El refrán aragonés basado en un animal que el resto de España no entiende: es muy popular en Zaragoza
- Aragón cuenta con una larga lista de refranes populares y este destaca por tener un significado que describe el carácter enérgico de los aragoneses.
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Los refranes son pequeñas cápsulas de sabiduría popular que han pasado de generación en generación, reflejando la experiencia, el ingenio y el sentido común de quienes nos precedieron. Con frases simples y a menudo llenas de metáforas, los refranes nos enseñan lecciones sobre la vida, el tiempo, la naturaleza y el comportamiento humano. Son como consejos disfrazados de poesía cotidiana, que nos ayudan a comprender el mundo con un toque de humor y perspicacia.
El folklore y la cultura popular de Aragón han dado lugar a muchos refranes y dichos tradicionales que aún perduran y que, aunque muy comunes en Zaragoza y otras regiones aragonesas, pueden resultar enigmáticos para quienes no conocen su significado o contexto.
Entre ellos, destaca un refrán basado en un animal muy presente en el entorno natural aragonés: “Cuando las ranas veas brincar, coge la caña y ves a pescar”. Este dicho es una invitación a aprovechar el momento propicio, una lección que viene envuelta en la sabiduría popular aragonesa y que en gran parte de España puede sonar curiosa o confusa.
La frase “Cuando las ranas veas brincar, coge la caña y ves a pescar” es una metáfora que habla sobre la importancia de estar atento y aprovechar el momento adecuado. En Aragón, se usa para animar a las personas a actuar cuando las circunstancias son favorables, sin dilaciones ni indecisiones.
Las ranas suelen estar más activas en ciertos momentos, como después de una lluvia o cuando el nivel de los ríos es adecuado, lo que en el contexto rural señala una oportunidad para pescar, o cazar. Así, este refrán aragonés usa la imagen de las ranas —animales comunes en los ríos y charcas de la región— para simbolizar ese instante que no se debe dejar escapar.
Un refrán aragonés con raíces en la naturaleza y las costumbres
Los refranes y dichos de Aragón tienen una profunda conexión con la vida rural y la observación de la naturaleza. 'noviembre acabado, invierno empezado', 'En diciembre, la tierra duerme', 'Uvas y queso saben a beso'... Los aragoneses aprendieron a leer las señales de la naturaleza para saber cuándo y cómo actuar.
Las ranas, en particular, son animales que han inspirado varios refranes y creencias en Aragón, ya que su presencia y comportamiento estaban ligados a los ciclos de la lluvia y la fertilidad de los campos.
Este tipo de refranes basados en el comportamiento animal no es tan común en otras zonas de España, donde las costumbres y el lenguaje popular tienen sus propios matices.
En el resto del país, este refrán podría ser interpretado literalmente sin entender su significado más profundo. No obstante, la expresión se ha extendido en Aragón como una enseñanza de vida y se usa en contextos en los que es importante tomar una decisión a tiempo.
Zaragoza y su relación con las “ranillas”
Curiosamente, en Zaragoza, las ranas también son protagonistas en la geografía local. En en la margen izquierda del río Ebro, está la avenida de Ranillas, desde el puente de la Almozara hasta la pasarela del Voluntariado. En la zona encontramos pequeñas esculturas de estos anfibios que antaño abundaban en las orillas y zonas húmedas de la ciudad.
Las pequeñas ranas distribuidas por toda la avenida aparecieron en el 2008 en el marco de la Expo del Agua que se celebró aquel año en Zaragoza. Hay 610 esculturas de ranillas distribuidas desde el puente de la Almozara hasta la pasarela del Voluntariado, ocupando los muros, las fuentes y los bancos del parque.
La obra se concibió como una especie de homenaje a las ranas extinguidas que antiguamente poblaban la zona y que daban nombre al meandro, pero además es una llamada de atención sobre el deber que tiene el hombre de respetar y cuidar el medio ambiente.
Estos dos mensajes se transmiten con el habitual lenguaje lúdico y lleno de humor de Arrudi (el artista que presentó el proyecto), visible en la expresión curiosa y vivaracha de las ranillas así como en la divertida, y a veces picante, distribución que hace de las mismas a lo largo del parque. Las ranas siguen en Ranillas y nos recuerdan que hay que aprovechar las oportunidades, y decidirse a brincar.