"Alacant és important", reza un dicho repetido insistentemente en Valencia. Y en las elecciones, aún más. La quinta provincia más poblada de España supone un granero de votos fundamental que puede decantar unas elecciones autonómicas en un escenario de equilibrio como el que prevén las encuestas en la Comunidad Valenciana. No es de extrañar, pues, que Ximo Puig haya puesto el foco en el territorio con el objetivo de que juegue a su favor en los comicios del año que viene.
El Botánico tiene muchos frentes abiertos en Alicante. Los tres principales son la doble infrafinanciación que sufre la provincia, tanto por parte del Gobierno central como -en mucha menor medida- por parte de la Generalitat; la guerra del agua, que se ha reabierto en los últimos meses con los recortes de las aportaciones del Tajo-Segura; y el empecinamiento de PSOE, Compromís y Unidas Podemos en tramitar la tasa turística con el rechazo unánime de los empresarios y organizaciones alicantinas.
Por eso no es de extrañar que en las últimas semanas la presencia del Gobierno valenciano se haya multiplicado en Alicante. Empezando por el anuncio del proyecto de la esperada estación intermodal que, con una inversión de 100 millones de euros, empezará a andar en el primer semestre de 2023 (coincidiendo con las elecciones).
Lo cierto es que la estación intermodal tendría que haber estado lista con la llegada de la Alta Velocidad a la ciudad en el año 2012. Pero el proyecto se fue retrasando y se ha quedado esperando a obras capitales para el desarrollo urbano de la ciudad como el soterramiento de las vías, aún pendiente.
También es cierto que la inversión se produce después de que en los últimos tres años la Conselleria de Infraestructuras haya invertido apenas 1,4 millones de su presupuesto de 249 en la red Tram de la capital; del anuncio que Puig hizo en las municipales de 2019, un ramal desde Luceros hasta la estación de Renfe, solo ha salido adelante la redacción.
Euronews y el Distrito Digital, ¿la gigafactoría del sur?
Uno de los hitos de la gestión de Puig en Valencia ha sido sin duda la gigafactoría de SEAT-Volkswagen en Sagunto. En Alicante ese papel en teoría lo debería de desarrollar el Distrito Digital, la apuesta autonómica por convertir Alicante en un hub de empresas innovadoras (en un modelo similar al que Málaga inició hace muchos años).
También se han reactivado los estudios de Ciudad de la Luz, que vuelven a ofrecerse para hacer rodajes. Y en esas mismas instalaciones se espera que llegue una subsede de la cadena de televisión Euronews, previo pago de un canon de tres millones de euros anuales por parte de la Generalitat. Compromís ha pedido a su socio explicaciones por esta inversión, que en teoría permitiría la creación de unos 6.000 empleos, entre directos e indirectos.
No se trata solo de infraestructuras. Este mismo viernes el Ejecutivo autonómico anunció su primer acuerdo directo con la Federación de Hogueras, con un castillo de fuegos tras el pregón y una mayor promoción de la fiesta. Hasta ahora, la colaboración se había limitado a Turismo, sin una mayor implicación.
La descentralización, asignatura pendiente
Uno de los discursos centrales de Ximo Puig es la necesidad de descentralizar instituciones del Estado. Sin embargo, ese mismo argumento sigue haciendo aguas en su propio territorio, donde todas las consellerias operan de forma efectiva desde la capital, Valencia.
Lo cierto es que la Administración autonómica ha ubicado la sede de la Conselleria de Innovación en Alicante, en un guiño al Distrito Digital, pero la mayor parte de su personal y funciones se siguen desarrollando desde la ciudad del Turia.
Una de las funciones prometidas por Puig en la provincia de Alicante y que no se ha materializado es la Conselleria de Turismo. El jefe del Consell aseguró que crearía un departamento propio para este sector, y que lo ubicaría en Benidorm, ciudad que concentra la mayor parte del negocio turístico de la región. Sin embargo, el proyecto nunca se ha materializado, y las decisiones se siguen tomando -una vez más- desde Valencia.
Es es quizá el principal reto que tiene por delante el Ejecutivo que lidera Puig: romper con la barrera mental que existe entre norte y sur de la Comunidad para conseguir vender una gestión más homogénea, a pesar de los errores cometidos en la provincia durante esta legislatura.