La nave olvidada de Ibi donde solo fueron dos policías: "Murió un hombre tras 40 minutos sin asistencia"
- Los esfuerzos se centraron en la empresa donde explotó la caldera, siendo los agentes los únicos que socorrieron a los heridos en la fábrica de al lado.
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Ni un mes había pasado tras la DANA cuando la desgracia de Ibi sacudió Alicante. La tragedia, donde perdieron la vida tres personas, quedó opacada por la desgracia de Valencia y el terremoto político posterior, pero para el pueblo y los afectados tardará mucho en superarse.
Quienes tampoco pueden quitarse las imágenes de la destrucción causada por la explosión de una caldera en una nave industrial son los agentes, bomberos y especialistas sanitarios que atendieron a los heridos y evitaron más víctimas.
Uno de ellos fue el delegado sindical de JUPOL Alicante, quien, junto con su binomio, fue el primero en llegar a la nave que compartía patio con la empresa en la que se originó la explosión (Climber). Este lugar fue dejado en un segundo plano por los equipos de emergencia a pesar de haber un hombre gravemente herido que terminó falleciendo.
El agente de la Policía Nacional, que pertenece al grupo de medioambiente, relata que aquel día, como cualquier otro, salían de hacer una inspección en una fábrica cercana cuando recibieron una llamada de sus superiores alertando de que había muchas llamadas de emergencia en el polígono industrial de Alfaz, "por lo que dimos la vuelta y fuimos al lugar".
"Nosotros no sabíamos dónde era exactamente y cuando vimos en la calle Murcia muchísimos escombros y mucha gente manchada, las fachadas y los coches dañados, pensábamos que había sido ahí", recuerda el agente, que se dirigió a la empresa Ibipal Palets, dedicada a palés, a pocos metros del origen.
"Parecía que había explotado un coche bomba, estaba todo lleno de piedras por el suelo, coches dañados y mucha confusión", sostiene. Los agentes pensaron que ese era el epicentro al encontrarse tal situación y a decenas de trabajadores sangrando y reclamando su ayuda. "En el momento que hay gente que te requiere porque tiene una necesidad, vas a ver qué pasa", explica.
La escena que se encontraron al entrar a la nave fue más propia de un contexto bélico que de un accidente laboral. La chapa estaba agujereada por cientos de trozos de metralla, los trabajadores estaban en shock y pedían auxilio, y algunos de ellos estaban atrapados bajo palés que habían salido despedidos por la onda expansiva. En total había unos 20 heridos en la nave.
Las paredes estaban agujereadas y el techo, también de chapa, tenía daños de proyectiles que hacían peligrar la estructura de la nave, por lo que movieron "montañas de palés para sacar a gente que no podía salir porque se les habían caído encima".
En ese momento, fueron reclamados porque había un trabajador gravemente herido. "Lo vimos tumbado en el suelo de lado, semiconsciente, con una herida en la cabeza por donde le salía un chorro de sangre, al igual que por la nariz y por la oreja", rememora el delegado sindical.
Fue su binomio quien se ocupó de él y le taponó la gran hemorragia de la cabeza mientras pedían refuerzos y una ambulancia. Al llamar al 112, desde Valencia les dijeron que ya estaban "todos los medios desplazados en la zona", aunque en realidad estaban en la fábrica Climber, dejando de lado la de abajo.
La caldera estaba metida en un habitáculo de hormigón y al explotar lanzó cientos de proyectiles a gran velocidad. Uno de estos "cañonazos", como los define, impactó en el trabajador, de 51 años. Su compañero tuvo que asistirlo con un botiquín personal comprado por su cuenta, en el que tenía tan solo unas gasas y suero.
Lo mantuvo con pulso durante 25 minutos sin que ninguna ambulancia bajara a ayudarles en medio de la confusión. En un momento dado dejó de tener pulso y comenzó a realizarle una RCP junto a un sanitario que se había acercado de un consultorio médico cercano para ayudar.
No fue hasta pasados 40 minutos cuando bajaron dos ambulancias y los bomberos. "Estaba vivo cuando llegaron los enfermeros, pero terminó falleciendo. Le pincharon y le pusieron una máquina para hacer masajes cardíacos, pero la herida era demasiado grave. Murió tras 40 minutos sin asistencia, seguramente no hubieran podido hacer nada, pero nunca se sabe", lamenta.
El agente explica que hubo una descoordinación y que se vieron solos en una situación en la que "si hubiera habido más heridos, tendríamos que haber elegido a quién intentar salvar y a quién no".
A los policías nacionales no se les dota de botiquín, por lo que algunos de ellos llevan uno básico personal que sirve para pequeñas heridas y que se vuelve inútil en estos casos. El problema se agrava si se tiene en cuenta la escasa formación en primeros auxilios que reciben, ya que tan solo aprenden "lo básico" y no vuelven a recibir cursos durante su trayectoria.
Según JUPOL, al no haber una formación constante, en situaciones de riesgo en las que las pulsaciones suben a mil, se pueden quedar sin saber qué hacer por no haberlo practicado.
Salud mental
Los agentes han sido propuestos por JUPOL para recibir la Orden al Mérito Policial por su actuación. Pero la valentía también pasa factura. El delegado asegura que cada vez que se acuerdan del suceso les afecta mentalmente.
"Piensas que un hombre de 51 años se levanta un día para ir a trabajar y le tienes que decir a su mujer que ha fallecido y es muy duro", sostiene. Los policías tuvieron que calmar a la mujer de la víctima y a sus compañeros de trabajo tras no poder salvarlo, y ese peso se lo llevan a casa.
"Te la comes porque te sale instintivo el ayudar a los demás y cuando luego te relajas te viene todo encima, y cuando hablas de ello con tu madre se te saltan las lágrimas y te tiemblan las piernas", expresa.
Por ello, aunque les ofrecieron ayuda psicológica, el secretario provincial de JUPOL, David García, reivindica que "debería haber un seguimiento psicológico obligatorio en el cuerpo para los agentes en este tipo de casos".