Nati Pérez, una de las empleadas de supermercados que en 2020 estuvo atendiendo a clientes en el Mercadona de Alicante.

Nati Pérez, una de las empleadas de supermercados que en 2020 estuvo atendiendo a clientes en el Mercadona de Alicante. M.H.

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Homenaje a los otros héroes de la pandemia en Alicante: Cristian y Nati recuerdan los días de nervios y aplausos

Supermercados y policías, los ejes que con el estado de alarma mantenían la seguridad y el abastecimiento en las casas.

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El domingo 15 de marzo de 2020 el confinamiento por el estado de alarma ya se aplicaba en España. Por las calles de Alicante circulaban los agentes de la Policía Nacional, como Cristian Clemente, y trabajadores de supermercados, como Nati Pérez. Ambos recuerdan lo que fueron aquellos días y el agradecimiento que aún perdura cinco años después.

"A las fuerzas policiales se nos informa de que, posiblemente, a partir de ese momento tendríamos que empezar a realizar un trabajo bastante diferente al que hasta entonces, realizábamos, con la finalidad de proteger y de intentar que lo que ya era una pandemia no se propagara más", recuerda Cristian de aquel primer día.

El coronavirus ya circulaba por toda España y no se sabía cómo detenerlo porque ni se sabía cómo se contagiaba. Nati, en la perfumería del Mercadona de la avenida Orihuela, recuerda que "nos quedábamos sin papel higiénico" o que se le acercaba la gente preguntando dónde estaba el líquido desinfectante: "Lo traíamos, pero se esfumaba".

Nati, como muchas otras cajeras o reponedores, tenía que mantener la calma frente a clientes "nerviosos" que buscaban productos que se convertían en de primera necesidad como el mencionado desinfectante. Hasta el punto que "lo tenía que dar de uno en uno a las personas, porque si no, una sola persona se llevaba todo".

"Todos los que tuvimos que prestar servicio en esas fechas en las que todo el mundo estaba confinado, tuvimos miedo de alguna manera u otra al contagio", reconoce Cristian. "Sobre todo la mayoría de los policías, el miedo que teníamos era el posible contagio a familiares nuestros", destaca.

Cuando el coronavirus pasó de verse como una gripe a una causa de muerte, la preocupación aumentaba. "Tú venías a trabajar, tenías contacto con gente que incumplía la normativa: un contacto que el resto de tu familia no tenía", prosigue el policía.

El trabajo de la Unidad de prevención y reacción durante la pandemia en 2020.

El trabajo de la Unidad de prevención y reacción durante la pandemia en 2020.

Frente a la incertidumbre, Nati cuenta los esfuerzos que hacían: "Intentábamos tranquilizarles" y a "la gente que tenía miedo de que no hubiera alimentos, de que no hubiera nada, en todo momento les decíamos que no iba a faltar absolutamente de nada en la tienda, que nosotros íbamos a estar ahí".

De lo que sí faltó inicialmente en todo Occidente fue de mascarillas y guantes. "Nosotros fuimos de los primeros en tener mascarillas higiénicas, desde el minuto uno la empresa nos dio medios de lo que sabíamos hasta ese momento cuando otros sectores no tenían mascarillas ni guantes", apunta Ramiro, gerente entonces del supermercado.

Cristian recuerda la burbuja que formaban los mismos agentes en la Unidad de Prevención y Reacción: "Comíamos juntos, cenábamos juntos, almorzábamos juntos, pasábamos aquí todo el día". Y así las furgonetas se convertían en una suerte de nuevo hogar con los tres o cuatro compañeros que circulaban en ellas.

La aplicación del estado de alarma recaía en los agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cuando este era un mecanismo legal que solo se había usado una vez en España.

"Al principio la incertidumbre era generalizada, tanto para nosotros como para el ciudadano. No solo era para el ciudadano que no tenía muy claro lo que podía y no podía hacer, sino que nosotros tampoco teníamos 100 % claro… Ya llegó un momento en que sí que eso se estipuló muy bien y quedó claro que solo los servicios esenciales podían salir", recuerda Cristian.

Y a eso se sumaba "el hecho de que las ciudades estuvieran totalmente vacías hacía que el que se dedica a robar estuviera viviendo en un paraíso. Seguía habiendo hechos delictivos, seguía habiendo gente que cometía infracciones del propio estado de alarma sin justificación".

Aplausos para todos

En la intensidad de aquellos días, a las ocho de la tarde Alicante como todas las ciudades y pueblos de España salía a las ventanas y balcones a aplaudir. "Nosotros hicimos esos aplausos como nuestros", cuentan ambos.

Nati se emociona y enseña hasta algunas de las tarjetas, dibujos de los niños o pasteles que les entregaban al realizar la compra, "por agradecimiento a todo lo que habéis hecho y todo lo que seguís haciendo".

"Llegó un momento incluso que algunos compañeros ponían las sirenas conforme para que los niños se asomasen a la ventana. Los sentíamos como nuestros y la verdad es que se agradecía por aquel entonces", concluye Cristian.