Pontevedra es una provincia gallega con infinitas posibilidades de viaje, siendo las Rías Baixas su icono turístico más representativo. A lo largo de su costa pueden encontrarse impresionantes y paradisíacas playas, ideales para disfrutar de imponentes y bellas puestas de sol y de un agradable baño cuando las condiciones climatológicas lo permiten. Pero en la provincia también deben visitarse otros lugares, como castros, cascadas y, en concreto, la capital, Pontevedra.
Para aprender sobre la historia de la ciudad y de la provincia, conviene visitar el Museo de Pontevedra, un espacio dedicado a la historia, arqueología y arte gallego que se distribuye en seis sedes: el edificio Castro Monteagudo, el edificio García Flórez, el edificio Fernández López, el edificio Sarmiento, las ruinas del Convento de Santo Domingo y el moderno edificio entre las calles Serra y Padre Amoedo.
Una de las singularidades de Pontevedra es la gran cantidad de detalles curiosos que se encuentran en los edificios del centro histórico. En este sentido, resalta la Casa das Caras, un edificio del siglo XVIII que cuenta con cuatro bustos renacentistas del siglo XVI adornando su fachada. Su significado es incierto, pero se cree que corresponden a la familia hidalga de Barbeito y Padrón, que ostentó la primera propiedad del pazo.
El casco antiguo de Pontevedra fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1951 y es uno de los mejor conservados de la comunidad, junto con el de Santiago de Compostela. La capital pontevedresa también ha recibido varios premios por su modelo de urbe. Y en este sentido cabe recordar que es la primera ciudad del mundo en funcionar perfectamente a diario sin coches.
La Basílica de Santa María la Mayor es el principal monumento religioso de la ciudad. Se trata de uno de los mejores ejemplares de la arquitectura gótica en Galicia, aunque también cuenta con trazas del estilo manuelino portugués. La Basílica cuenta con tres naves, siendo la más destacada el Altar Mayor, que cuenta con una imagen de la Asunción rodeada de ángeles y apóstoles. En su Torre de las Campanas se encuentra un recinto museístico y un mirador desde el que se ofrecen unas vistas espectaculares del casco antiguo y de la ría.
El Puente del Burgo, o Ponte de O Burgo, tiene su origen en la época romana, pero fue sustituido por otro medieval en el siglo XII y es por donde pasa el Camino de Santiago Portugués. Una bonita actividad que se puede desarrollar en la ciudad es dar un paseo por las orillas del río Lérez para contemplar su entorno y llegar hasta la Illa das Esculturas, un parque escultórico que acoge doce obras de granito de artistas gallegos.
En Pontevedra hay sin número de plazas que conviene contemplar. La Plaza de la Leña es una de las más concurridas y donde se puede parar para disfrutar de la gastronomía local. Al lado de esta plaza se encuentra la Iglesia de San Bartolomé, siendo uno de los pocos ejemplos existentes en Galicia del barroco italiano.
La Plaza de A Ferrería es el lugar alrededor del cual gira la vida de la urbe. En ella se encuentran bellos soportales, así como los Jardines de Casto San Pedro y la fuente del siglo XVI que forma conjunto con la Iglesia de la Virgen Peregrina y el Convento de San Francisco.
Otras dos plazas que conviene visitar son la Plaza de la Verdura y la Plaza de España. La primera es pequeña y encantadora y es donde se celebra el mercado, mientras que la segunda, situada en la zona sur del casco antiguo, es donde se levanta el Ayuntamiento y el Teatro Principal. Además de ser el lugar donde parte la Alameda y acoger las ruinas góticas de Santo Domingo.
Dando el salto a la provincia, hay varios pueblos que destacan sobre el resto. Marín es un pueblo íntimamente vinculado al mar y archiconocido por su escuela naval. Sorprenden sus ancestrales grabados de Morgor, así como las vistas que se ofrecen desde la Finca de Briz.
Combarro y Poio son otras dos localidades de visita obligada. El primero fue declarado Conjunto de Interés Artístico y Pintoresco en 1972 gracias a ser un encantador pueblo marinero con más de 40 hórreos con vistas al mar; mientras que en el segundo destaca el monasterio de San Xoán de Poio, también Monumento Histórico-Artístico por suponer una auténtica joya arquitectónica. Además, destaca la Casa-museo de Cristóbal Colón.
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