David, el zaragocista que ha convertido su casa en un museo: "Es una forma de mantener viva la historia del Real Zaragoza"
- El aragonés comenzó a recoger todos esos recuerdos de pequeño y ahora cuenta con múltiples reliquias de un valor incalculable.
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La afición del Real Zaragoza destaca por su grandeza, su fidelidad y su locura. La pasión por un equipo lleva a traspasar fronteras, mover cielo y tierra por apoyar a los tuyos o hacer acciones fuera de la lógica. Así pues, entre esas historias dignas de escuchar se encuentra la de David Lozano, un aragonés nacido en Uncastillo y fiel seguidor del Real Zaragoza.
Su amor por los colores azul y blanco le ha impulsado a recorrer los estadios de España y a gritar como nadie. Pero también, a preparar su museo particular con grandes reliquias del equipo maño.
A sus 36 años, puede presumir de que casi toda su vida ha estado ligada al Real Zaragoza, siendo abonado durante 27 temporadas. Tantos años de pasión zaragocista han conducido a contar con un auténtico santuario en casa. En esas cuatro paredes se encuentran más de 100 camisetas usadas por jugadores en partidos oficiales, valoradas en varios miles de euros. Además de más joyas.
Ese coleccionismo comenzó en su infancia. “De pequeño ya sentía fascinación por reunir cosas relacionadas con el Real Zaragoza, desde la primera vez que mi padre me llevó a La Romareda en la temporada 97/98”, recuerda David.
Entonces empezó por cromos, autógrafos de los héroes de la Recopa o posters de sus ídolos, con los que llenó su habitación. “Cada rincón tenía algo zaragocista: revistas, periódicos, fanzines…”, explica. Con los años, a esos detalles se le iban sumando bufandas en el techo o en la pared.
Camisetas de jugadores
Sin embargo, cuando el espacio se agotó, el zaragozano comenzó una colección que se convertiría en su favorita: las camisetas usadas por jugadores del Real Zaragoza en partidos oficiales. Y eso que al principio no le dio tanta importancia.
Tal y como cuenta el propio David, todo cambió en la temporada 2008/09 en Salamanca, cuando Alberto Zapater, otro de sus ídolos, le regaló su sudadera tras la finalización del encuentro: “No quería ni lavarla, porque su aroma era como tener un pedazo del partido conmigo. A partir de ahí, empecé a darle más valor a estas piezas únicas, aunque fue años después, apoyado por mi amigo Víctor, cuando me tomé la colección más en serio”.
A día de hoy, esta colección incluye camisetas de todo tipo: algunas regaladas directamente por los jugadores, otras adquiridas en portales de internet u otras recibidas desde Uruguay, Chile o Argentina.
Todas son especiales y tienen su historia detrás. Pero, en concreto, hay dos únicas. David se fue de vacaciones a Brasil y allí aprovechó para traerse las camisetas de Savio y Matuzalem, que le acogieron como si fuera de su familia.
Sin duda, esta colección no tiene precio y David no la cambiaría por nada en el mundo. Reflejo del amor que le guarda es la petición que le hizo Gilmar do Santos, exfutbolista brasileño, quien contactó con David para comprarle una de sus camisetas, ya que él mismo no conservaba su propia camiseta. “Aunque su oferta era tentadora, le dije que era invendible”, confiesa el joven.
Entre las joyas destacan las camisetas de Gustavo Poyet de 1992 o la de Diego Milito en la vuelta de las semifinales de Copa en el Santiago Bernabéu. También de grandes jugadores como David Villa, Zapater, Leo Ponzio, Pablo Aimar, Jamelli, Milosevic, Esnaider, Higuera, Aguado, Yordi, Toledo, además de camisetas de porteros como Láinez, Juanmi, Roberto o Leo Franco…
En este museo personal también hay espacio para creaciones únicas, como una réplica a tamaño real de la Copa del Rey, fabricada en una impresora 3D por piezas. Además, en la peana añadió las seis placas conmemorativas de las copas ganadas por el Real Zaragoza. A su vez, también tiene en mente recrear la Recopa de Europa de 1995 a tamaño real.
Con tanta historia y éxitos a su alrededor, a David le es imposible observarlo y no sentir nostalgia: “Cada vez que entro al museo y veo la Copa, me digo a mí mismo que vendrán tiempos mejores…”.
En definitiva, para este zaragocista de corazón, el coleccionismo no es solo una afición, sino su forma de mantener viva la historia del Real Zaragoza. Esta pasión le ha acompañado toda la vida, y está seguro de que seguirá haciéndolo hasta el final.