Más de la mitad de los españoles ve la televisión con el móvil en la mano: todo se debe al FOMO
Un estudio asegura que nos hemos acostumbrado a tener el móvil en la mano mientras vemos la televisión para no perdernos nada.
8 mayo, 2023 01:49Sofá, televisión y móvil en la mano, este es el trío tendencia hoy, ya sea mirando una aplicación, haciendo un scroll infinito o leyendo noticias, tuits o mensajes de WhatsApp. Esta actividad conjunta, simultánea y cotidiana la practican la mitad de los españoles, según el barómetro realizado por Barlovento Comunicación.
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Atendiendo al análisis, el 56,5% de los encuestados utiliza el teléfono móvil mientras ve la televisión.
Pero no solo el móvil, tener un dispositivo en la mano es un acto cotidiano. Un 17,8% usa el ordenador, un 17,5% utiliza la tableta y un 3,3% escucha la radio.
El covisionado engancha. "Hemos normalizado el hiperuso de los dispositivos", afirma Mireia Cabero, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Educación y Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
"Covisionamos porque el teléfono se ha convertido en una pantalla de proximidad con la que establecemos una relación muy estrecha. Algunos expertos hablan hasta de 'intimidad de pantalla' por la cercanía y recurrencia de su uso", explica Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
De hecho, según los datos, solo 3 de cada 10 encuestados afirman no usar otro dispositivo mientras ve la televisión.
¿Qué explica este comportamiento?
"Estamos en un entorno en el que se ha consolidado mucho la multitarea, por el famoso fear of missing out (FOMO), es decir, tenemos miedo a que, en el lapso de un visionado, nos perdamos algo importante, y también porque nos da acceso a una conversación paralela, a modo de segunda pantalla", detalla Neira, investigadora del grupo GAME.
La sensación de perderse algo, la posibilidad de aprovechar aún más el tiempo con otras actividades y la capacidad de gestionar diferentes estímulos nos empujan al covisionado.
"Nuestro cerebro tiene la capacidad de atender estímulos simultáneos. Tenemos menos paciencia; los minutos en los que el programa televisivo no nos distrae o no da respuesta a nuestras necesidades elegimos no esperar y sabemos que la tecnología nos permite aprovechar más el tiempo, nos permite comunicarnos con personas, estar informados, distraernos o consumir", explica Cabero.
Los mayores covisionan menos
Los que más caen en el covisionado son los más jóvenes, sobre todo las mujeres. Y los que menos, los mayores de 55 años.
"Tiene que ver con un sesgo demográfico. Los que son más adultos están acostumbrados a la linealidad sin necesidad de buscar interrupciones", explica Neira. Efectivamente, en los menores de 34 años (el 72% de los jóvenes de 18 a 24 años y el 67% de los de 25 a 34 años), el uso combinado de la televisión más el móvil es más frecuente que en los mayores de 55 años.
"Las edades más jóvenes tienen una mayor capacidad de atención del cerebro y es probable que esto les facilite poder simultanear el uso de pantallas y de información; en cambio, las edades más avanzadas no tienen un histórico de covisionado que haga natural ese estilo de uso de dispositivos", afirma Cabero.
Esta última franja de edad (mayores de 55 años) tiene la tasa más alta (39%) de no covisionado, es decir, no usar ningún dispositivo cuando ve la televisión, en comparación con los otros grupos de edad.
El covisionado afecta, en gran parte, a las plataformas de reproducción en continuo, sobre todo porque, cada vez más, la televisión a la carta gana adeptos y la lineal los pierde.
"La televisión en abierto hace tiempo que dejó de ser la fuente principal de entretenimiento de los hogares españoles", explica Neira.
Para Neira, el covisionado no es un problema nuevo; "las plataformas de streaming ya asumen este contexto de atención dividida y muchas impulsan temas de conversación en redes sociales para generar actividad y que esa resonancia beneficie la promoción de sus contenidos", explica.
El covisionado es ya un hecho cotidiano, pero tiene sus peligros. "Esta actividad cumple su función y tiene su utilidad, aunque nos limita la experiencia de estar presente en el ahora y en el aquí, y la experiencia de aburrirnos, que es de gran utilidad para despertar la creatividad", concluye Cabero.