bravo oleaje, muchas de ellas desiertas.
Uno de los inicios para esta ruta gallega puede ser Malpica de Bergantiños, una pequeña villa pesquera que goza de las Islas Sisargas, un refugio natural desde el que se pueden observar una gran cantidad de aves marinas. Su faro, el Faro de Punta Nariga, es conocido como el más joven de Galicia, con 55 años de vida. Es desde este punto desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas, con formaciones rocosas dignas de admirar.
El Faro de Cabo Vilán, en la localidad de Camariñas, es el faro eléctrico más antiguo de España y su estructura alzada sobre un peñón a 125 metros de altitud no dejará a nadie indiferente. En su edificio se encuentra el Centro de interpretación de los naufragios, faros y señales marítimas de la Costa da Morte y en él se vivió el naufragio del buque inglés MHS Serpent en 1890. Está situado en el espacio del Cabo Vilán, declarado de interés nacional en 1933.
En Muxía se encuentra el Santuario de la Virgen da Barca, un lugar sagrado íntimamente ligado a la naturaleza y a los pescadores que trabajan en la costa gallega. Data del siglo XVII y alrededor de ella circulan infinidad de leyendas e historias místicas. Otro lugar imprescindible de Muxía es el Faro Touriñán, que aunque no guarda ningún atractivo especial, este lugar de la geografía gallega es el verdadero punto más occidental de España.
El sonido que surge tras el choque del mar con los pedregosos acantilados caracteriza al Faro Roncudo, en el ayuntamiento de Ponteceso. Esta torre rodeada de granito ofrece vistas al Atlántico, pero también a las varias cruces blancas que se han colocado en memoria de los muertos y desaparecidos en la zona.
El recorrido no puede concluir sin pasar por el Cabo Fisterra, denominado así desde la época romana porque era el lugar donde se acaba la tierra, antes del descubrimiento de América. No solamente supone el confín de la Costa da Morte, ya que es la delimitación entre las Rías Altas y las Rías Baixas. También es, sin lugar a dudas, el faro al que más leyendas e historias misteriosas le rodean. Con su torre de 17 metros de altura y unas vistas perfectas es el lugar más visitado de Galicia después de Santiago de Compostela. Sus playas salvajes y paisajes agrestes, como la playa abierta Mar de Fora o la playa de O Rostro son algunas de las más destacadas.
En el pueblo de Lires, en el municipio de Cee, se encuentra el Roteiro da Meigha Lirea, una de las rutas más famosas de Galicia después del Camino de Santiago. Con 10,8 kilómetros de longitud y 326 metros de desnivel ofrece unas vistas espectaculares, donde los lugares más destacados podrían ser los acantilados de A Mexadoira, la Praia de O Rostro y otros acantilados de más de cien metros de altura.
La Costa da Morte también es una de las zonas más ricas de Europa en muestras de cultura megalítica. Entre su patrimonio destaca el dolmen de Dombate o el castro de Borneiro, enclaves de gran valor que permiten conocer un poco la vida de nuestros ancestros. Pero también destaca por su gran valor ecológico, con dos lugares de Importancia Comunitaria (la costa de A Costa da Morte casi en su totalidad y el Río Anllóns) y una zona de Especial Protección para las Aves (Illas Sisargas), además del Paisaje Protegido de Penedos de Pasarela e Traba. En definitiva, unos parajes verdes y marinos repletos de leyendas e historias místicas que hacen a estos lugares todavía más sorprendentes.
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