Iñaki Casals, durante la presentación de la jornada abierta del B-WaterSmart en Alicante.

Iñaki Casals, durante la presentación de la jornada abierta del B-WaterSmart en Alicante. M.H.

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Alicante aplica un modelo pionero en Europa para crear lejía a partir de la salmuera en la depuradora

El proyecto B-WaterSmart encara su fase final de las pruebas realizadas durante cuatro años para descubrir nuevos sistemas de recuperación que usar en el continente.

30 mayo, 2024 06:07
Alicante

Los retos que genera la gestión del agua en la actualidad unieron a ocho países en Europa para crear laboratorios donde plantear soluciones que pudieran extenderse por todo el continente. Entre las seis ciudades costeras que se escogieron en 2020 está Alicante, la única española. Ahora, tras una larga fase de pruebas piloto, presentan las tecnologías y avanzan su aplicación de forma industrial. Entre ellas, aprovechar la salmuera que se genera en una depuradora para crear lejía.

El proyecto B-WaterSmart encara su recta final y EL ESPAÑOL ha sido testigo de las reuniones de trabajo en las que se presentan estos avances. El Museo de Aguas de Alicante reúne a una veintena de personas de diferentes entidades de la provincia en una intensa sesión en la que también se siguen ofreciendo nuevas ideas para el futuro.

La ambición de Aguas de Alicante en este proyecto europeo es convertir las depuradoras de aguas residuales en generadoras de productos de valor añadido, lo que ellos denominan biofactorías. ¿Cómo lo han hecho? La idea es que las aguas residuales que entran se regeneren, es decir, que se pueda reaprovechar, y, además, se creen otros productos como fertilizantes o energía. Así pretenden que estas instalaciones con un alto consumo energético sean autosuficientes, lo cual reduce su coste de producción, y generen productos de valor para otras industrias.

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En estos cuatro años en marcha, Alicante ha llevado a cabo sus líneas de trabajo en dos de sus estaciones, Rincón de León y Monte Orgegia. En la primera línea el estudio se centraba en la pequeña desaladora con la que cuentan. Esta, como destacan, produce un agua regenerada de calidad muy alta que se dedica a riego agrícola. El inconveniente es que genera una salmuera concentrada que se vierte al mar.

¿Qué se podía hacer con esa salmuera? Esta agua concentrada en sal se podía convertir en hipoclorito sódico, y de ahí, lejía. Conseguirlo aporta ventajas en particular a estas depuradoras ya que esta sirve para desinfectar el agua, que es un proceso imperativo en este tipo de plantas, o para la limpieza de membranas en la misma planta. Si la propia planta genera estos productos, ya no es necesario comprarlos.

Las pruebas que se han ido realizando buscan también otra mejora, reducir el vertido de salmuera al mar. Para ello hay que sacarle el máximo partido, por un lado con la reutilización del líquido y por otro, aprovechando sal para generar el hipoclorito sódico. Eso es posible gracias a la electrodiálisis selectiva tras la cual la parte salina pasa por un electroclorador y así obtener la lejía.

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Aterrizando eso a datos, se ha conseguido concentrar la salmuera desde 7 milisiemens/centímetro a 20 y de ahí han conseguido producir un caudal de 140 litros/hora de hipoclorito sódico. Ahora siguen estudiando cómo aprovechar este último en la desinfección del agua regenerada ya que cuando se manda esta para su uso se tiene que desinfectar. De conseguirlo, sumarían otro ahorro en costes de compras de este reactivo.

Otro de los objetivos que veían alcanzable al plantear el proyecto B-WaterSmart era producir su propia energía a partir del fango desechado en la depuración. El proceso que llaman de codigestión anaerobia trata estos lodos para producir biogás. La prueba puesta en marcha ha añadido residuos de industrias alimentarias cercanas para mejorar la mezcla y conseguir una mayor producción.

El verano de 2023 instalaron el sistema necesario para el piloto de codigestión en Rincón de León. Así han logrado abastecer un 30 % de la necesidad energética de la planta. A ello han ayudado dos entidades en dos campañas diferentes de dos meses. En una con los residuos de Mercalicante y en otra con Helados Alacant. Como celebran, con ambas han aumentado, e incluso se ha llegado a duplicar, la producción de biogás.

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Los resultados de esta última prueba son tan positivos que Aguas de Alicante ha decidido avanzar del piloto a la escala real. Ahora su reto es conseguir un suministro de residuos con los que tener una capacidad de llenado de la cadena durante todo el año.

El último piloto llevado a cabo es la recuperación de nutrientes. Del fango resultante de la depuración, aparte del mencionado biogás, se genera un digestato sólido con un alto contenido en agua. Este rechazo líquido suele estar muy concentrado en amonio y fósforo.

Del mismo modo que en el biogás, se aprovecha la presencia de la empresa cementera Cemex, para una línea que beneficia a ambas. La producción de cemento require de mucha energía y altas temperaturas. Hasta allí llevan ese rechazo líquido mencionado que aprovecha el calor residual para tener un residuo mucho más seco e introducirlo en el proceso industrial. En este caso, aunque han multiplicado por cinco la concentración de amonio, que se podría usar como fertilizante, aún está lejos de una solución amoniacal comercial.

Las conclusiones de estos proyectos y de los encuentros que convocan se han convertido en informes que se elevan desde Alicante hasta Bruselas para que la Unión Europea las aproveche en modificaciones legislativas o programas de ayudas.