
Las calles coloridas de Villajoyosa.
Parece Italia pero está en Alicante y es una joya: el pueblo más colorido de aguas cristalinas
Algunos de los 141 municipios de la provincia cuentan con estampas que evocan a turísticas ubicaciones internacionales.
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Entre los 141 pueblos de Alicante se pueden encontrar rincones que evocan otras partes del mundo. Por ejemplo, las casas blancas y las cúpulas de Altea transportan a la isla griega de Mykonos, mientras que calas como la del Moraig, situada tras el macizo del Puig Llorença, en la localidad de El Poble Nou de Benitatxell, recuerdan al Caribe por sus aguas cristalinas.
En el norte de la provincia también se puede encontrar un pedazo de Italia, con un paisaje que recuerda a uno de sus puntos más llamativos y coloridos. Cerca de la romántica ciudad de Venecia, a siete kilómetros al norte y a veinte minutos en vaporetto, se encuentra la pintoresca isla de Burano. Este enclave del archipiélago de la laguna veneciana, conocido por su producción de encaje de hilo, cautiva a todo el que se acerca con sus llamativas casas de colores.
Una imagen muy similar a las casas colgantes policromadas sobre el río Amadorio, que ya son el icono de Villajoyosa. Las fachadas coloridas de las antiguas casas frente al Paseo Marítimo de Villajoyosa pertenecieron a los primeros marineros que iniciaron la tradición de pintar sus viviendas con una paleta de vivos colores: amarillos, azules, rojos y verdes, ofreciendo una de las postales más fotografiadas de la localidad.
El origen de estos colores en Villajoyosa tiene una herencia marinera. Los pescadores decidieron pintar cada vivienda de un color diferente para poder reconocerlas a lo lejos a su regreso. Además, esto les permitía recibir mensajes de sus familiares mediante sábanas tendidas en los balcones. El color negro indicaba que alguien de la familia había fallecido mientras ellos estaban en alta mar, mientras que el blanco anunciaba el nacimiento de un nuevo miembro.
Esta tradición es idéntica a la de la localidad italiana de Burano. Los 4.000 habitantes de la isla están obligados a pintar las fachadas de sus hogares con tonos llamativos cada cierto tiempo. Hoy es una tradición y un atractivo turístico, pero se dice que antiguamente los marineros las pintaban así para poder encontrar sus casas los días de niebla.

Isla de Burano en Italia. istock
Pero Villajoyosa es mucho más que su estampa colorida. La joya de la Costa Blanca también cuenta con auténticas calas paradisíacas, como La Caleta o el Racó del Conill, que no tienen nada que envidiar a las más famosas del Mediterráneo.
Su casco antiguo ha sido declarado conjunto histórico-artístico y alberga la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida a mediados del siglo XVI en estilo gótico catalán. También destaca la Antigua Ermita de San Antonio, del siglo XVIII, que merece una visita para conocer la evolución arquitectónica del municipio.
Otro de los monumentos más representativos de Villajoyosa es su Cruz de Piedra, una señal que marcaba un antiguo cruce de caminos de origen romano. En la localidad se conservan dos cruceros romanos: el de la Creueta y el de la Creu de Pedra.