La calle Costa, en Zaragoza, hacia 1912.

La calle Costa, en Zaragoza, hacia 1912. E.E Zaragoza

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El primer barrio de lujo en Zaragoza que fue pionero en tener agua corriente: es como la zona de Salamanca en Madrid

El Ayuntamiento de Zaragoza ideó un plan para transformar este espacio en un nuevo barrio moderno dirigido a la clase burguesa.

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La Plaza de los Sitios de Zaragoza es mucho más que un simple espacio urbano. Este lugar es un testimonio vivo de la evolución de la ciudad, "un verdadero museo de arquitectura al aire libre que alberga las huellas de los arquitectos más importantes del siglo XX", expone Jesús Martínez, Historiador del Arte.

Este espacio, que durante años fue solo una huerta, hoy representa un conjunto de edificios, espacios y memorias históricas que merecen ser recordados y valorados. En sus primeros tiempos, lo que hoy conocemos como la Plaza de los Sitios era una huerta perteneciente al monasterio de Santa Ingracia, uno de los más grandes de Zaragoza.

Sin embargo, tal y como cuenta Martínez, el monasterio fue destruido tras los Sitios de Zaragoza en 1808, y la zona quedó como terreno vacío. A finales del siglo XIX, Zaragoza necesitaba expandirse, y el crecimiento de la ciudad comenzó a proyectarse a lo largo del Paseo de la Independencia.

En este contexto, el Ayuntamiento de Zaragoza ideó un plan para transformar este terreno en un nuevo barrio moderno, especialmente para la clase burguesa. A finales de siglo, el arquitecto municipal Ricardo Magdalena trazó las primeras manzanas de viviendas y calles que acabarían dando forma a lo que hoy es una de las zonas más representativas de Zaragoza.

La huerta de Santa Engracia comienzos siglo XX.

La huerta de Santa Engracia comienzos siglo XX. E.E Zaragoza

En un principio, la construcción no despegó debido a la falta de inversión y de iniciativa. Sin embargo, la llegada de 1908, año en el que se cumplían 100 años de los Sitios de Zaragoza, marcó un cambio significativo.

La Exposición Hispano-Francesa de 1908

Con el objetivo de conmemorar el centenario de los Sitios, el Ayuntamiento de Zaragoza organizó la Exposición Hispano-Francesa de 1908. Este evento tenía como fin mostrar la colaboración entre Francia y España 100 años después de la lucha en la ciudad, "pero la participación de Francia fue menor de lo esperado debido a que, paralelamente, Francia organizaba una exposición en Inglaterra". No obstante, la exposición en Zaragoza jugó un papel crucial en la urbanización de la zona.

Los terrenos de la antigua huerta fueron transformados en el recinto de la exposición, donde se construyeron tres edificios definitivos: el Museo Provincial, la Caridad (destinada a una institución benéfica) y la Escuela de Bellas Artes.

Estos edificios fueron los primeros de una serie de construcciones que, aunque modestas en número, marcarían la pauta para el desarrollo del nuevo barrio burgués de Zaragoza. En el centro de la plaza, se erigió el monumento a los Sitios, obra del escultor Agustín Querón, que aún se mantiene en pie.

Además de estos edificios permanentes, la exposición contó con pabellones provisionales, como el pabellón francés y el ministerio de Alimentación, que se construyeron con materiales temporales. A pesar de su corta duración —de mayo a octubre de 1908, con una prórroga de unos meses—, la exposición dejó una huella profunda en la ciudad.

El despertar de un nuevo barrio

Al principio, la zona de lo que ahora conocemos como la Plaza de los Sitios estaba situada en una parte de Zaragoza que, aunque muy cerca del centro de la ciudad, parecía estar "cerrada" o separada del resto del casco urbano. Esto se debía a la disposición geográfica y urbanística de la época.

Por un lado, la zona estaba limitada por el Paseo de la Independencia, que ya era una de las principales arterias de la ciudad. Pero, por el otro lado, el acceso a este nuevo espacio, que estaba ocupado por huertas y campos, estaba restringido debido a la falta de infraestructuras que lo conectaran con el resto de la ciudad.

En particular, había una barrera física en la forma de calles como la calle San Miguel, que no permitían el acceso directo a esta área. Además, detrás de esas casas y calles, lo que ahora sería la Plaza de los Sitios, había una especie de "vacío urbano" que dificultaba que la gente se sintiera atraída a esa zona.

El Gran Casino de la Expo en 1908.

El Gran Casino de la Expo en 1908. E.E Zaragoza

La gente pensaba que esa zona estaba "muy lejos", puesto que no estaba conectada de manera fácil o práctica con las zonas más transitadas de la ciudad. En ese contexto, la idea de ir hasta allí no era tan atractiva. Incluso, las calles que conectaban el centro con esa zona no estaban preparadas para facilitar el tránsito fluido de personas.

De hecho, uno de los objetivos de la Expo fue familiarizar a los zaragozanos con esta nueva zona y, sobre todo, atraer a los inversores para que se construyeran viviendas en el área. El evento tuvo un éxito notable y permitió que los zaragozanos empezaran a ver la zona como un lugar atractivo para vivir.

La zona comenzó a desarrollarse como uno de los barrios más exclusivos de Zaragoza. La urbanización del espacio trajo consigo una serie de mejoras y avances que definieron el modo de vida de la clase alta de la ciudad.

Un barrio moderno

Fue el primer barrio en contar con viviendas modernas, confortables y con servicios básicos como baños con agua corriente, aseos y calefacción. De hecho, la Plaza de los Sitios se convirtió en el primer lugar de Zaragoza en el que se instaló el agua corriente

A medida que la zona se fue consolidando, el barrio de la Plaza de los Sitios se fue llenando de edificios de gran valor arquitectónico. La zona fue testigo de la construcción de algunos de los edificios más emblemáticos de Zaragoza, como el Gran Hotel, la Delegación de Hacienda o el Colegio Gascón y Marín, muestra de que el área se iba urbanizando.

El barrio fue cuidadosamente planeado, con calles anchas, zonas ajardinadas y edificios de gran calidad que aún hoy definen el carácter de la zona. Y, así, la Plaza de los Sitios se convirtió en una de las zonas más cosmopolitas de Zaragoza, en la que se fundieron los ideales de modernidad y confort, atrayendo a la élite zaragozana de la época.

Las ferias del Pilar en la plaza de los Sitios, en los años 30.

Las ferias del Pilar en la plaza de los Sitios, en los años 30. E.E Zaragoza

Gracias a su ubicación estratégica, cerca del Paseo de la Independencia, pero a la vez alejada del bullicio y la insalubridad del centro histórico, la Plaza de los Sitios ofrecía a sus residentes un lugar tranquilo, elegante y de alto nivel.

Uno de los barrios más exclusivos

Hoy en día, la Plaza de los Sitios sigue siendo un referente de la arquitectura moderna zaragozana. A pesar de los cambios y transformaciones a lo largo de los años, la zona mantiene su esencia como uno de los barrios más exclusivos de la ciudad.

En la actualidad, la Plaza de los Sitios sigue siendo una de las áreas más valoradas, con numerosos restaurantes, bares y comercios que mantienen vivo el espíritu cosmopolita que se forjó a principios del siglo XX.